En este punto de su carrera musical, Amalia Ramírez 'Bruses' considera que ha recibido "suficientes putazos" que se reflejan en sus canciones. Aunque esto no significa que la abrume una sensación de aflicción o desazón, sino todo lo contrario: está en paz "con la persona que soy, con el camino que me ha tocado recorrer".
Un camino donde, aunque lleva varios éxitos a cuestas — un primer disco, Monstruos (2022), que la posicionó como una artista de alcances globales; cuatro nominaciones a los Latin Grammy; más de 1.3 millones de escuchas mensuales en Spotify; giras por México y Estados Unidos; un equipo de trabajo propositivo y empático; y una comunidad de seguidores que se cuenta por miles —, aún siente que no carga con la madurez.
"Siempre que alguien me dice 'A tal edad alcanzas la madurez', creo que no es cierto — revela en entrevista por videollamada con MILENIO —. He conocido personas jóvenes muy maduras y personas grandes inmaduras... Creo que es el carácter que la vida te va forjando".


¿Cómo fue para Bruses crecer en Tijuana?
En su caso, el carácter "caótico" le vino de crecer en la parte "no fresa" de Tijuana; una zona que dista de ser atractivo turístico, pues "mataban a personas en la calle de abajo", recuerda.
"No me di cuenta hasta ya más grande que esa era mi realidad. Y siento que mi arte es igual de agresivo, de atrevido. A eso agrégale diagnósticos de salud mental", comenta aludiendo a su trastorno de límite de personalidad, del que ha hablado en sus redes sociales y que, para explicarlo, dice que es como tener emociones "sin cinturón de seguridad".
Afortunadamente, en este contexto de ruido y furia, los eslabones los tenía en casa: sus padres. "A pesar de que ahora no los veo más que una vez al año porque siguen en Tijuana, muchas decisiones que tomó son porque quiero verlos felices, que les toque verme cumplir sueños".
Una sonrisa aparece en su rostro cuando habla sobre su progenitor, un "músico de calle" que heredó esta actividad de su abuelo, quien "tocaba guitarra en los tacos de Tijuana, en todos los de la Revo y zona Río, y con ese oficio mantuvo a mi papá y sus dos hermanos, y a mi abuela, Teresa".
De su padre, Carlos, detalla que es un rockero que demostró su talento en bandas de los años 70 y 80. Desafortunadamente, no le tocaron estos tiempos donde la tecnología facilita hacer y distribuir sonidos, si no "la hubiera roto".
"Y yo soy la tercera generación... ya me lo llevé a los Latin Grammy y eso me da una gran satisfacción como hija — rememora —. Quiero que, el día que me gane mi primer premio, esté conmigo en el escenario para dárselo, porque si no hubiera sido por él no estaría haciendo lo que hago".
¿Qué siente por la comunidad que la acompaña?
Los cientos de miles que gustan de sus canciones y la apoyan en sus decisiones también son una gran motivación. "Y eso viene de mi falta de conexión".
Explica que, en su infancia y adolescencia, no tuvo amigos. Piensa que por "mis problemas mentales, porque usaba lentes, porque tenía sobrepeso... Ya sabes cómo son los niños en México, especialmente a principios de los 2000, que no había tanta conciencia sobre el bullying".
Además, siendo hija única de padres trabajadores, pasó mucho tiempo sola en casa, lo que le generó un "anhelo de compañerísimo, de sentido de pertenencia".
Por eso, cuando hace más de una década comenzó a compartir su música a través de redes sociales, encontró "una comunidad donde me siento parte". Y donde se volvió referente para otras almas de emociones ambulantes.
"¡Me siento Hannah Montana darks! Me hizo falta ver en la tele o en lo digital a alguien como yo, que se atreviera a compartir que no es perfecto o perfecta, que no se viera como el estereotipo del artista mujer en los 90 y 2000".
Aunque ahora que tantas personas están familiarizadas con ella y su vibra, le es importante aclarar que "no soy una profesional de la salud mental", pues son comunes los comentarios donde le agradecen por salvar vidas o piden consejos ante situaciones tensas.
"Simplemente estoy compartiendo mi historia y se siente bonito que me digan que de alguna forma les ayudo, pero siempre les digo 'Tú te salvaste, yo solo fui el soundtrack'. Esa es la verdad".
La salud mental
Amalia profundiza en su trastorno de límite de personalidad: "Cuando estás feliz se puede ir a un estado maníaco y cuando estás triste se puede ir a la depresión".
De ahí esa sensación de turbulencia que impregna sus letras y melodías. Y su nombre artístico, "que viene de tener moretones en la mente, turbulencia en mi cabeza".
"Cuando saqué Monstruos empecé a tener los peores ataques de pánico de mi vida", relata, pues de pronto se sintió con una gran responsabilidad ante su creciente fama.
Acudió a terapia para equilibrar las cosas y entender que Bruses fue "un accidente feliz" porque, a pesar de que lleva 11 años haciendo música, no lleva 11 años siendo artista: "Primero soy compositora; segundo, productora; y en tercer lugar, artista pública, performer".
También tiene un equipo de trabajo que "me apoya, me ama y me cuida mucho mi salud mental". Algo que complementa con "una rutina más sana en los shows", donde deja a Bruses en el escenario para llevar solo a Amalia a casa.
— Además de la música, familia y esa comunidad que has forjado, ¿qué otros refugios o actividades te ayudan a despejarte y renovarte?
— Me encanta ir al boliche. También me gusta el golf, aunque me caga que es tan caro, solo voy donde es gratuito. Diría que me encantan los deportes de precisión. Igual soy bien gamer, de Switch, juego todos los de Mario Bros. Tengo cuatro gatos, soy muy de animales; si todo sale bien con esta carrera y puedo hacer dinero, me compraría una granja. Y compartir con mis amigos, que son pocos pero bellos.
¿Qué esperar de Desde el coma, su segundo disco?
Cuando habla del disco que está alistando, llamado Desde el coma, lo hace con un tono de voz taciturno; asegura que será "más conceptual que el primero" porque habla de un momento muy personal: el accidente de auto que sufrió a los 20 años.
"Quedé en coma durante dos meses... Pasaron muchos años para hablar de ese tema, para escribir de eso, y el álbum narra cómo me sentía atrapada en mi cabeza; no estás dormida, estás como un limbo donde a veces puedes escuchar lo que pasa afuera pero no interactuar... Mi forma de explicarlo y formar catarsis es este disco; como pasó hace 7-8 años, creo ya es el tiempo suficiente para hacerlo arte".
En cuanto al sonido, precisa que "el rock sigue ahí en actitud", pero coquetea con el pop, lo urbano y el rap. Se atrevió a ser ecléctica para "dejar de tratar de atrapar a Bruses en una caja". Además, está diseñado para escucharse de principio a fin porque es "extremadamente teatral".
"Pasé tres años haciéndolo porque entre la catarsis, las crisis, muchas cosas que pasaron en lo personal, firmar con una nueva disquera... No sé si sabes lo de la maldición del segundo disco, pero ya va", añade sobre la obra que trabajó con Tyler Demorest, quien produjo música para la serie animada Arcane.
Al momento, antes de su lanzamiento el próximo 22 de agosto, ya se pueden escuchar en plataformas musicales YUMMi, I'm so happy, Coma party y Me estoy rindiendo am0r :(
— ¿Qué piensas del amor? ¿Cómo entiendes este concepto tan ambiguo?
— Me enamoré muy tarde en la vida y fue justo por mi sexualidad: me reprimí mucho y creí que tenía que ser hetero porque era la norma. Aparte, crecí en una escuela católica donde ser queer era de 'Te llevas con el diablo'. Eso me hizo odiarme un poco cuando empecé a sentir atracción por una chica. A los 18 fue la primera vez que me enamoré y sentí lo que todos hablan en las películas, que no había sentido por más que besé sapos. Entonces, el amor para mí es algo que rige el mundo. ¿Y sabes qué descubrí? Que no solamente la capacidad de amar debe ser romántica; está bonito amar a tus amigos, a tu familia, a tus animales. Hay gente que dice que el amor duele y yo creo todo lo contrario, creo que el amor correcto te sana y te complementa. Me encanta que por primera vez estoy teniendo pequeños acercamientos con el amor en mi arte, en mis canciones. Es una puerta a otra gama de emociones, matices. Es parte de ser humanos.
Bruses cierra la entrevista con Notivox profesando su agradecimiento a la música, que la salvó: "Amalia chiquita, que estaba en su cuarto sintiéndose de la verga, se aprendió a autorregular escribiendo y con la música... El hecho de que me clavé en el arte y no en algo negativo me salvó de haber sido otra cosa, de no saber si estaría aquí con vida"
"Ahora estoy en el momento que más me enorgullece en lo musical, no estoy pretendiendo ser nadie que no soy y estoy feliz con esa libertad", zanja la tijuanense que, en su arte, dota al caos de ternura.
hc