Emily García Montiel, es una empresaria duranguense y académica que busca en cada proyecto generar mejores condiciones de vida.
Creadora de '618 Mezcal', lo que comenzó como una tarea escolar, ahora es un producto que se exporta a diversos países del mundo.
Al cursar la carrera de Comercio Exterior y Aduanas, se le inculcó el que cada acción impacte en los lugares donde lo aplica.
En su primero proyecto en la maestría en Negocios, comenzó con el diagnóstico sobre la incipiente industria del mezcal. Con un estudio por las vinatas de la entidad, propone la comercialización formal del destilado, primero en Japón.
Recordó que en ese tiempo no conocía la barrera, ni la reglamentación para exportar un producto, asunto que lleva hasta 3 años.
En ese tiempo el mezcal no estaba valorado en el país y para Japón era importante el diagnóstico, por lo que inició a analizar las diferentes marcas de ese momento.
"618 Mezcal" es una marca empática con el tema forestal, Emily junto con sus tíos, inició un producto no maderable.
Comenzó con los experimentos de diversos envases y empezó la venta con personas conocidas.
La marca poco a poco se fue posicionando y se convirtió en las primeras que tuvieron en regla el Padrón de Contribuyentes de Bebidas Alcohólicas, marbetes fiscales y sobre todo la certificación por el Consejo Regulador del Mezcal.
Para darle seguimiento al producto, decide dedicarse a la investigación y realizar un doctorado en Ciencias Agropecuarias y Forestales.
Visitó 42 ejidos y realizó 21 certificados, para conocer si impactaba en la economía de los habitantes de la zona la producción del mezcal.
Actualmente trabaja con miembros de las mesas directivas del Centro de Certificación Internacional, uno de ellos en la Universidad de Santiago de Compostela, España y otro en los Estados Unidos, también en la Universidad Juárez del Estado de Durango.
Certificación en minería
El último proyecto en el que trabaja, es la certificación en minería para el sector social, se generará una dinámica sin impacto ambiental en el ejido Pueblo Nuevo en la Sierra Madre Occidental, además de que se cuenten con protocolos de trabajo.
Recalcó que lo que se busca es apoyar a cualquier ejidatario que no cuenta con los grandes recursos para la explotación mineral.
Se busca incentivarlos para que estandaricen sus propios procesos y se certifiquen, si se logra por medio de la mina ecológica, Durango sería punta de lanza a nivel nacional.
Dijo que ya con la certificación se tendría acceso a mejores precios que se encuentran establecidos en Londres. Además de bonos en dólares por cada kilo que se extraiga de manera certificada.