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  • Así es una boda de rancho: música, asado y fiesta... hasta para los colados

Si hay un evento que los laguneros de Durango y Coahuila saben hacer a lo grande, son las bodas en los ejidos y ranchos. | Especial

El “sí, acepto” no se queda entre cuatro paredes de un salón elegante, sino que se convierte en una fiesta masiva donde hasta los que no estaban invitados acaban bailando.

En la vida siempre buscamos cualquier pretexto para armar un buen festejo: cumpleaños, graduaciones, quinceaños y, claro, matrimonios. 

Pero si hay un evento que los laguneros de Durango y Coahuila saben hacer a lo grande, son las bodas en los ejidos y ranchos. Ahí, el “sí, acepto” no se queda entre cuatro paredes de un salón elegante, sino que se convierte en una fiesta masiva donde hasta los que no estaban invitados acaban bailando.

Y es que, a diferencia de las bodas citadinas en recintos privados, las bodas de rancho son otra cosa. La invitación es prácticamente pública: si alguien se casa, lo anuncia hasta en los altavoces de las tienditas. “Mañana se casa fulano con fulana, todos están invitados”, y listo: el rancho entero y los vecinos de otros ejidos ya tienen plan.

Fiesta desde el anuncio

Para Saíd Zárate, habitante de Francisco I. Madero, en el nororiente de Torreón, Coahuila, no hay boda chica en el rancho: 

“Desde que se anuncia la boda, el rancho está de fiesta. Nadie se queda sin comer, siempre hay comida para llevar. Ya sea un asadito o una barbacoa, uno llega con su tupper y hasta recalentado te toca al otro día. Es que va gente de aquí, de allá y de más allá. No necesitas pase, la boda es abierta, y la neta son fiestas bien chidas”.

Ese ambiente abierto es parte del encanto: lo mismo se junta el compadre del vecino que la tía de otro ejido, y todos conviven como si fueran de la misma familia.

Saíd Zárate, habitante de Francisco I. Madero.
Saíd Zárate, habitante de Francisco I. Madero. | Enrique Torres

Música hasta cansarse

Si algo no falta en estas bodas son los grupos musicales. Lo común es que haya dos o tres agrupaciones de renombre, alternándose para que la música no pare en toda la noche. Mariachis, tamborazos, norteños o cumbieros: el repertorio es variado y siempre alegre.

Si algo no falta en estas bodas son los grupos musicales.
Si algo no falta en estas bodas son los grupos musicales. | Especial

Por eso, en la actualidad los organizadores deben tramitar un permiso ante el Comité Municipal de Eventos, pues la magnitud del festejo exige coordinación. Miguel Urrutia, responsable del comité, explica: 

“Se pide informar qué agrupaciones van a tocar, cuántas mesas y sillas se van a instalar, si habrá cierre de calles o inspección de Protección Civil. Todo con el fin de que las áreas operativas del municipio organicen patrullaje y vigilancia para que el evento salga en orden”.

Del templo al banquete

La fiesta arranca desde que termina la misa. Los recién casados salen de la iglesia y detrás de ellos se forma un desfile musical encabezado por mariachi o tamborazo. Es un recorrido alegre que va marcando el inicio de la pachanga.

Ya en el lugar de la recepción, los invitados se sientan a disfrutar de un banquete típico lagunero: asado rojo, arroz, tortillas calientes y bebidas al gusto. Después de comer, se levanta la pista de baile que puede durar hasta la madrugada.

“Desde que salen de la iglesia es fiesta todo el día. Llegas en la tarde a la comida y luego en la noche arranca el baile. No falta que avienten al novio al aire y casi lo dejen sin aliento. Pero eso sí: la fiesta sigue, porque aquí la boda es para disfrutarla de principio a fin”, comenta entre risas un vecino que ha asistido a más de una boda de rancho.
Los recién casados salen de la iglesia y detrás de ellos se forma un desfile musical.
Los recién casados salen de la iglesia y detrás de ellos se forma un desfile musical. | Especial

Tradición que resiste

Algunos podrían pensar que estas costumbres se han perdido por el crecimiento de las ciudades y la moda de celebrar en salones privados. Sin embargo, las autoridades municipales aseguran que las solicitudes para hacer bodas en la vía pública siguen siendo frecuentes.

“Claro que recomendamos que se hagan en lugares privados por seguridad, pero entendemos que es parte de las costumbres. Así que nuestro trabajo es implementar medidas para que todo salga en orden, con respeto y sin incidentes”, aclara Urrutia.
Las autoridades municipales aseguran que las solicitudes para hacer bodas en la vía pública siguen siendo frecuentes.
Las autoridades municipales aseguran que las solicitudes para hacer bodas en la vía pública siguen siendo frecuentes. | Especial

El sello lagunero

Al final, ya sea en la ciudad, el rancho o el ejido, lo cierto es que los laguneros no saben festejar a medias. La música, la comida abundante y el baile interminable son parte de su sello distintivo.

Las bodas en ranchos son más que un evento social: son un recordatorio de que, en comunidad, la felicidad se multiplica.

Porque, como dicen en la Laguna, “boda sin baile, sin asado y sin vecinos colados… ni es boda ni es fiesta”.

Las bodas en ranchos son más que un evento social: son un recordatorio de que, en comunidad, la felicidad se multiplica.
Las bodas en ranchos son más que un evento social: son un recordatorio de que, en comunidad, la felicidad se multiplica. | Especial


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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