Una marcada indecisión domina la intención del voto de cara a las elecciones presidenciales de febrero en Costa Rica, con la posibilidad de ir a una segunda vuelta en abril para elegir al sustituto del mandatario Carlos Alvarado, mostraron el miércoles sondeos.
Ante una cantidad récord de 25 candidaturas presidenciales, más del 40 por ciento de los posibles votantes aún titubea sobre cual será su decisión, según encuestas realizadas por las estatales Universidad de Costa Rica (UCR) y Universidad Nacional.
El ex presidente José María Figueres, del Partido Liberación Nacional (PLN), y la ex vicepresidenta Lineth Saborío, del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), lideran la intención de voto con menos de un 20 por ciento cada uno.
Les sigue el predicador evangélico Fabricio Alvarado, con menos de un 10 por ciento, según los sondeos, al evidenciar la lejanía de todos respecto al 40 por ciento necesario para triunfar en una primera ronda.
El oficialista Welmer Ramos, un ex ministro de Economía y actualmente diputado, recibe un apoyo ínfimo en todos los estudios de opinión, reflejo de la impopularidad sin precedentes de Alvarado, cuyo gobierno se encamina a concluir con la amenaza persistente del déficit fiscal y un endeudamiento que se prevé alcance el 74 por ciento del PIB en 2022.
"Esa amplia indecisión tiene que ver con el distanciamiento de las personas frente a los partidos y la falta de temas que definan la contienda con tantas opciones", dijo Ronald Alfaro, coordinador del estudio del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la UCR.
Ambos sondeos se realizaron en días pasados, consultaron a alrededor de mil personas y tienen un margen de error de poco más de +/-3 puntos porcentuales. En estudios de opinión publicados en diciembre, los problemas más señalados por la población fueron la reactivación de la economía, que en 2020 sufrió la peor recesión en 40 años, la tasa de desempleo de 14 por ciento y la corrupción.
El 6 de febrero también se renovarán los 57 escaños de la Asamblea Legislativa, en un proceso electoral calificado de "complejo" por el árbitro electoral, por los efectos de la pandemia en la economía y en el ánimo popular.
Alvarado dejará la presidencia el 8 de mayo y aún espera que Congreso, controlado por la oposición, apruebe medidas fiscales que le permitan cumplir un acuerdo suscrito con FMI hace un año como un salvavidas financiero que permite acceso a mil 778 millones de dólares.
dmr