La mañana de este 6 de agosto, la Catedral de Saltillo volvió a ser punto de encuentro para miles de fieles que, movidos por la fe, la devoción y la tradición, acudieron a la fiesta del Santo Cristo de la Capilla, ícono religioso que descansa en lo alto del altar mayor.
Desde muy temprano comenzaron a llegar personas de todas las edades, muchas acompañadas por sus familias, para agradecer, pedir algún milagro o simplemente estar presentes en la celebración de una de las figuras más veneradas en Saltillo y en todo Coahuila.

Los creyentes no solo llegaron desde distintos puntos de la ciudad, también acudieron desde municipios como Monclova, Torreón y Piedras Negras. Incluso se hicieron presentes fieles de otros estados de la República Mexicana, quienes viajaron con el único propósito de visitar al Cristo y participar en su tradicional celebración.
Algunos heredaron la fe de sus padres o abuelos. Otros aprendieron a honrar la imagen a través del catecismo o tras haber recibido un favor o un milagro. Lo cierto es que la devoción ha trascendido generaciones y fronteras, y cada año crece el número de personas que se dan cita para conmemorar al Cristo de la Capilla.
En los alrededores de la Catedral se vivió también una verbena popular, donde se mezclaron los aromas de la comida típica, los colores de los globos y los puestos ambulantes, en un ambiente marcado por la fe católica, la convivencia familiar y las tradiciones del norte del país.
Una vez más, la figura del Santo Cristo fue el centro de una manifestación masiva de fe. Saltillo se volcó a sus pies con respeto, fervor y esperanza. La tradición continúa viva.
edaa