Estados

Haciendas en La Laguna, testigos silenciosos de un México que se fue con el paso de los años

En las comunidades rurales es posible encontrar varias de estas estructuras marcadas por el deterioro; algunas han quedado reducidas a sus cascos, pero siguen siendo parte de la memoria regional.

Caminar por los antiguos pasillos de las haciendas, algunos revestidos con madera y ladrillo, es como retroceder en el tiempo. Un viaje a la época de los grandes latifundios, antes de que el general Lázaro Cárdenas impulsara la reforma agraria y transformara para siempre el rostro del campo en la región lagunera, incluyendo el municipio de San Pedro, Coahuila.

Estos monumentos históricos aún se mantienen en pie, testigos silenciosos de un México que se fue. En las comunidades rurales es posible encontrar varias de es tas haciendas. Muchas se conservan en pie, aunque marcadas por el deterioro: sus portones y ven tanas de madera muestran las arrugas del tiempo. Algunas han quedado reducidas a sus cascos, pero siguen siendo parte esencial de la memoria regional.

En San Pedro se habla mucho de sus haciendas. Son símbolo de una transformación profunda: el paso de la tierra de manos de poderosos hacendados a los campe sinos. Tras la repartición agraria, y la salida de muchos de estos terratenientes —en su mayoría extranjeros—, los grandes cascos fueron adaptados para múltiples usos. Fueron cuarteles revolucionarios, bodegas agrícolas, e incluso hogar temporal para familias de los ejidos. Hoy, muchas de ellas siguen en uso.

En sus estructuras aún se leen fechas de construcción, aunque los más ancianos aseguran que esas cifras no hacen justicia a su antigüedad: muchas datan de más de cien años, de antes de la Revolución Mexicana.

“Además del hacendado estaban los capataces”, cuentan los mayores, “ellos eran los que da ban el trato más duro al jornalero. Trabajaban de sol a sol por una paga mínima, que apenas alcanzaba para comprar en la tienda de raya, propiedad también del patrón”. Así era la pirámide social del campo: patrón, capataz y jorna lero. De ahí se construyó una parte importante de nuestra historia, aunque también hay capítulos que pocos se atreven a contar. Dicen que muchas haciendas esconden un lado oscuro, envuelto en historias paranormales que siguen vivas en la voz de los pobladores.

Una de las mejor conservadas; Hacienda del Ejido 20 de noviembre

Una de las mejor conservadas del municipio de San Pedro. Sus ventanales y portones de madera maciza aún res guardan la esencia de la época de los hacendados, cuando los latifundistas controlaban amplias zonas del campo lagunero.

La capilla permanece intacta, y los pasillos recubiertos de ladrillo parecen suspender el tiempo. Los campesinos del ejido, hombres curtidos por los años, relatan que esta hacienda, como tantas otras, contaba con su propio despepite algodonero. El “Oro Blanco”, como llamaban al algodón, cubría grandes ex tensiones de tierra.

En las comunidades rurales es posible encontrar varias de estas estructuras marcadas por el deterioro; pero siguen siendo parte de la memoria regional.
Hacienda del Ejido 20 de noviembre. | Especial

El primer propietario fue Adolfo Eimer, de origen alemán. Dentro de la capilla, en el balcón donde alguna vez cantó un coro, se encuentra una placa fechada en 1908. Señala que el balcón fue obra de la señora Eimer.

“El Oro Blanco, preciado tesoro del campo lagunero... toda esa belleza, su fibra y su olor, se almacenaba en el despepite de cada hacienda, esperando generar más riqueza para el patrón”, cuentan con nostalgia.

Funcionó como oficinas del Banrural; Hacienda del Ejido Santa Teresa

Según los pobladores, esta hacienda tuvo gran relevancia en San Pedro. Funcionó como ofi cinas del Banrural —el banco de los campesinos—, fue planta despepitadora e incluso, durante un tiempo, una granja avícola. 

Una anécdota que aún se repite en el ejido habla de los tiempos de los “gachupines”. Dicen que si uno de ellos se encaprichaba con una mujer, la pretendía hasta conseguirla. Si no lo lograba por las buenas, lo hacía por las malas. Si la mujer era casada, poco importaba: al marido lo obligaban a cavar su propia tumba en las orillas del pueblo. También se dice que esta hacienda fue una de las casas donde vivió el legendario Juez de Cordada y Defensa, Hilario Carrillo, personaje inmortalizado en un conocido corrido.

En las comunidades rurales es posible encontrar varias de estas estructuras marcadas por el deterioro; pero siguen siendo parte de la memoria regional.
Hacienda del Ejido Santa Teresa. | Especial

Construida con adobe y ladrillo; Hacienda de Begoña en el ejido Gabino Vázquez

Una majestuosa hacienda construida con adobe y ladrillo, de gran tamaño y elevación. Se dice que perteneció originalmente a Rafael Arocena, fundador de una de las compañías agrícolas más importantes de la Comarca Lagunera. Entre las leyendas más contadas por los habitantes de la zona está la del sacerdote de túnica blanca. 

Afirman que se aparece en la hacienda, caminando por su extenso terreno, como si aún tuviera la misión de evangelizar. Lo han visto durante la noche y madrugada, como si fuera el eterno guardián del lugar.

En las comunidades rurales es posible encontrar varias de estas estructuras marcadas por el deterioro; pero siguen siendo parte de la memoria regional.
Hacienda de Begoña en el ejido Gabino Vázquez. | Especial

Gran legado; Las Haciendas de los Gurza

En San Pedro existen tres ejidos con un legado común: San Antonio de Gurza, San Luis de Gurza y San Francisco de Gurza. 

En este último se encuentra la Hacienda Santa Rosa, nombrada así en honor a la madre de la familia Gurza. Duran te las primeras avenidas del Río Nazas, su estructura sirvió como refugio para los habitantes de la zona.

En las comunidades rurales es posible encontrar varias de estas estructuras marcadas por el deterioro; pero siguen siendo parte de la memoria regional.
Las Haciendas de los Gurza. | Especial

Una de las más históricas; Hacienda de Bolívar

Ubicada cerca de la cabecera municipal de San Pedro, es considerada una de las más históricas. Se cuenta que desde su balcón, el general Francisco Villa observó a sus Dorados en plena batalla.

En las comunidades rurales es posible encontrar varias de estas estructuras marcadas por el deterioro; pero siguen siendo parte de la memoria regional.
Hacienda de Bolívar. | Especial

Campesinos que se mantienen en pie

Las haciendas son también la huella de una lucha que continúa: la del campesino que no se rinde, que aún pelea por mantenerse de pie en un mundo dominado por la tecnología y el olvido.

dahh.

Google news logo
Síguenos en
Damián Ramírez
  • Damián Ramírez
  • Soy el reportero que cuenta las historias del pueblo para el mundo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.