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Las parcelas son como las mujeres, necesitan atención: campesinos de Durango

En la Villa de León Guzmán, alrededor de mil 600 socios se encuentran en incertidumbre ante la pandemia, sin embargo, no pueden dejar de trabajar.

Los campesinos forjados con el sudor, esfuerzo, trabajo, inculcado por sus padres y abuelos, no conocen lo que es el paro de actividades obligado por la gravedad del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19.

Parece una historia alejada de su realidad, de su vida diaria, y de su necesidad de tener que salir adelante con su propia fuerza.

En la Villa de León Guzmán, se encuentran las oficinas de la Asociación de Usuarios de la Zona número 3 de la Segunda Unidad de Riego, Jerusalén-San Jacinto, A.C., conformada por alrededor de mil 600 socios entre los cuales cultivan 6 mil 500 hectáreas.

El paso 14 de marzo pusieron en marcha el primer riego de presiembra del Ciclo Agrícola Primavera-Verano 2019-2020, y concluyó el 8 de abril. En su mayoría son forrajes y pese a la pandemia, esperan un buen año, como piden a Dios en cada periodo anual.

Benjamín Mijares Vargas, presidente del Módulo de Riego número 3, señaló que en el campo permanecen con el mismo ritmo, no pueden dejar de trabajar, porque “luego que vamos a hacer”.

Conforme a las noticias transmitidas en televisión, conocen sobre la situación que pasa a nivel mundial y nacional por la pandemia, así como las acciones a realizar para disminuir el riesgo de contagio, como evitar conglomeraciones, medidas que para ellos no son un problema, al considerar que en el campo al aire libre, difícilmente pueden estar agrupadas varias personas.

“Puede haber algo de temor, pero cada quien lleva su ritmo, tenemos que trabajar”, reiteró Mijares Vargas.

También en la misma situación están los productores de traspatio, aquellos que tienen cabezas de animales y quienes diariamente deben levantarse temprano para realizar sus actividades cotidianas.

“Tienen que ordeñar sus vacas, porque las vacas se ordeñan tardes y mañanas y hay que ir a la pastura todos los días y si paramos ese ritmo ¿con qué comemos?”

En la Villa de León Guzmán, se cultiva principalmente forraje, como maíz y alfalfa, en menor porcentaje nogal, pese al coronavirus, el inicio del ciclo agrícola es positivo, sin embargo, aún no pueden cantar victoria, como sucede en cada ciclo agrícola.

Al concluir con el riego de presiembra, tenían el 60% de la totalidad de las hectáreas destinadas para maíz forrajero, están sembradas, y esperan estar listos para el primer riego de auxilio esperado para el 1 de mayo.

“Porque las parcelas están igual que las mujeres, si no les da uno atención, no nos dan tampoco”, dice Benjamín Mijares quien hasta el momento desconoce que alguno de los socios haya recaído con síntomas de covid-19.

Don Efraín, a sus 70 años, el coronavirus no lo detiene

Don Efraín Márquez Salamanca, es uno de los 241 ejidatarios de la Villa de León Guzmán que continúa con su actividad agrícola, aunque algunos años se desempeñó como profesionista, el campo está en sus venas y desde hace alrededor de 40 años siembra.

Con su tapabocas, reconoce que la contingencia de salud es grave, e incluso, ha comentado a sus compañeros que la propagación de este coronavirus vino a poner “que no somos nada, pues no necesitamos una bomba atómica o que los países poderosos se peleen unos con otros para destruirnos, no, nos ponen con mayúsculas que se puede extinguir la vida de un ser humano y de los animales en la tierra”.

Inclusive aunque el campo continúe con su actividad regular, desde un análisis más a consciencia, señala que tarde o temprano les va a afectar.

“Si la gente no tiene dinero, “¿con qué va a comprar el queso?, ¿qué va a pasar con las vacas?, ¿con qué va a comprar la leche?, y se van a tener que comer las vacas, estoy hablando de una cosa muy extrema, pero si afecta”.

Para Don Efraín, la agricultura representa un apoyo para la economía familiar, aunque reconoce que es difícil, por eso opta por el cultivo de forrajes que es en donde se corren menos riesgos actualmente.

En otros años se dedicó a la siembra de hortalizas, como tomates y chiles jalapeños, sin embargo, al ser un producto perecedero se tiene que vender al instante para no tener pérdidas.

“Ya no siembro chile jalapeño, nos metió unas aporreadas bárbaras, que ya no quiero, que yo sepa solamente una persona cultiva chile jalapeño”, resaltó.

En la incertidumbre sobre el futuro del país por la contingencia de salud y de su situación económica, los campesinos tienen prohibido parar, claudicar, y rendirse en momentos de crisis, como lo han demostrado en etapas difíciles pasadas, superadas por su esfuerzo y trabajo diario.

AARP

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Isis Rábago
  • Isis Rábago
  • Desde pequeña reconocí mi vocación en la comunicación, y aunque la vida no ha sido fácil, con necedad, empeño y esfuerzo cursé la Licenciatura de Ciencias de la Información. Como periodista de MILENIO, me aferro a mi convicción y mi compromiso de contribuir por el bien de mi Comarca Lagunera.
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