El pasado 8 de agosto, la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México se pintó de amarillo y azul, la noche de aquel viernes el americanismo se ilusionó con la llegada de un futbolista que el pueblo azulcrema ve como una especie de héroe que les hará mantener esa fuerza que han mostrado en los últimos dos años.
Las puertas se abrieron y los gritos tomaron más fuerza, los tambores retumbaron, las cámaras y celulares registraban el momento. Había llegado a México el francés Allan Saint-Maximin, un futbolista de 28 años que luce como una verdadera Mole y que el aficionado americanista cree que les puede dar ese salto de calidad que atemorice a sus rivales.
Sin problemas en las pruebas médicas, cumplió con los trámites migratorios y después a trabajar en el laboratorio del césped de la Cancha 1 de Coapa, ahí comenzó a dejar chispazos de su calidad: buen control, encare, picardía, regate, potencia en el mano a mano y tiro a gol. Eso sí, se notaba que se ahogaba, pero los reportes del interior del club apuntan que es un jugador que ha llegado en buena forma, pues el 1 de agosto fue parte de un amistoso con el Al-Ahli.
Estreno a la vista
La semana pasada había expectación por ver si llegaba al partido con Tigres. Estaba en buena forma, pero no se iban a correr riesgos, se le esperó mucho como para no tener un poco más de paciencia. Tras una semana de estar entrenando con sus compañeros, en Coapa están satisfechos por lo que ven de él.
Fuentes del club señalan que será un jugador que les ayudará mucho en la última zona, que ha trabajado muy bien para estar cuanto antes a disposición de Jardine, todo apunta a que este domingo entraría en la convocatoria para el juego del domingo en la visita a Atlas.
La interrogante de en qué zona podría jugar solo la conoce André Jardine, dicen que el estratega está ilusionado, porque considera que es un jugador que le dará fuerza a su ataque, algo de lo que en su día se perdió con las salidas de Cabecita y Quiñones.
Allan puede jugar por banda izquierda, pero él mismo, en una entrevista con TUDN, aclaró que la zona donde más cómodo se siente es en la del 10; es decir, en la construcción y creación del juego, ahí donde gravitó Valdés.
"Mi objetivo es ser la mejor versión de mí, ayudar al equipo a ser exitoso, mi meta es estar para el aficionado, mostrarle mi calidad, soy un jugador al que le gusta el regate, el balón. Me gusta jugar como número 10, me gusta jugar de extremo izquierdo, pero el 10 es la mejor posición, porque a veces cuando juego como extremo, no tengo muchas opciones; cuando soy 10, puedo ir a donde yo quiera en el campo; tengo buena calidad al pasar el balón, de regatear, de disparar de larga distancia… Es mi mejor posición, pero estoy para ayudar al equipo", dijo.
Y vaya que en estos días ha cautivado, el martes, en un entrenamiento abierto a la prensa marcó cuatro goles en la práctica, quizá se dio cuenta que había cámaras y decidió dar una muestra de su talento. Si es capaz de trasladar eso a los partidos, el americanismo puede ilusionarse, porque en algún momento podrían converger en el césped Brian por la banda izquierda, Maximin en medio como enganche y Zendejas por derecha. Un menú bastante apetecible, pues aún faltan Fidalgo, Erick y la variedad que tiene Jardine para el centro delantero.
Contra la historia
En más de cien años de historia del Club América, Maximin es apenas el segundo jugador de origen francés que ha llegado a Coapa, el primero fue Jérémy Ménez, un delantero que también aterrizó con un recibimiento similar en el aeropuerto, un futbolista que generó altas expectativas por el currículum que presentaba, pero la realidad es que su paso por Coapa fue bastante gris e insípido, con problemas de actitud y de lesiones, un tipo que nunca encajó y al que se le terminó rescindiendo el contrato.
A priori, Allan Saint-Maximin llega con una mejor actitud, eso ha demostrado en los entrenamientos, en su integración. Quiere brillar en América y eso ilusiona, en su talento está ser figura o estrella fugaz.
RGS
