Un crimen atroz sacude a la comunidad de Resistencia, Chaco, en Argentina, tras encontrar los restos de un padre de familia escondidos en un refrigerador.
La búsqueda de un hombre de 66 años, Rogelio Gauna, terminó de la peor manera cuando su cuerpo fue hallado dentro de un refrigerador en la casa que compartía con su hijo, quien ahora es el principal sospechoso.
La investigación apunta a un trágico final motivado por las adicciones del detenido, Marcos Antonio Gauna, de 27 años.
La desaparición que encendió las alarmas
Todo comenzó el jueves 14 de agosto, cuando Rogelio fue visto por última vez. Había cobrado su jubilación, un detalle que, según los investigadores, pudo haber desatado una discusión fatal con su hijo Marcos.
A partir de ese momento, el joven empezó a dar versiones contradictorias sobre el paradero de su padre. "Mi hermano del medio me dice que mi padre había viajado al interior a hacer unos trabajos. Y bueno, le creí esos dos días, jueves y viernes", relató Fernando Gauna, el hijo mayor de la víctima, a Noticiero 9.
Las excusas de Marcos no tardaron en generar sospechas. La familia notó un olor insoportable en la casa, aunque el joven intentó justificarlo diciendo que provenía de un frigorífico en desuso. Finalmente, Fernando y un vecino decidieron hacer la denuncia, lo que activó el protocolo de búsqueda.
Un allanamiento que destapó el horror
Cuando la policía llegó a la vivienda, las contradicciones de Marcos se hicieron más evidentes. "Daba diferentes versiones y estaba totalmente nervioso, no quería que los policías ingresaran a la casa, era llamativo", revelaron fuentes policiales a medios locales.
Ante la falta de colaboración, las autoridades ingresaron a la propiedad. El hedor era "insoportable", según describió Fernando. La búsqueda los llevó finalmente al refrigerador, donde encontraron el cuerpo de Rogelio en posición fetal.
El resultado preliminar de la autopsia era contundente: Rogelio murió por asfixia mecánica, estrangulado con las manos. "Rogelio tenía un hueso del cuello fracturado, lo que demuestra que lo estranguló", confirmó la fiscal del caso. La fecha de muerte coincide con el día en que fue visto con vida por última vez.
Adicción y violencia: el trágico trasfondo
La investigación rápidamente se centró en las adicciones del sospechoso. Fernando Gauna no dudó en señalar que su hermano consumía cocaína. "Mi hermano consumía cocaína, dos veces estuvo internado, ya era incontrolable, perdió su familia, ya robaba, estaba incontrolable".
El móvil del crimen, según las declaraciones de los familiares, habría sido el dinero que Rogelio acababa de cobrar. Marcos, en su desesperación por conseguir drogas, solía pedir dinero a sus padres o vender objetos de la casa. "A mi madre también le pedía, hasta que ella le cortó todo", agregó Fernando.
Si bien Marcos habría confesado el crimen durante la investigación, la fiscal indicó que esas declaraciones "nada de lo que dijo el imputado en el momento del hallazgo del cuerpo puede ser utilizado en la investigación”. El joven fue trasladado para pericias y se esperaba su indagatoria.
Un amigo recuerda a la víctima
Rubén, un amigo cercano de la víctima, expresó su dolor ante la tragedia. "Rogelio Gauna era mi amigo, un ser de esos que quedan muy poco, siempre tendiendo una mano a todos sus amigos, vecinos a cualquier ser humano que necesitara algo, pero la miseria humana hoy se cobró algo muy caro", dijo a Clarín.
Visiblemente afectado, Rubén sentenció: "Si lo mató un hijo con ayuda de la maldita droga y malos ejemplos, no encuentro nada, pero nada, que justifique una pelea, un momento equivocado, nada". Un testimonio que resume la impotencia y el dolor de una comunidad ante un crimen que, una vez más, tiene a las adicciones como oscuro protagonista.
KVS