Por: Octavio Gómez Dantés
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
El sistema de salud de Dinamarca está sustentado en tres elementos cuya construcción le tomó a ese país varias décadas: una altísima inversión en salud (10.8 % del PIB, el doble de la inversión de México) financiada con impuestos muy altos, una política de Estado en materia de bienestar social y una estructura organizacional extraordinariamente madura. A México le tomaría no menos de tres décadas cumplir con esas condiciones. Son seis las tareas de reconstrucción que debemos asumir para llevar al sistema mexicano de salud a la situación en que estaba antes de la debacle populista. En primer lugar, es necesario llevar el gasto en salud al nivel que tenía en 2015, que era de 6 % del PIB. El primer paso en este sentido es revertir los recortes al presupuesto de la Secretaría de Salud —que empezaron a mitad de la administración del presidente Peña Nieto y continuaron en ésta— llevándolo, a precios constantes, al nivel que tenía en 2015: 153 839 millones de pesos.