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La economía mundial colapsa y es vital planear la reapertura

Opinión. ¿Qué debemos hacer para manejar este desastre? Una respuesta es no abandonar los cierres antes de que la tasa de mortalidad sea controlada; ahora no se debe escatimar ningún gasto en salud.

En su última Perspectiva Económica Mundial, el FMI llama a lo que está sucediendo ahora el “Gran Confinamiento”. Prefiero el “Gran Cierre”: esta frase capta la realidad de que la economía global se colapsaría incluso si los responsables de la formulación de políticas no estuvieran imponiendo cierres de emergencia y se pudieran quedar en el colapso incluso después de que terminen los cierres de emergencia. Sin embargo, independientemente de cómo les llamemos, esto está claro: es la mayor crisis que ha enfrentado el mundo desde la Segunda Guerra Mundial y el mayor desastre económico desde la Depresión de la década de 1930. El mundo entró en este momento con divisiones entre sus grandes potencias e incompetencia en los más altos niveles de gobierno de proporciones aterradoras. Pasaremos por esto, pero ¿hacia qué?

Incluso ya en enero el FMI no tenía idea de lo que estaba a punto de ocurrir, en parte porque los funcionarios chinos no informaban unos a otros, y mucho menos al resto del mundo. Ahora estamos en medio de una pandemia con enormes consecuencias. Sin embargo, todavía hay muchas cosas que no están claras. Una incertidumbre importante es hasta qué punto los dirigentes miopes responderán a esta amenaza mundial.

Por lo que vale cualquier pronóstico, el FMI sugiere ahora que la producción mundial per cápita se contraerá 4.2 por ciento este año, mucho más del 1.6 por ciento que se registró en 2009, durante la crisis financiera mundial. 90 por ciento de todos los países va a experimentar un crecimiento negativo del producto interno bruto real per cápita este año, en comparación con 62 por ciento en 2009, cuando la sólida expansión de China ayudó a amortiguar el golpe.

En enero, el FMI pronosticó un crecimiento suave este año. Ahora proyecta una caída de 12 por ciento entre el último trimestre de 2019 y el segundo de 2020 en las economías avanzadas y de 5 por ciento en los países emergentes y en desarrollo; pero, de manera optimista, se pronostica que el segundo trimestre será el punto más bajo. A partir de entonces, espera una recuperación, aunque se proyecta que la producción en las economías avanzadas se mantendrá por debajo de los niveles del cuarto trimestre de 2019 hasta 2022.

Esta “base de referencia” supone la reapertura económica en la segunda mitad de 2020. De ser así, el FMI pronostica una contracción global de 3 por ciento en 2020, a la que le seguirá una expansión de 5.8 por ciento en 2021. En las economías avanzadas, el pronóstico es de una contracción de 6.1 por ciento este año, a lo que le seguirá una expansión de 4.5 por ciento en 2021. Todo esto puede resultar demasiado optimista.

El FMI ofrece tres escenarios alternativos serios. En el primero, los cierres de emergencia duran 50 por ciento más que la base de referencia. En el segundo, hay una segunda ola del virus en 2021. En el tercero, estos elementos se combinan. Bajo cierres más largos este año, la producción global es 3 por ciento menor en 2020 que en la base de referencia. Con una segunda oleada de infecciones, la producción global estaría 5 por ciento por debajo de la base de referencia en 2021. Con ambas desgracias, la producción mundial será casi 8 por ciento por debajo de la base de referencia en 2021. Bajo esta última posibilidad, el gasto público en economías avanzadas sería 10 puntos porcentuales más en relación con el PIB en 2021 y la deuda pública 20 puntos porcentuales más en el mediano plazo que en la base de referencia que ya es desfavorable. No tenemos una idea real de cuál será la más correcta. Puede ser aún peor: el virus podría mutar; la inmunidad para las personas que ya fueron infectadas podría no durar; y una vacuna podría no estar disponible. Un microbio derribó toda nuestra arrogancia.¿Qué debemos hacer para manejar este desastre? Una respuesta es no abandonar los cierres antes de que la tasa de mortalidad sea controlada. Será imposible reabrir las economías con una epidemia atroz, un número cada vez mayor de muertos y el colapso de los sistemas de salud. Incluso si se nos permitiera comprar o volver a trabajar, muchos no lo harían. Pero es esencial prepararse para ese día, creando capacidades muy mejoradas para hacer pruebas, dar seguimiento, poner en cuarentena y tratar a las personas. Ahora no se debe escatimar ningún gasto en esto o en la inversión en la creación, producción y uso de una nueva vacuna. Sobre todo, como se afirma en el ensayo introductorio de un informe del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington sobre el papel esencial del Grupo de los 20 países líderes: “En pocas palabras, en la pandemia de covid-19, la falta de cooperación internacional significará que morirá más gente”. Esto es cierto en la política de salud y en asegurar una respuesta económica global efectiva. Tanto la pandemia como el Gran Confinamiento son eventos mundiales. La ayuda con la respuesta sanitaria es esencial, como subraya Maurice Obstfeld, ex economista jefe del FMI, en el informe. Sin embargo, también lo es la ayuda económica para los países más pobres, mediante el alivio de la deuda, subsidios y préstamos baratos. Se necesita una nueva y enorme emisión de derechos especiales de giro del FMI, con la transferencia de asignaciones innecesarias a los países más pobres. 

El comercio debe fluir libremente

El articulista destaca que el nacionalismo económico de suma negativa que impulsó a Donald Trump durante su mandato como presidente de EU, e que incluso ha surgido dentro de la Unión Europea, es un grave peligro. Afirma que es necesario que el comercio fluya libremente, especialmente (pero no únicamente) en equipos y suministros médicos. Si la economía mundial se desmorona, como sucedió en respuesta a la Depresión, la recuperación se arruinará, si no es que muere.

Conclusiones poco alentadoras

El articulista hace un llamado a controlar la enfermedad e indica: Debemos invertir masivamente en sistemas para manejar la pandemia después de que se den por terminados los cierres actuales. Gastar lo que sea necesario para proteger de las consecuencias a la población como a nuestra economía. Debemos ayudar a miles de millones de personas que viven en países que no pueden ayudarse a sí mismos. Y recordar sobre todo que en una pandemia, ningún país es una isla. No conocemos el futuro. Pero sí sabemos cómo debemos tratar de darle forma. ¿Lo haremos? Esa es la pregunta. Le tengo mucho miedo a nuestra respuesta.


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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Notivox Diario.

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