En un torneo diseñado para los hambrientos, no para los famosos, Brandon Perro Mejía volvió a morder. El joven de Nicolás Romero alargó su invicto a 11-0, con 9 nocauts, tras dominar al uzbeko Ayubkhon Bakhtiyorov —hasta ayer también invicto con 8-0 y 5KOs—, imponiéndose por amplia decisión unánime en el WBC Grand Prix, siendo el único mexicano en conseguir su boleto a la semifinal.
“Este torneo es para los que tienen hambre, no para los que tienen seguidores… aquí no importa si eres viral en TikTok, importa lo que haces en el ring”, dijo Mejía en entrevista previa. Y cumplió: su boxeo sobrio y calculado desarmó al asiático, llevándose la victoria sin dejar espacio para dudas.
Apenas 21 años, una hija que es su motor y una historia marcada por sacrificios —de repartir comida en motoneta bajo la lluvia a pelear en uno de los escenarios más exigentes del boxeo joven—, el Perro camina con la serenidad de quien sabe que cada golpe es un paso hacia su objetivo: “Las grandes bolsas y las grandes peleas en Estados Unidos”.
Mientras Mejía celebraba, otros mexicanos vivían noches opuestas. Misael Cabrera Urías cayó por decisión unánime ante Mujibillo Tursunov, en un combate donde al uzbeko le descontaron un punto, pero aun así logró imponerse. Y, con el nuevo sistema de desempate del Consejo Mundial de Boxeo, el francés Lancelot Proton de la Chapelle se coló a cuartos de final, dejando fuera a Emiliano Aguillón.
Brandon sabe que el camino será cada vez más duro. Lo dijo antes de viajar: “Cada rival será más fuerte, pero la disciplina lo es todo… arriba del ring, los puños hablan, no la boca”. Por ahora, sus puños siguen hablando alto y claro. Y todavía tienen hambre.
FCM
