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San Mateo Ixquincuitlapilco, último pueblo chichimeca con 494 años de resistencia en Hidalgo

Las calles están desiertas; los parques, vacíos, carentes de risas infantiles; una especie de comunidad abandonada en perfectas condiciones.

Después de poco más de media hora de trayecto desde Pachuca, se encuentra una de las comunidades más longevas de Hidalgo. En una esquina, como si fuera solo un espectacular publicitario más en la carretera, se levanta la única señalética que confirma el destino: “Felicidades San Mateo Ixquincuitlapilco, aniversario 493”, un mensaje que para muchos pasa inadvertida.

Una calle con espacio apenas para dos vehículos, “ida y vuelta”, como comúnmente se le llama, dirige a los visitantes directamente al centro histórico de lo que alguna vez fue uno de los municipios fundadores de la entidad en 1868.

Su quietud, silencio y tranquilidad —que da un sentir de pueblo fantasma— esconden una historia rica, un legado de orgullo por ser “la última tribu chichimeca”.

Se levanta la única señalética: “Felicidades San Mateo Ixquincuitlapilco, aniversario 493”.
Se levanta la única señalética: “Felicidades San Mateo Ixquincuitlapilco, aniversario 493”.

A diferencia de la cabecera municipal actual, San Agustín Tlaxiaca —designada así desde el 16 de octubre de 1872—, Ixquincuitlapilco carece de una estatua del Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, como sí ocurre en Pachuca, Tulancingo, Actopan, Tula o Huejutla, que también estuvieron entre las 40 demarcaciones con las que se fundó Hidalgo hace 157 años.

Sin embargo, eso no resta importancia a su existencia, que se remonta más allá de otros puntos clave del estado.

El día rebasa el mediodía. El calor intenso limita las actividades al aire libre, y durante un fin de semana parece inconcebible que no haya “ni un alma en las calles”.

Incluso las miradas de algunos locales en sus negocios detectan cada movimiento inusual, fuera de lo común.

Las calles están desiertas; los parques, vacíos, carentes de risas infantiles; una especie de comunidad abandonada en perfectas condiciones.

Como en todo pueblo antiguo —sobre todo aquellos con cerca de 500 años de historia—, la pieza central del paisaje es la iglesia. Cerrada a los visitantes, solo abre sus puertas durante la misa.

Un cementerio rodea en su totalidad esta tierra santa para los fieles católicos, pero se cuenta que esconde una historia y tradición prehispánica muy fuerte, oculta bajo los cimientos del templo edificado en tiempos de la Nueva España: 1531, para ser precisos, año en que Ixquincuitlapilco se fundó como municipio del Virreinato.

El calor intenso limita las actividades al aire libre.
El calor intenso limita las actividades al aire libre.

494 años de historia, al menos reciente


En este 2025, la comunidad de Ixquincuitlapilco cumple 494 años de existencia, consolidándose como una de las poblaciones más longevas de Hidalgo, tomando en cuenta su designación como municipio de la Nueva España en 1531.

Pero su legado se extiende aún más atrás en la historia del país.

Se relata que fue una de las tribus sobrevivientes del imperio tolteca, conquistada por los tepanecas de Azcapotzalco a finales del siglo XIV, y finalmente sometida por los mexicas en 1427, durante el reinado de Itzcóatl, cuarto tlatoani mexica, sacerdote y reformador religioso que derrotó a los tepanecas, hijo de Ācamāpīchtli, primer tlatoani, y de una hija de Tezozómoc.

Debido a su historia prehispánica, legado y ubicación, los frailes franciscanos consideraron este punto clave para impulsar la conversión religiosa al catolicismo.

En 1526 edificaron la primera ermita católica del pueblo, construida sobre la base de un teocalli.

Sin embargo, los frailes agustinos, al ver que la topografía del lugar era abrupta y carente de agua, decidieron cambiar la nueva cabecera al pueblo de Actopan.

Aun así, la localidad permaneció como alcaldía mayor y República de Indios, con un gobernador adscrito a la alcaldía mayor de Actopan.

El 15 de febrero de 1826, se consigna a Ixquincuitlapilco como ayuntamiento perteneciente al partido de Actopan, de la prefectura de Tula de Allende.

El 31 de mayo de 1865, pasa a ser municipalidad del distrito de Tula, perteneciente al departamento del mismo nombre en el Estado de México.

En 1869, fue uno de los municipios que fundaron Hidalgo. Finalmente, el 16 de octubre de 1872, se cambia la cabecera municipal por la de San Agustín Tlaxiaca, y se erige el municipio homónimo, como se le conoce actualmente.

Misticismo en el nombre

Ixquincuitlapilco no solo es un nombre difícil de pronunciar sin error para quienes no son originarios del lugar, también existen discrepancias sobre su significado.

La nomenclatura de esta localidad hidalguense se atribuye a los mexicas, quienes impusieron “Itzcuincuitlapilco”, con base en la historia del pueblo y los acontecimientos ocurridos desde la época tolteca.

Las calles están desiertas; los parques, vacíos, carentes de risas infantiles.
Las calles están desiertas; los parques, vacíos, carentes de risas infantiles.

En lengua náhuatl, significa “en la última tribu chichimeca”.

Para ilustrar este nombre, relatan los locales, hay una imagen de un perro pinto en posición sentada que muestra solo la parte posterior, porque está mutilado a la mitad.

“Lo que nosotros, en nuestra escritura castellana, podríamos expresar como ‘en la última tribu chichimeca’, pero tradicionalmente se había traducido como ‘en la cola del perro’. Esta es una traducción literal equivocada, ya que no corresponde a lo que realmente querían expresar los nahuas”, aseguran.

Panorama actual

A diferencia de sus pares que formaron por primera ocasión el estado de Hidalgo, Ixquincuitlapilco está lejos del bullicio de una cabecera municipal.

Se respira tranquilidad en sus calles.

En su no muy extenso territorio aún permanecen algunos vestigios de lo que fue en su momento el ayuntamiento de la Nueva España: solo quedan paredes de rocas apiladas cubiertas por un árbol que crece en su interior, mientras algunas cactáceas crecen a su alrededor.

Estas ruinas son visibles desde el cementerio que rodea la iglesia, así como desde el Lienzo Charro.

De la primera ermita edificada en este pueblo no queda nada, reconocen los pobladores, pues en 1940, por falta de mantenimiento, se derrumbó.

Solo queda el recuerdo del templo tras más de 400 años de existencia.

La iglesia de San Mateo, concluida en 1537, permanece en pie y sigue siendo un símbolo para todos los habitantes, no solo por la historia que alberga y las creencias religiosas actuales, sino también por las leyendas que la rodean.

Se dice que debajo de ella existe una cueva donde podría haber vestigios prehispánicos de lo que ahora es “el último pueblo chichimeca”, pero no se ha destinado esfuerzo suficiente para indagar sobre esta posibilidad, y se limitan a los hallazgos en el camposanto de algunas figuras de deidades mexicas.

La iglesia de San Mateo, concluida en 1537, permanece en pie.
La iglesia de San Mateo, concluida en 1537, permanece en pie.

Posiblemente, la historia no ha hecho justicia suficiente a este pueblo desplazado por el tiempo, que tuvo una fuerte presencia en la Nueva España, pero cuyas condiciones no fueron las más cómodas para los conquistadores españoles, quienes prefirieron Actopan sobre Ixquincuitlapilco.

Sin embargo, su gente no olvida y busca cada vez más formas de dar a conocer que son un pueblo orgulloso, longevo, tradicional, con cerca de 500 años de existencia y que no debe ser olvidado por sus habitantes ni por sus vecinos.



HCM

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