Representantes de las dos facciones rivales en Libia anunciaron hoy en Túnez un acuerdo político para intentar poner fin al conflicto en el país, a pesar de que hasta ahora han fracasado varios intentos similares.
El texto, que tendrá que ser aprobado por los dos parlamentos paralelos, fue negociado en secreto en una reunión en Túnez, sin la participación de la ONU, que desde hace meses intenta encontrar una solución a este conflicto que preocupa cada vez más a la comunidad internacional. Se trata de la primera vez que se encuentran representantes de las autoridades libias rivales para negociar sin presencia de terceros.
"Es un momento histórico que los libios esperaban, que los árabes esperaban y que el mundo esperaba", declaró Awad Mohamed Awad Abdul Sadiq, vicepresidente del parlamento de Trípoli, no reconocido por la comunidad internacional.
Situada a menos de 300 kilómetros de las costas europeas, Libia está sumida en el caos desde la caída de Muamar Gadafi en 2011. Dos autoridades políticas apoyadas por diferentes milicias se disputan el poder desde el año pasado: una establecida en Trípoli y otra en Tobruk, la única reconocida por la comunidad internacional, en el este del país.
Tras casi un año de negociaciones, el exemisario de la ONU para Libia, Bernardino León, logró arrancar a los representantes de las partes un acuerdo sobre un gobierno de unión nacional pero fue posteriormente rechazado por los dos parlamentos.
Inquietos por el reforzamiento del grupo Estado Islámico (EI) y la llegada de otros yihadistas extranjeros a Libia, varios países europeos y africanos insistieron recientemente sobre la urgencia de alcanzar una solución política para restablecer la autoridad en este país rico en petróleo.
Italia y Francia han advertido que Libia corre el riesgo de convertirse en "la próxima urgencia" en la lucha contra el terrorismo. Túnez también destacó el "peligro" libio porque varios de los presuntos autores de recientes atentados en su territorio fueron entrenados en Libia.
Gobierno de unión
Según "la declaración de principios" firmada en Túnez, a la que la AFP tuvo acceso, los parlamentos de Trípoli y Tobruk se pusieron de acuerdo para formar una comisión bipartita de diez miembros que elegirá al primer ministro y a dos vice primeros ministros en un plazo de dos semanas. El objetivo es formar un gobierno de unión nacional.
Un segundo comité, también integrado por diez miembros, deberá realizar "enmiendas a la Constitución" de 1963. Pero ambos parlamentos tienen que aprobar este proyecto de acuerdo y hay dudas sobre si lo apoyarán.
"Ninguna delegación ha sido encargada de esta misión [de negociación]. Lo que ha pasado no representa al parlamento", declaró a la AFP un diputado de Tobruk, Esam Al Jihani.
Se trata de una "ocasión histórica" que no se presentará una segunda vez, abogó sin embargo Abdul Sadiq. Los delegados del parlamento de Trípoli presentes en Túnez se felicitaron por haber logrado negociar "sin injerencias extranjeras".
Por su parte, el nuevo enviado de la ONU para Libia, Martin Kobler, subrayó que el proyecto de acuerdo negociado bajo la égida de la ONU a comienzos de octubre en Marruecos es el único capaz de poner fin a este conflicto.
Kobler pidió de nuevo a todos los libios a apoyar el acuerdo que tiene el objetivo de "unir al país, combatir el flagelo del terrorismo y encontrar soluciones para poner fin a la degradación de la situación económica". El 13 de diciembre está prevista una conferencia internacional sobre Libia en Roma.
Hijo de Gadafi, a juicio por asesinato
De otra parte, un hijo del fallecido dictador libio Muamar Gadafi compareció hoy ante un tribunal libio por el asesinato de un entrenador de fútbol en 2005 y su supuesta participación en la represión de la revuelta que acabó con el régimen de su padre en 2011.
Saadi Gadafi, de 42 años, se sentó solo en el banquillo de los acusados en un tribunal ubicado al lado de la prisión de Al Habda, donde está encarcelado en Trípoli. El hijo del ex dictador, que vestía el uniforme azul de la cárcel, miró todo el tiempo al frente y no mostró ningún tipo de emoción durante la audiencia.
El juez aseguró que se necesitaba más tiempo para completar la investigación sobre los supuestos delitos de Saadi Gadafi y aplazó el juicio hasta el 1 de febrero de 2016. El tercer hijo de Gadafi fue presidente de la federación de fútbol libia y llegó a jugar en la primera división italiana.
Tras su extradición desde Níger en marzo de 2014, se le acusó de haber participado en la represión de la revuelta de 2011 y de haber matado en 2005 a un exentrenador del Al Ittihad, un club de fútbol de Trípoli. Su juicio comenzó en mayo, pero ya ha sido aplazado varias veces, la última de ellas el 1 de noviembre.
La prisión donde está Saadi Gadafi está controlada por Fajr Libya, una coalición de milicias que tomó el control de Trípoli en agosto de 2014 e instauró un gobierno y un parlamento no reconocidos por la comunidad internacional.
A principios de agosto circuló en las redes sociales un video en el que se le veía sufriendo malos tratos en prisión y la oenegé Human Rights Watch (HRW) pidió una investigación. De los siete hijos de Gadafi tres murieron durante la revolución. Su padre fue capturado y asesinado por los rebeldes apoyados por la OTAN en octubre de 2011.
Seif al Islam, el hijo más conocido del dictador libio, fue condenado a muerte el pasado 28 de julio por un tribunal de Trípoli por asesinatos, saqueos y sabotajes.