En el universo de la comedia mexicana, pocos nombres resuenan con tanta fuerza como Chespirito, el seudónimo que catapultó a Roberto Gómez Bolaños a la cima del entretenimiento.
La serie Sin querer queriendo, una producción que explora la vida y obra del creador, dedica su segundo capítulo a desentrañar el origen de este apelativo que se convirtió en sinónimo de risas y creatividad.
Aquí en MILENIO te contamos más sobre el segundo capítulo y el origen de este entrañable nombre. Además, la producción de HBO muestra más sobre el famoso viaje a Acapulco y el comienzo de Roberto Gómez en la televisión.


¿Quién le puso Chespirito?
En los albores de su carrera, Roberto Gómez Bolaños ya destacaba por su ingenio en la televisión mexicana. Durante los años en que colaboraba en las cápsulas cómicas, sus aportaciones no pasaban desapercibidas.
Fue en este contexto que el director Agustín P. Delgado, interpretado en la serie por Edgar Vivar, impresionado por la calidad de sus guiones y su capacidad para generar historias ingeniosas, lo bautizó con un nombre que resonaría por décadas.
“Sheakspire, Sheakspirito". El nombre Chespirito, hace una referencia juguetona al genio de William Shakespeare, pero en forma de diminutivo.
Posteriormente, un colaborador del programa lo llamo 'Chespirito', cosa que Gómez Bolaños aceptó contento: “Sheakspire, Sheakspirito, Chespirito… Suena muy bonito, me gusta como suena así con la ‘Ch’”.
Este apodo, que inicialmente pudo parecer un halago pasajero, se convirtió en la piedra angular de su identidad artística.
Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. En aquellos años iniciales, Roberto enfrentó desafíos que pusieron a prueba su determinación.
Cansado del trato que recibía en el medio televisivo, donde sus ideas eran valoradas pero no siempre respetadas, decidió dar un paso audaz: renunciar para crear su propia comedia.
Esta decisión marcó el inicio de una nueva etapa en su carrera, una en la que él tendría el control creativo para dar vida a personajes que harían historia.
¿Quién fue Agustín P. Delgado en la vida real?
Agustín Porfirio Delgado Pardavé fue un destacado director, guionista, operador de cámara y productor mexicano.Su debut como director fue con la película "El mexicano" en 1944, basada en un cuento de Jack London, y a lo largo de su carrera dirigió alrededor de cuarenta películas de diversos géneros, incluyendo títulos como "Ladronzuela" (1949), "Dos caras tiene el destino" (1952), "Los que no deben nacer" (1953) y "El zángano" (1967). También fue guionista y productor, colaborando con escritores populares y con figuras como Roberto Gómez Bolaños en algunos guiones.
El camino hacia el éxito y los retos del capítulo
El capítulo da un salto temporal hasta 1978, cuando el fenómeno de El Chavo del 8 ya era una realidad. Sin embargo, este éxito también trajo consigo tensiones internas.
Durante el viaje a Acapulco, narrado en la serie, se evidencia cómo la popularidad de los personajes comenzó a generar rivalidades.
En particular, Quico, interpretado por el personaje de Marcos Barragán, empezó a ser visto por el público como una figura central, lo que generó cierta fricción con Roberto, quien no solo era el creador, sino también el intérprete de El Chavo.
En un momento clave, Quico le propone a Ramón Valdés, el entrañable Don Ramón, unirse a su propio programa, una oferta que este inicialmente rechaza, mostrando lealtad hacia el proyecto de Chespirito.
La narrativa retrocede luego a 1968, un año crucial para Roberto. En ese momento, el canal 8 abría sus puertas, ofreciendo nuevas oportunidades para creadores como él.
Con la determinación de llevar sus ideas a la pantalla, Roberto escribió el guion de su primer capítulo y se dirigió al canal para presentarlo a Sergio Peña, un contacto clave en la industria.
En este trayecto, se encuentra con Rubén Aguirre, quien más tarde se convertiría en el inolvidable Profesor Jirafales. Juntos, comenzaron a dar forma a un proyecto ambicioso: El Ciudadano Gómez, un piloto que representaba la visión de Chespirito de una comedia cercana.
Sin embargo, el canal decide archivar el proyecto, un revés que no detiene a Roberto. En su lugar, surge una nueva creación: El Dr. Chapatín, un personaje que comienza a delinear el estilo único de Chespirito, marcado por un humor absurdo y entrañable.
En este proceso, Roberto empieza a reunir al equipo que daría vida a sus ideas. Recluta a Ramón Valdés, María Antonieta de las Nieves y Rubén Aguirre, actores que se convertirían en pilares de sus programas.
Sin embargo, en medio del éxito inicial, Roberto comienza a sentirse desencantado con el rumbo de su trabajo. El humor que se le pedía, a menudo centrado en atacar a la competencia, no resonaba con su visión creativa.
Además, las órdenes de los ejecutivos chocaban con su deseo de libertad artística. Fiel a sus principios, Roberto vuelve a renunciar, decidido a seguir su propio camino. Este acto de valentía, aunque arriesgado, sienta las bases para lo que vendría después.
El capítulo cierra con un guiño que emociona a los fanáticos: una referencia al nacimiento de El Chapulín Colorado, el héroe torpe pero valiente que, junto a El Chavo del 8, consolidaría a Chespirito como un ícono de la cultura popular.