El presidente Donald Trump ha desplegado en la capital del país estadunidense a agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, en inglés), de la Administración de Control de Drogas (DEA, en inglés) y de la Guardia Nacional, pero no parecen tener claro qué están haciendo ahí.
Aunque han llevado a cabo algunos operativos callejeros de revisión de vehículos, y han sido vistos apoyando las redadas que lleva a cabo el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), muchos de ellos pasean en grupo por parques y estaciones de metro distraídos y sin más propósito que hacerse ver, al grado de que en sitios turísticos, visitantes los detienen para hacerse fotos con ellos.
Ahora son parte del paisaje urbano
A las típicas selfies frente al Obelisco, se ha agregado un nuevo elemento militar que si se hace permanente, como ha dicho Trump que quiere hacer, puede convertirse en una postal clásica para quienes pasen por la ciudad.
“No existen desórdenes que justifiquen que el gobierno federal tome el control de la seguridad pública”, afirma una joven venezolana que trabaja regularmente en una sucursal de Wells Fargo, uno de los principales bancos, a dos cuadras de la Casa Blanca.
La residente admite que en la población hay miedo, pero no tanto a la delincuencia como a lo que Trump pueda eventualmente ordenarles hacer a los 800 soldados y los más de 850 miembros de otras agencias que envió, y por eso prefiere resguardar su identidad.
De hecho, compartió que en los primeros días de esta operación, ella y sus compañeros se abstuvieron de ir a la oficina y prefirieron trabajar desde casa, en espera de ver qué pasaba.
Otras personas, que no tienen los documentos en regla, prefieren quedarse en la zona conurbada en los estados vecinos, Maryland y Virginia, antes que tomar el riesgo de ser detenidas por migración.
“Pero es absurdo decir que Washington, D.C. es más peligrosa que cualquier otra ciudad del país. Ahora se cometen muchos menos delitos que antes (los índices han caído 35 por ciento en relación con años anteriores)”, continúa.
“Trump balbucea nonsense (cosas sin sentido) para justificar su autoritarismo”.
Desde las esquinas, las aceras y las ventanas, decenas de washingtonianos corean “bu” a cada movimiento de los uniformados, les exigen marcharse de la ciudad y les reclaman a gritos que no presentan credenciales o documentos que demuestren que tienen autoridad para arrestar personas. Se dice que una mujer afroamericana fue detenida al principio del operativo.

Un hombre blanco de unos 22 años, que se presenta como un judío antisionista cuyos antecesores sobrevivieron al Holocausto, los llama “nazis” y les pregunta por qué se cubren la cara.
“¿Se ocultan porque quieren desaparecer personas, como a los migrantes? Eso es lo que le hicieron a mi gente en 1939, gente justo como ustedes mató a seis millones. Esta es precisamente la forma en que todo eso comenzó”.
Gobernantes demócratas en estado de alerta
Los gobernadores y alcaldes demócratas se han puesto, en todo caso, en estado de alerta. En junio, Trump utilizó las manifestaciones de protesta contra el acoso a migrantes en Los Ángeles, California, para justificar el despliegue de marines y guardias nacionales, pese a las protestas del gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa Karen Bass.
Ahora, el robo sufrido por un solo empleado federal le sirvió al Presidente para asegurar que la capital de la Unión había sido:
“Invadida por bandas violentas y criminales sedientos de sangre, turbas errantes de jóvenes salvajes, maníacos drogados y personas sin hogar”.
De esta forma, ordenó aplicar, por primera ocasión en la historia, las leyes que le permiten retirarle autoridad a la alcaldesa Muriel Bowser para asumir la seguridad del Distrito de Columbia, ya que no es un estado.
Y ha advertido sin dobleces que planea repetir la fórmula ahí en donde gobierne la oposición, con el pretexto que sea necesario. Todavía faltan casi 15 meses para las elecciones legislativas de medio término pero, ante la posibilidad real de perder el Congreso, está dispuesto a emplear todos sus recursos para retener el control de los tres poderes de la República, que actualmente detenta.
Los washingtonianos abuchean y se movilizan
Al salir del Metro en la estación L’Enfant Plaza, dos hombres con chalecos negros del FBI y dos con uniforme de camuflaje de la Guardia Nacional están de pie junto a los torniquetes de salida, como listos para revisar a los pasajeros que salen. En realidad, no se toman la molestias de mirarlos y siguen platicando.
La aparente confusión que se observa en ellos y otros más puede deberse a que esto fue una sorpresa para ellos tanto como para los washingtonianos, pues fueron desplegados de manera improvisada, sin un plan general, por lo que sus acciones son puntuales.
Según demócratas como el congresista Jamie Raskin, de Maryland, el objetivo de Trump es distraer:
“La única emergencia aquí es un Presidente sin ley que experimenta una creciente crisis de relaciones públicas debido a su obstinada negativa a publicar el expediente de Epstein a pesar de su promesa de hacerlo”.
En la superficie, dos vehículos militares fueron colocados con el aparente propósito de complementar el famoso Obelisco de fondo. Los turistas, en un flujo constante, aprovechan para pedirles a los soldados que posen con ellos en medio de ese marco, a lo que los uniformados, sin mucho más que hacer, acceden con grandes sonrisas.

Camino hacia el río Potomac, entre el memorial de Martin Luther King y el de la Guerra de Corea, cinco transportes blindados de personal, pintados de color arena como para mimetizarse con el terreno en Irak, están estacionados en espera de nada, porque no hay amenazas enemigas que deban enfrentar.
Los problemas se dan en otras áreas, pero los causan quienes fueron enviados a solucionarlos.
Tres kilómetros al norte de la Casa Blanca, en el cruce de la calle 14 con la W (NW), supuestos agentes federales, sin identificación del cuerpo al que pertenecen pero con apoyo de patrullas de la Policía Metropolitana, han establecido un retén para controlar automóviles y tripulantes: un reporte de robo, una orden de aprehensión, falta de papeles… o problemas con un retrovisor o una luz apagada, buscan cualquier posible falta como una forma de demostrar que sí hay razones que justifiquen su presencia.
Pero los vecinos no se dejan convencer fácilmente. Bajo el eslogan #LiberenDC (#FreeDC, en inglés), el movimiento en defensa de la ciudad convoca a participar en eventos y en esta ocasión, atrae a más gente a la protesta. La presión aumenta hasta que los agentes empiezan a subir a camionetas sin marcas en las que se marchan, entre aplausos.
Contra alcaldes afroamericanos
En enero, el Departamento de Policía Metropolitana y la Fiscalía de los Estados Unidos publicaron un informe que indica que el total de delitos violentos en DC en 2024 disminuyó un 35 por ciento con respecto al año anterior, lo que marca la tasa más baja en más de 30 años.
Trump descalifica los datos. Este lunes, acusó al ayuntamiento de proporcionar “cifras de delitos falsas” para crear una “falsa ilusión de seguridad” y ordenó poner a sus funcionarios “bajo seria investigación”.
Cuando ha anunciado su intención de intervenir la seguridad pública de ciudades demócratas, ocurre que las que indica, además, son gobernadas por afroamericanos: tanto Washington D.C. y Los Ángeles como Baltimore, Oakland y Chicago.
“El hecho de que mi ciudad y todas las demás que el Presidente mencionó, lideradas por alcaldes negros, estén logrando avances históricos en la lucha contra la delincuencia, y a pesar de eso sean ellos los que están siendo mencionados, lo dice todo", declaró el alcalde de Baltimore, Brandon Scott.
Trump había hecho un llamado a las legislaturas estatales que controla su Partido Republicano para rediseñar los distritos electorales a su conveniencia, y de esta forma quitárselos a los demócratas. Sumado a ello, este miércoles añadió el anuncio de que tratará de eliminar el voto por correo, que tradicionalmente es más utilizado por la oposición que por sus simpatizantes.

“Trump quiere imponer su ‘reich de los mil años’, como si fuera a vivir para siempre”, dice Mark Hutt, un joven organizador vecinal del movimiento #FreeDC.
“Es lo que quiso hacer Hitler. Pero él fracasó y terminó suicidándose. Nosotros no vamos a esperar a que Trump muera, primero le ganaremos el Congreso y luego le haremos un juicio político (impeachment, en inglés) para apartarlo de la presidencia lo más pronto posible. Ya ha hecho demasiado daño”.
“Podemos ser una colonia y no un estado”, añade una compañera suya de origen africano que pide resguardar su identidad, “pero ninguna ciudad de Estados Unidos debería sufrir una ocupación militar ni ningún ciudadano debería ser vigilado por nuestro propio Ejército”.
MD