Ciudad de México /
Por: Arnoldo Kraus
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
La única forma de no morir del todo consiste en escribir algunas palabras y transcribirlas en la última página de los libros. Otra vía para solicitarle a la muerte un pequeño interludio, un poco de paciencia, es copiar ciertas palabras, amoldar sus letras, formarlas y deformarlas, siguiendo su ritmo y el tiempo del tiempo. Después sigue lo mismo: escuchar los murmullos de las letras y verter su esencia en los cuadernos hambrientos por nuevas noticias. Todas las libretas, a partir de los primeros vocablos, pierden su virginidad y almacenan historias: la humanidad podrá desaparecer y la Tierra perderse en el espacio, no así la historia ni los mensajes leídos por otras personas.