Brenda Montoya, una joven emprendedora, sueña con regresar a Torreón para que su negocio crezca en grande.
Además de ser ama de casa, cuidar a sus dos hijas de 1 y 2 años, se dedica a la venta de joyería en Ramos Arizpe y Saltillo.
La joven creció en la Colonia Rincón de Merced, estudió hasta bachillerato en Preparatoria La Laguna, a los 18 años empezó a trabajar en una tienda de materia prima para la elaboración de joyería de fantasía.
Aunque deseaba estudiar la carrera de Relaciones Humanas, en la Universidad Autónoma de Coahuila, no logró ser admitida en la Unidad Laguna, lo intentó en tres ocasiones y al no conseguirlo optó por la carrera de Psicología en una institución privada, sin embargo a los 21 años de edad contrajo matrimonio y abandonó sus estudios.
En 5 de enero de 2015, con apenas un día de casada y un montón de sueños, llegó a Ramos Arizpe, el trabajo de su esposo ameritaba que se establecieran en esa ciudad industrial.
Luego de un par de meses y con la intención de no estar tanto tiempo sola en casa, Brenda consiguió empleo de media jornada, esto la distraía y la motivaba, además ayudaba a no sentirse tan fuera de lugar en una ciudad que no conocía.
El gusto le duró poco, pues apenas habían pasado tres meses cuando supo que la familia pronto tendría un nuevo integrante, el embarazo de su primer hija haría que Brenda dejara el trabajo para permanecer en casa todo el tiempo.
El encierro, el embarazo y la lejanía de sus seres queridos, provocaron que la joven mujer se sintiera deprimida y nostálgica la mayor parte del tiempo, sin embargo fue de esa pequeña crisis que un gran proyecto surgiría.
Para mantener su mente distraída y a manera de terapia ocupacional, Brenda rescató todas las piezas y materiales que había acumulado en el tiempo que trabajó en la joyería, puso manos a la obra y empezó a elaborar collares y pulseras para mantener la mente activa.
El esfuerzo no quedaría ahí, su visión emprendedora la llevó hasta la papelería de la misma calle en que vivía, convenció a la dueña de vender sus piezas, esta papelería se convirtió en su primer punto de venta.
En poco tiempo consiguió que una estética también exhibiera y vendiera sus productos, pero Brenda no se conformó, por lo que buscó más escaparates para sus productos, en 2017 ya había logrado tener tres puntos de venta.
Brenda seguía muy motivada y postuló para formar parte de un mercado de artesanías denominado 'Meraki' en Saltillo, así como para ser parte de una pequeña Expo Artesanal 'Mi Pueblo'.
Lo que empezó como una actividad para pasar el tiempo, ahora se ha convertido en una oportunidad empresarial para una joven lagunera.
No pierde la esperanza de poder regresar a Torreón con su esposo y sus dos hijas, donde con el apoyo también de sus padres, visualiza que podrá acrecentar su pequeño proyecto a una empresa en grande.
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