El público jalisciense merecía un triunfo que no tuviera que ver con guantes de box ni balones en la red. Durante una noche, Zapopan se transformó en una capital estatal y Jalisco se convirtió en todo México. Los Charros representarán a todo un país por primera vez en su historia.
A pesar de la magnitud de la noche, las tribunas tardaron en reflejar la importancia que tenía el sexto juego de la serie entre Charros y Yaquis para el beisbol jalisciense. A una hora de que iniciara el partido, los asistentes que se encontraban dentro del recinto se podían contar sin problemas. Incluso después de que el duelo comenzó, podían observarse algunos huecos en la tribuna.
Poco a poco, los asientos vacíos comenzaron a transformarse en personas con indumentaria de Charros. Pero eso no bastaba; por más que la voz del estadio intentaba transmitir la emoción, las sugerencias de ésta pasaban de largo en la mayoría. Tuvo que llegar el bat de Dariel Álvarez para que el público por fin se levantara de sus lugares gracias al júbilo, y es que el cubano fue el encargado de impulsar la primera carrera.
Nuestros #Charros agradeciendo a todos los aficionados que se dieron cita esta noche????????
— Charros de Jalisco (@charrosbeisbol) January 29, 2019
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Al término de la tercera entrada, algunas personas prefirieron tomarse una pausa, como si hubieran esperado el primer destello del juego para hacerlo. El empate de los visitantes no tuvo ninguna reacción negativa por parte de los asistentes. Prefirieron guardar emociones para lo que estaba a punto de suceder.
La quinta entrada quedará en la historia del beisbol jalisciense. Después de que una parte del público agradeciera con gorra en mano a Marco Tovar un desempeño destacado, se desató el vendaval de carreras por parte de los locales. Los hits de Urrutia, Murillo, Cardullo, Zazueta y Álvarez, no hicieron otra cosa que preparar a los asistentes para el júbilo máximo: el jonrón de Dariel Álvarez. Jalisco finalizó un rally de nueve carreras que lo catapultaron a llevar una ventaja de 10.
El partido ya había desquitado el boleto de entrada y el público ya estaba conforme. El resto del encuentro se convirtió en un mero trámite. Los asistentes ahorraron energías durante tres entradas para volver a volcarse cuando Sergio Romo cerró el encuentro.
La música del mariachi no fue suficiente para callar a todos aquellos que acababan de presenciar el primer campeonato de Charros en la Liga Mexicana del Pacífico. Sonó el Cielito Lindo en las bocinas del estadio y el coro no se hizo esperar. Ninguno de los asistentes abandonó el recinto, esperaron para festejar con los suyos. En el momento más importante, Jalisco no se rajó.
GPE/SRN