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Las danzas laguneras como símbolo de identidad; orígenes y evolución

Esta tradición proviene de raíces ancestrales derivadas de la conquista, como las danzas de pluma y la de matachines (matlachines).

De la mano con la tradición de la reliquia, en La Laguna las festividades religiosas y fiestas patronales son rodeadas del folclor y del colorido de las danzas, ya sean de pluma, de matachines o azteca, ya forman un símbolo identitario y cultural para miles de familias laguneras que heredan la tradición generación tras generación.

Entre las diferentes manifestaciones dancísticas está la danza del tipo religioso, un espectáculo bien preparado que reúne a creyentes y no tan creyentes para que su corazón y cuerpo vibre con cada retumbar del tambor de cuero, que además se convierte en un llamado a la comunidad para salir de sus casas como invitación a la celebración.


Identidad lagunera


Una identidad lagunera se ha forjado al paso de poco más de cien años de historia con la diversidad de migrantes nacionales y extranjeros que llegaron a estas tierras áridas y las hicieron suyas. Todos venían cargando un equipaje lleno de tradiciones, entre ellas las danzas, principalmente con quienes venían de Zacatecas o Aguascalientes.

Juan Ernesto Jurado Osuna es un investigador que por años se ha dedicado al estudio de la danza y los bailes tradicionales de Durango, comparte que esta tradición proviene de raíces ancestrales derivadas de la conquista, como las danzas de pluma y la de matachines (matlachines), o las que tienen tintes prehispánicos como del tipo azteca y recientemente la de apaches.


¿Cómo llega la danza a La Laguna?


“Las danzas vienen principalmente del centro del país con orígenes distintos. Son producto de la migración. En Durango llegan trabajadores de diferentes partes a trabajar del Cerro del Mercado, sobre todo de Zacatecas y de Aguascalientes, que además traían sus costumbres y tradiciones, lo mismo en La Laguna que recibió esta influencia por su auge industrial”.

A decir del investigador duranguense, las grandes fiestas patronales eran principalmente a la Virgen de Guadalupe, a la Santa Cruz y a San Isidro Labrador, cuyas danzas se empezaron en las capillas de las haciendas. Antiguamente la danza era conformada solamente por hombres

Luego, al expropiarse las grandes haciendas y formarse los ejidos, de una comunidad se crean varias poblaciones y se llevaron consigo algunas de las tradiciones y santos a los que veneraban, mientras que adoptaban nuevos santos según las carencias que padecían.

“Al moverse, algunas comunidades se llevan al santo que estaba en la hacienda, pero otras adoptaron a otros santos, ya que la gente se movía con esa fe de tener en alguien en quien creer ante las enormes carencias y necesidades que había en esos tiempos”.

Lo mismo pasó con las danzas, sus pasos, vestuarios y sones fueron cambiando conforme se movían los creyentes, lo que inició su evolución a partir de la segunda década del siglo XX. “Si bien es la misma danza, cada grupo le añade sus propias características en cuanto a los pasos, al vestuario o en cuanto a la música”, expresa Ernesto Jurado.


Una danza lagunera


En su experiencia, el paso del tiempo ha dejado ver que en La Laguna se tiene un estilo de danza que se diferencia de las del resto del país, aunque en Durango y Coahuila tengan muchas semejanzas.

“La danza en La Laguna tiene esa parte que no tienen en otros lados, como ejemplo en la danza de pluma mantienen personajes como La Malinche, de Cortés y Moctezuma, que le da una identidad importante a esta región. Las de carrizo (matachines) tiene características de la región coahuilense que tiene muy definido su estilo”.

En lo mismo coincide Elena Calderón Salazar, coordinadora del Programa de Música y Danzas Tradicionales del estado de Durango.

“La danza se hereda y se transmite de generación en generación. La danza sigue patrones rígidos establecidos y transmitidos por tradicional oral e imitación que paulatinamente van evolucionando en cuanto a pasos, músicos, estilo, personales e indumentaria, pero La Laguna mantiene su propio estilo diferente a las demás”.

En lo que respecta a los instrumentos musicales, en las primeras danzas de pluma o de matachines, la tambora y el violín eran los instrumentos principales, lo que hasta la fecha se mantiene en la región lagunera, en tanto, se han añadido nuevas formas de poner el ritmo a las danzas con teclado y hasta con acordeón.

“Nadie es quién para decirle a las danzas que utilicen o no determinado instrumento porque cada comunidad lo hace con lo que tiene a la mano. Hemos visto que se usa la tambora con acordeón y hay quienes usan el teclado y hasta tocan estilo cumbias la danza, es algo que no se puede impedir, es algo tradicional, los mueve la fe”, añade Jurado.

Esta tradición proviene de raíces ancestrales derivadas de la conquista, como las danzas de pluma y la de matachines (matlachines).
Los danzantes heredan la tradición de sus familias (Roberto Amaya)


Viejos de la danza


Según el investigador, una de las partes importantes que conforman a una danza en esta región tiene que ver con el llamado viejo de la danza, sin embargo afirma que es un personaje que se ha ido distorsionando en cuanto a sus funciones dentro del grupo de danzantes.

“Se dice que el viejo de la danza era un personaje de los más importantes porque tenían la responsabilidad de que todo saliera bien en la presentación, cuidar que los danzantes vayan bien en sus pasos o abrir camino entre al avanzar la peregrinación, hasta se decía que danza sin viejo no es danza”.

Antes participaban dos viejos, uno que representaba a la parte española que vestía de ixtle y traía un látigo, y por otro lado uno indígena que era representado por un brujo que traía una muñeca.

Sin embargo actualmente hasta se ha llegado a prohibir pues su objetivo se desvirtuó al grado de solamente asustar a los niños y a molestar a las personas, por lo que se han llegado a prohibir.

“Es un personaje extraordinario, pero se perdió un poco el manuel de lo que era un viejo de la danza. Ahora es alguien que se oculta bajo la máscara y hace lo que se le dé la gana”.


Danza de pluma


En el caso de la danza de pluma tiene que ver con la época de la conquista, una representación del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma. Ante el arribo de los europeos, como católicos buscaron acabar con las tradiciones indígenas para implementar unas nuevas con el reino de la Cruz. Construyeron templos en donde les permitían danzar.

“Tenían que convertir a los indígenas al catolicismo, que desde el dialecto era complicado atraerlos, por lo que quitaron sus centros de adoración y pusieron templos, les permitieron bailar pero ya con características propias del catolicismo”, detalla Osuna.

En la danza de pluma hay representaciones como la de Cortés en el bando español y un monarca que dirige a los danzantes en el bando indígena, mismos que portan una palma y una corona en sus manos como símbolo del escudo y la espada.

Por su parte los capitanes se ubican al final de cada línea de danzantes para guiar sus líneas atendiendo las indicaciones del monarca. Los danzantes se instalan en parejas, uno de cada bando que danzan en diferentes sones hasta llegar al momento del entierro de la danza, que con una estocada matan a la Malinche, personaje representado por algún niño o niña en el centro del grupo.

La danza de pluma de la comunidad de La Loma, en la zona rural del municipio de Lerdo, que tiene una tradición que data desde 1913 y que ha pasado de generación en generación, inclusive en el 2021 se produjo un CD con los sones que realizan para que no se pierdan con el tiempo.


Danza de matachines


Jurado Osuna, también presidente de la Asociación Nacional de Maestros de Danza Popular Mexicana, destaca la influencia marcada en las danzas de matachines o matlachines que tienen raíces chichimecas que se caracterizaban por ser guerreros y fuertes.

En ese contexto, Elena Calderón comenta que este tipo de danza es representada con gran presencia en la región lagunera, donde la mayoría de los pasos son propios de cada grupo mediante figuras coreográficas denominadas cruzamientos, serpentinas y ondeos.

Comparte que la vestimenta tradicional de estas danzas lleva nagüillas de dos partes unidas en la parte superior, que son adornadas con carrizos de 10 centímetros y cuentas de colores, lentejuelas, espejos y cascabeles. En las manos va una sonaja, un arco y una flecha con la cual ejecutan ritmos con la música.

“Usan camisa roja de satín o de popelina, calzón a media pierna del mismo color que la camisa, medias y huaraches a tres agujas. Los dirigentes de la danza son conocidos bajo el nombre de monarcas, bailan con los matachines, conducen las evoluciones, fungen como maestros de los reclutas nuevos e inexpertos”.

Esta tradición proviene de raíces ancestrales derivadas de la conquista, como las danzas de pluma y la de matachines (matlachines).
Hay diversas representaciones donde la fe católica es el motor (Roberto Amaya)


Danza Azteca


Aunque con menos presencia, en tierras laguneras en los últimos años destacan grupos de danza precolombina con características de los aztecas, que según Elena Calderón, desde 1978 en Lerdo empezaron a salir grupos de danza azteca como la danza Xochiquetzal, a cargo de la señora Estela Pérez Hernández.

El vestuario de las danzas aztecas se caracteriza por el uso de tanganillas en los hombres con su respectivo pectoral y en el caso de las mujeres el vestido tradicional. Portan tobilleras, sonaja, escudo, huaraches y un vistoso y colorido penacho en la cabeza que es confeccionado de plumas exóticas de faisán, pavo real y gallo multicolor.

En su andar purifican el ambiente con copal, incienso y mirra. Un caracol ancestral se hace sonar y con él se invoca a los cuatro vientos, al sol y a la madre tierra para pedir permiso, con ello, purificar cada una de las almas que perciben los humos y cortar cualquier posible mala vibra que se encuentre en el ambiente.


Danza de Caballito de Viesca


No hay información precisa para determinar desde cuándo existe la Danza del Caballito en el municipio de Viesca, pero en la actualidad se aprecian las evoluciones de sus sones en honor a Santiago Apóstol, con motivo del santo patrono que se festeja cada 25 de julio y que representa la lucha entre los cristianos españoles contra los musulmanes o moros.

“La danza la representa a los guerreros cristianos y va al frente uno que personifica a Santo Santiago con su caballo blanco los otros danzantes portan espadas de madera a la usanza española, los once caballitos son de color café".

Los danzantes visten con guaripa (sombrero rústico) con una flor en el ala izquierda mientras que pueden calzar huaraches o hasta tenis. Hay bando representa a los moros, los danzantes portan en su mano derecha un sable de madera y todos sus caballos son negros.

Su danza se realiza al compás de sones ejecutados con violín y tambora se forman dos filas de 12 personas cada uno y un abanderado, todos ellos simulan ir montados a caballo, que en realidad son de madera y tela.

A la fecha esta danza este cargo de la Familia Aguirre Diaz que tienen esta tradición desde hace 48 años por sus fundadores Adolfo Aguirre Diaz y Benito Aguirre Diaz, que actualmente está a cargo Miguel Aguirre Gallardo.


ACA

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