Por: Jesús Viejo González y Ana Fernanda Hierro Barba
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
La desconfianza en la democracia se puede atribuir, entre otras cosas, a altos niveles de percepción de corrupción y a la falta de eficiencia del gobierno para resolver apremiantes problemas públicos como la inseguridad o la desigualdad. Esta desconfianza resta legitimidad a las instituciones públicas puesto que las distancia de la ciudadanía. Una forma de responder a esta crisis es con un nuevo modelo de gobernanza democrática que se base en instituciones eficaces y responsables y, a su vez , mantenga una relación abierta y legítima entre la sociedad civil y el Estado. Como una forma de responder a este reto, en 2014 se creó el Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica (CONL). Esta es una innovación institucional que aspira a canalizar los conocimientos y esfuerzos de la sociedad civil hacia la propuesta constructiva y contribuir a la continuidad de los procesos y proyectos clave a través de los ciclos políticos sexenales. El origen del CONL se enmarca en la tradición empresarial regiomontana de invertir en su ecosistema social; además de ejemplos exitosos de colaboración y articulación intersectorial como la creación de Fuerza Civil e iniciativas ciudadanas de promover planes estatales colectivos. El factor diferenciador del CONL para asegurar su institucionalización es la creación de la Ley de Planeación Estratégica que define su configuración, funciones y le da la atribución de crear la visión de largo plazo del estado desde 2014.