El oro perdió brillo tras haber alcanzado un máximo histórico en la sesión anterior, un retroceso que se produce en la antesala de la decisión de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que mantiene a los mercados a la expectativa sobre el rumbo de las tasas de interés.
Esta mañana, el oro al contado caía 0.7 por ciento hasta los 3 mil 663.93 dólares por onza, después de haber tocado los 3 mil 702.95 dólares ayer.
El dólar avanzaba 0.2 por ciento, mientras que el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años rondaba mínimos de cinco meses, reflejando la cautela de los inversionistas frente al contexto económico y a la postura que adoptará la Fed.
Las previsiones apuntan a que el banco central recortará las tasas en un cuarto de punto porcentual, aunque las declaraciones de Jerome Powell, presidente de la Fed, serán clave para anticipar la trayectoria futura de la política monetaria.
El debate se intensifica tras los últimos datos de consumo en Estados Unidos y los llamados del presidente Donald Trump a aplicar un recorte “mayor”. En este escenario, Deutsche Bank elevó su previsión del precio del oro a 4 mil dólares por onza para 2026, apuntalando las expectativas de largo plazo para el metal.
En las últimas semanas el oro se había mantenido en terreno positivo, respaldado por el creciente interés de los inversionistas en activos de refugio en un contexto global de mayor incertidumbre económica.
Apenas el 15 de septiembre, el metal amarillo cerró la jornada bursátil en 3 mil 716.05 dólares por onza, registrando una ganancia de 44.65 por ciento, respecto a la misma fecha del año anterior, cuando cotizó en 2 mil 568.9 dólares.
Felipe Mendoza, analista de mercados financieros de la plataforma de inversiones ATFX Latinoamérica, confirmó que este metal precioso retomó protagonismo en los mercados internacionales como activo refugio, ante la incertidumbre por una combinación de factores como:
- Expectativa de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal.
- Tensiones comerciales provocadas por Estados Unidos.
- Compra sostenida de oro por parte de bancos centrales que buscan reducir su dependencia de dólar.
Indicó que lo anterior refuerza la percepción de que el metal ofrece estabilidad en un entorno de alta complejidad macroeconómica.
“El oro se mantiene como un termómetro de la aversión al riesgo global, y su avance responde a la búsqueda de estabilidad frente a la volatilidad monetaria y comercial”, señaló Mendoza para MILENIO.
El rol del oro como refugio
De acuerdo con el Foro Monetario Internacional (FMI), el oro atrae a los administradores de reservas de los bancos centrales como un refugio seguro en periodos de volatilidad económica, financiera y geopolítica, cuando el rendimiento de otros activos financieros alternativos es bajo.
Sin embargo, su valor le permite “brillar” durante crisis inflacionarias, recesiones o conflictos geopolíticos, y los inversionistas lo eligen como cobertura frente a depreciación de monedas y la caída de activos financieros.
A diferencia de las divisas, el oro no depende de la política de ningún país, lo que refuerza su atractivo.
¿Qué hay detrás de los picos de repunte?
En 2025, el interés por el metal precioso aumenta gracias a tres importantes factores:
- Política monetaria de la Fed: Ante la expectativa de recortes de la tasa de interés de la Reserva Federal, los mercados están descontando una bajada de un cuarto de punto por parte de la Fed el miércoles.
La sensibilidad ahora se centra menos en la medida en sí misma y más en los puntos y las orientaciones de Jerome Powell sobre el ritmo de la flexibilización.
- Tensiones comerciales: Los nuevos aranceles impuestos por la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incrementa la incertidumbre sobre la estabilidad del comercio global, por lo que el oro se vuelve un refugio frente a posibles disrupciones en cadenas de suministro y flujos de inversión.
- Compras de bancos centrales: De acuerdo con Mendoza, varios países están aumentando sus reservas de oro para diversificar y reducir la exposición al dólar, una estrategia que refuerza la confianza en el metal como activo seguro.
¿Qué tan seguro es el oro?
Felipe Mendoza destacó que no todo el mercado comparte la visión de que el oro sea un refugio infalible, ya que su precio también está sujeto a correcciones abruptas si la Fed adopta un tono más restrictivo de lo previsto o si el dólar recupera fuerza, y parte del rally reciente responde más a expectativas que a hechos consumados.
Además, señaló que el posicionamiento especulativo y la competencia de otros activos defensivos, como bonos soberanos o divisas fuertes, podrían limitar su avance.
En este sentido, el oro se mantiene como un termómetro de la aversión al riesgo global, pero su trayectoria dependerá de que las tensiones comerciales persistan y de que la política monetaria estadounidense confirme el sesgo expansivo que hoy descuenta el mercado.
Antonio Montiel, director de análisis de ATFX Education, señaló que el metal precioso experimentó un breve período de consolidación, condicionado por la espera de nuevos datos de inflación y el impacto de indicadores económicos divergentes.
“Desde el punto de vista técnico, el activo mantiene una tendencia estructuralmente alcista, aunque sigue dependiendo de la ruptura de resistencias próximas a los máximos recientes para sostener un nuevo impulso de apreciación más significativo”, concluyó.
¿Vale la pena invertir en oro?
En los últimos años, de acuerdo con el banco BBVA, factores como la pandemia, los conflictos bélicos, las tensiones geopolíticas y el repunte inflacionario, han alimentado esa búsqueda de seguridad y han impulsado el precio del oro hasta máximos históricos.
“El relato sobre la inversión en metales preciosos, especialmente el oro, suele comenzar con una máxima sencilla pero poderosa: en tiempos de inestabilidad y turbulencia, los inversores tienden a refugiarse en estos activos, que se perciben como los más seguros del mercado”, precisó.
Por otro lado, BBVA sugiere la opción de invertir en acciones de empresas mineras de metales preciosos.
“En esta vía, no se invierte de forma directa en los metales preciosos, sino en las empresas que se ocupan de su extracción, refinería y venta. Es decir, se trata de una inversión clásica a través de la compra de acciones en una compañía, con la particularidad de que el negocio al que se dedican es la minería de metales preciosos”, señaló.
Sin embargo, BBVA afirma que es necesario tener en cuenta que en esta inversión no solo influyen las fluctuaciones en el precio del metal precioso, sino también la propia gestión de la compañía.
“Es decir, al oro podría irle muy bien, pero si la empresa toma malas decisiones o no tiene una gestión adecuada, el precio de las acciones podría caer, dejando a los inversores en peor situación que si hubiesen escogido una vía más directa”, concluye.
MRA