Para Stonemaier Games, será cuestión de suerte si la tregua comercial entre Estados Unidos y China puede salvar la Navidad.
El acuerdo del presidente Donald Trump con Beijing la semana pasada llegó justo a tiempo para que la editorial de juegos de mesa, con sede en San Luis, Misuri, pueda planear los pedidos para fin de año con su proveedor con sede en Shenzhen con aranceles reducidos.
Sin embargo, la producción para la temporada navideña seguirá siendo “mucho más modesta de lo habitual”, dice Jamey Stegmaier, director de la compañía de propiedad privada que produce juegos de estrategia como Wingspan. “Hay demasiada incertidumbre”.
La compañía presentó una demanda junto con otras 10 pequeñas empresas para impugnar la autoridad de Trump para imponer aranceles. “No hubo un debido proceso, solo un agente del caos que elevó los aranceles de 20 a 145 por ciento en una semana”, añade Stegmaier.
En Wall Street, el recuerdo del “día de la liberación” se desvanece rápidamente, con el índice de referencia S&P 500 que repunta hasta alcanzar niveles casi récord este año, después de registrar fuertes pérdidas luego del desorden del 2 de abril.
Pero para la economía real del ciudadano común, el sufrimiento perdurará, ya que el enfoque caótico del presidente para reformar el sistema de comercio mundial mina la confianza en una economía, que según se diseñó para ayudar.
Si bien el índice de precios al consumidor de abril subió menos de lo esperado, la mayoría de los economistas creen que el costo de los bienes pronto aumentará. Diane Swonk, economista jefe de KPMG US, dice que la lectura del mes pasado podría ser “el último dato de inflación moderada por un tiempo”.
Y las tensiones comerciales aún no terminan. Otro punto crítico en la política comercial del presidente --un nuevo plazo de 90 días para las conversaciones con China, tras el cual los aranceles podrían volver a subir-- llegó para contribuir al clima de incertidumbre.
“El mercado cree exageradamente en el acuerdo”, dice Steve Hanke, economista de la Universidad Johns Hopkins, que trabajó como asesor de Ronald Reagan. “Trump todavía cree que dirige Trump Enterprises, no la economía estadunidense”.
Si bien la distensión redujo las probabilidades de una recesión grave, el manejo de la guerra comercial por parte del presidente estadunidense podría seguir proyectando una sombra durante el resto de 2025, deshaciendo años de crecimiento estelar y aumentando la posibilidad de un episodio de estanflación que dejaría a los responsables de la formulación de políticas de la Reserva Federal (Fed) en una posición difícil.

La preocupación se intensificó después de la decisión de Moody’s de retirar a EU su calificación crediticia triple A, tras advertir que el déficit federal se ampliará a casi 9 por ciento del PIB para 2035, frente a 6.4 por ciento del año pasado.
La ansiedad se extiende a todas las economías vinculadas a EU. Valdis Dombrovskis, comisionado de economía de la Unión Europea, declaró al Financial Times (FT) que la guerra comercial mundial tuvo un impacto negativo considerable en sus propias previsiones, que revelaron una drástica rebaja de las perspectivas de crecimiento mundial. Esto “genera efectos negativos en la confianza que afectan, sobre todo, a las decisiones de inversión”.
El acuerdo entre EU y China “reparó una buena parte del daño”, dice Jason Furman, economista de la Universidad de Harvard, que trabajó en el Consejo de Asesores Económicos de Barack Obama. “Pero seguiremos teniendo mucha inflación y vamos a seguir con un crecimiento más lento. Y todavía no sabemos cómo terminará esta situación”.
Un alivio temporal en aranceles
El alivio entre los inversionistas mundiales, luego del acuerdo del secretario del Tesoro de EU, Scott Bessent, con el viceprimer ministro chino, He Lifeng, en Ginebra hace una semana es comprensible.
En su punto álgido, el caos elevó la tasa arancelaria efectiva estadunidense a cerca de 26.8 por ciento, la más alta desde 1903, según el Laboratorio de Presupuesto de Yale, y provocó que se congelara el comercio entre EU y China durante un mes.

El desplome de los volúmenes de envío transpacífico llevó a los minoristas a advertir sobre estantes vacíos, y al presidente a decirles a los niños estadunidenses que se conformaran con “dos muñecas en lugar de 30” en la temporada navideña.
Las empresas estadunidenses respondieron reduciendo la producción. Church & Dwight, fabricantes del bicarbonato de sodio Arm & Hammer y los condones Trojan, anunció que vendería o cerraría sus negocios de depilación Flawless, el del cepillo de dientes eléctrico Spinbrush y el de la cebolla de la regadera Waterpik para mitigar una “parte significativa” de su exposición a los aranceles, que estimó en 190 millones de dólares (mdd) durante los siguientes 12 meses.
Incluso los que desde hace tiempo apoyaban las políticas a favor de la fabricación en EU de Trump se sintieron desconcertados.
EL DATO26.8 por ciento se elevó la tasa arancelaria efectiva estadunidense
La más alta desde 1903, según el Laboratorio de Presupuesto de Yale.
“El 1 de enero, me sentí bien. Trump tenía un plan a favor de las empresas y a la fabricación, y yo me sentía optimista”, dice Harry Moser, presidente de Reshoring Initiative. “El 2 de abril, sentí que complicó el asunto y que se excedió con la mayoría de los países, incluidos nuestros aliados”.
En las reuniones de ministros de finanzas celebradas en Washington el mes pasado, Bessent comenzó los intentos de encaminar a la administración estadunidense hacia una distensión. El secretario del Tesoro trató de tranquilizar a sus homólogos al asegurarles de que el periodo de máxima inestabilidad había pasado, según los participantes.
Esto culminó en el acuerdo que evitó una desvinculación drástica de las economías china y estadunidense, al reducir drásticamente sus respectivos aranceles en 115 puntos porcentuales durante 90 días. Las esperanzas de pactos comerciales con otros países se vieron impulsadas por un acuerdo previo entre EU y el Reino Unido.
Sin embargo, incluso cuando la situación se calma, las empresas y los inversionistas siguen advirtiendo sobre daños duraderos.
Según el Laboratorio de Presupuesto de Yale, la tasa arancelaria efectiva promedio de EU se mantiene en 17.8 por ciento, más de siete veces el nivel de 2.5 por ciento que Trump heredó al comenzar su segundo mandato.
Una presión constante por aranceles
Los aranceles entre EU y China “siguen siendo mucho más altos que hace unos meses, al igual que los aranceles de muchos países más”, dice Karen Dynan, economista del Instituto Peterson y antigua economista jefe del Tesoro de EU durante la administración Obama. “Por lo tanto, los aranceles siguen ejerciendo una presión significativa sobre los consumidores y las empresas”.
A pesar de que pocos esperan el regreso de gravámenes de hasta 145 por ciento, las barreras del presidente a los productos chinos todavía parece que están destinadas a provocar un aumento de precios en los minoristas estadunidenses.

Muchos ayudaron a evitar algunos aumentos de precios al anticipar las importaciones antes del 2 de abril, pero se espera que esa ventaja se disipe rápidamente.
Walmart, el grupo minorista más grande con más de 550 mil mdd en ventas en EU, advirtió sobre el encarecimiento de los útiles escolares y los regalos navideños a finales de este año. “Incluso con los niveles reducidos, los aranceles con un nivel más alto tendrán como resultado precios más altos”, dijo el director ejecutivo Doug McMillon, en una teleconferencia sobre resultados. (En respuesta a una publicación en redes sociales, Trump instó a Walmart a “ASUMIR LOS ARANCELES y no cobrar NADA a sus valiosos clientes”).
El Laboratorio de Presupuesto de Yale dice que la familia estadunidense promedio pagaría 2 mil 800 dólares más por la misma canasta de productos comprada el año pasado, si los aranceles se mantienen en su nivel actual, con los hogares de bajos ingresos más expuestos.
Los productos chinos que se venden en EU ya experimentaron significativos aumentos en los precios minoristas, según un análisis de datos de alta frecuencia de PriceStats, realizado por Alberto Cavallo, de la Escuela de Negocios de Harvard.
Pero no solo los aranceles están elevando los costos. La eliminación, el 2 de mayo, de la exención conocida como “de minimis” —que permitía importar desde China productos con un valor inferior a 800 dólares sin pagar aranceles y con trámites mínimos— también encarecerá los precios y reducirá la oferta.
“Lo que terminamos haciendo con la exención de minimis es convertir las cadenas de suministro en comida rápida: se espera que sea rápida y barata. Como consumidor, simplemente entramos en internet y decimos: ‘Quiero pedir esta camisa, quiero pagar el precio más bajo posible y la quiero mañana por la noche’”, dice Bernie Hart, vicepresidente de aduanas de la empresa global de logística Flexport. “Estamos eliminando esa exención poco a poco”.
Este cambio ya afecta la mentalidad corporativa. En los datos de AlphaSense que se recopilaron para el FT, se muestra que el número de llamadas de analistas, que mencionaron la exención de minimis se disparó de cinco en todo 2024 a 28 veces solo en los últimos 30 días.
Después de las conversaciones de Ginebra, también se redujo el arancel para los bienes con un valor inferior a 800 dólares, pero los importadores aún se enfrentan a una montaña de trámites que, para muchas pequeñas empresas, resultará prácticamente imposible de completar.

“El nivel de detalle que se espera es bastante alto”, dijo Brie Carere, vicepresidenta ejecutiva y directora de atención al cliente de FedEx. “Por lo tanto, no solo hay una barrera financiera inmediata. Hay una auditoría, una barrera de cumplimiento”.
Aun así, muchas compañías estadunidenses creen que la eliminación de la exención de minimis va a beneficiarles en el largo plazo, perjudicando más a sus rivales chinos del comercio electrónico, como Temu y Shein, que a ellas mismas.
“La moda ultrarrápida libre de impuestos que inundó el mercado estadunidense en los últimos años sin duda ejerció cierta presión sobre nuestra competitividad de precios”, dijo James Reinhart, director ejecutivo de la tienda de segunda mano en línea ThredUp. “Creemos que el fin de la exención de los minimis probablemente provocará un aumento de los precios de estos productos y reducirá los volúmenes de producción”.
La segunda época dorada
Funcionarios del gobierno dicen que la economía estadunidense --la que tiene un desempeño destacado a nivel mundial desde la pandemia-- se mantiene sólida.
En las últimas semanas, Bessent afirmó que los planes de Trump de hacer permanentes sus recortes de impuestos de 2017 y desregular la vivienda, la energía y las finanzas, junto con los aranceles, marcarán el comienzo de una “época dorada”.

Arthur Laffer, economista conocido por la epónima “curva de Laffer”, que sostiene que reducir las tasas de impuestos puede aumentar los ingresos recaudados, dice que extender los recortes de 2017, algo que se espera que el Congreso haga durante el verano, produciría resultados “espectacularmente maravillosos” para la economía estadunidense.
Otros no están de acuerdo, y dicen que las medidas plantean la posibilidad de una crisis fiscal. Moody’s dijo que la extensión añadiría más de 4 billones de dólares al déficit de EU durante la próxima década, citándolo como parte de la razón para rebajar su calificación crediticia.
Laffer, asesor de varios presidentes republicanos de EU, entre ellos Richard Nixon, Reagan y Trump, cree que la administración eventualmente reducirá los aranceles a niveles que impulsen el libre comercio.
“Es muy probable que estemos en un momento de transformación”, declaró Laffer al FT. “No todo está decidido. Tenemos un largo camino por recorrer. Pero desde mi perspectiva, el panorama se ve cada día más prometedor”.
Sin embargo, aunque los datos duros muestran pocas señales de daño por los aranceles hasta el momento, las encuestas de confianza empresarial y del consumidor apuntan a un clima pesimista. El indicador de confianza de la Universidad de Michigan, al que se le presta mucha atención, alcanzó su segundo nivel más bajo registrado en mayo y mostró que incluso los republicanos no están contentos con las políticas económicas de Trump.
EL DATO2 mil 800 dólares más pagará una familia
Estadunidense promedio por la misma canasta de productos comprada el año pasado.
Misty Skolnick, copropietaria de Uncle Jerry’s Pretzels, una pequeña panadería de propiedad familiar que opera en Pensilvania, dice que las ventas ya bajaron, ya que el caos del 2 de abril creó un “efecto dominó” en toda la economía. “La gente no está segura de lo que está sucediendo”, dice. “Gastar dinero en un pretzel artesanal no es necesariamente su prioridad en este momento”.
Muchos economistas todavía predicen un crecimiento anémico. “El impacto en la confianza del consumidor y de las empresas ha sido muy negativo, afectando las decisiones de inversión en capital y gasto en los próximos meses”, dice Nikolay Markov, economista de Pictet Asset Management, que todavía pronostica una expansión de 1.1 por ciento en 2025, menos de la mitad de 2.8 por ciento del año pasado. “Hay un potencial alcista, pero no hasta el punto de que necesitemos revisar la inflación al alza ahora”.
Que el aumento de precios se incorpore o no en los cálculos de inflación futura de las empresas y los hogares será crucial para determinar si la Fed se sentirá capaz de recortar las tasas de interés desde su nivel actual, de entre 4.25 y 4.5 por ciento.
El vicepresidente de la Fed, Philip Jefferson, dijo el 14 de mayo que “ajustó a la baja las expectativas de crecimiento económico de este año” luego de la entrada en vigor de los aranceles, que, según predijo, de mantenerse van a impulsar el aumento de precios.

La persistencia del impacto de los aranceles en los precios dependerá también de si las empresas consideran que sus clientes estarán dispuestos a aceptar precios más altos.
La publicación del IPC de abril mostró señales de una caída en el llamado gasto discrecional, lo que indica que las políticas de Trump podrían estar ya afectando la demanda. Las tarifas de las aerolíneas y los hoteles cayeron drásticamente, mientras que el costo de los eventos deportivos se desplomó más de 12 por ciento intermensual.
Julie Drews, copropietaria de The Brew Shop, una empresa especializada en cerveza, en Arlington, un próspero suburbio cerca de Washington, cree que podría ser difícil trasladar los costos adicionales en un momento en que sus clientes ya se enfrentaron a una oleada tras otra de inflación después de la pandemia.
“No quiero volver a subir los precios”, dice Drews. “Siento que la gente sigue siendo sensible”.
Vance Sine, gerente de la empresa minorista California Electric Supply, cree que sus proveedores podrían dejarle pocas opciones. “Casi parece una forma de sacar tajada: como todos suben los precios, se lanzan”, dice Sine, cuyo negocio está en la ciudad de Chula Vista, cerca de la frontera con México.
Por ahora, persiste la incertidumbre. “Habrá alivio ahora que se suavizaron los aranceles, pero (los importadores) no pueden seguir como si nada hubiera pasado”, dice Peter Sand, de la empresa de datos de envíos Xeneta. “Si hemos aprendido algo en los últimos meses, es a esperar lo inesperado”.
OMM