La vida suele no siempre llevar el rumbo que uno pretende por mucho que se planee, lección que la ex campeona nacional en atletismo, María Elena Hidalgo Lerma, aprendió luego de sus años en las pistas, en competencias, que a ella forjaron hoy en día como una exitosa profesionista, que vive sus retos, sus logros desde una nueva perspectiva.
Hechos que la ex seleccionada nacional, integrante del Instituto Mexicano Madero y la Udlap comparte con los lectores de MILENIO Puebla, hoy a la distancia de lo que pudo ser y no fue, pero que detonó lo que en la actualidad disfruta.
¿Cómo inicias dentro del atletismo?
“A los 12 años, fue en el Parque Ecológico con Pedro Tani, me hizo las pruebas y gritó: ‘Esta niña es un fenómeno’, y así empecé. En 2005 di la marca para ir al Mundial Juvenil en Marruecos, tenía 15 años, el resultado no fue positivo, sin embargo, la experiencia fue gratificante. En 2007 logré el primer lugar en 200 metros planos en Olimpiada aquí en Puebla, la medalla que tanto quería. Fui a los Juegos Centroamericanos Deportivos Escolares de Puerto Rico, competí en 200 metros y relevo 4x100, en ambos quedé en cuarto”.
Como en todo, hay altas y bajas, tú sufriste un momento complicado, ¿cómo lo superaste?
“Sufrí de trombosis, me sacó del entrenamiento mes y medio, lo bonito es que pude regresar a los cuatro meses de que sucedió, con muchas esperanzas de ir a Juegos Olímpicos. Fui al Conadeip 2009 y gané primer lugar en 100, 200 y 400 metros, en los tres rompí récords, dos aún están vigentes, en Olimpiada quedé en segundo lugar en 200, fue bastante fuerte porque iba por mi tercer oro, pero es algo invaluable, lo que logré y cómo afronté una situación adversa”.
¿Cómo fue tu paso por Selección y tu ingreso a la Udlap?
“Decidí irme a Selección Nacional con Raúl Barreda, en el Comité Olímpico, estuve hasta marzo de 2010, no continúe porque sufrí múltiples lesiones, no pude iniciar el ciclo olímpico, fue un año perdido, no hice nada. Regresé a Puebla, ya no quería saber nada del deporte, pero un amigo que estudiaba en la Udlap me dijo de la posibilidad de una beca, me llevó, me encontré con Pedro Tani y me becaron ahí”.
¿Cómo llega a su fin tu ciclo como atleta?
“Pasó Londres 2012, el aceptar que a veces las situaciones no serán como tú esperas o no van a suceder como planeas, yo tenía un plan muy claro, muy específico, que nunca sucedió y que para mí fue bastante duro. En mi último Conadeip me llevé un tercer lugar, fue en la pista que me vio crecer y nacer, donde logré mi primera medalla nacional y fue mi última competencia ahí”.
¿Qué vino después y cómo enfrentaste esa nueva etapa?
“Estudié comunicación, inicié mis prácticas profesionales en BASF, me contrataron, estuve trabajando de 2013 a 2017, salgo de la empresa porque tuvieron que ocupar mi puesto, obtuve un nuevo cargo en Sabormex, ahí estuve nueve meses. Me invitaron a Volkswagen, un puesto de trabajo en el área comercial, actualmente estoy en un área de retail marketing, nos encargamos de dar asesoría, soporte y apoyo a las agencias del país”.
¿Qué tanto consideras que el haber sido una atleta de alto rendimiento te ha servido?
“Una de las cosas más interesantes que me dejó el atletismo fue convertirme en una persona más extrovertida, me ayudó a tener un mejor enfoque y objetivos claros, saber que tengo la capacidad para sacar cualquier cosa, también a tener responsabilidad y compromiso, algo que traslado al trabajo. La convicción que debes tener en cada acción que realizas, también la parte de resiliencia, enfrentar una situación compleja de la mejor forma”.
¿Cómo te ves en el futuro, seguirás haciendo planes pese a lo que has vivido?
“A partir del momento que perdí mi sueño de ir a Juegos Olímpicos empezó a cambiar mi forma de ver hacia el futuro. Ahora quiero estudiar una maestría, vivir en el extranjero, vivo muchas cosas al día, muchas no las he planeado, pero voy tomando decisiones con base a qué quiero para mí y qué me gustaría hacer”, finalizó.
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