Hoy son, probablemente, el equipo que más ruido genera en la NFL. Los Kansas City Chiefs tienen credenciales para ser considerados como la dinastía de la década de 2020, pero antes de ver a Patrick Mahomes como dos veces MVP de la NFL y tres veces campeón del Super Bowl, este equipo pasó por una transformación que es un claro ejemplo de construcción y creencia en los proyectos.
Entenderlo es todo un proceso. Andy Reid es un personaje clave en esta historia. Porque todo lo que vino después de él fue clave para entender el éxito del Chiefs Kingdom. Antes de Mahomes, de Travis Kelce y compañía, un hombre cercano a la gloria, pero que se le negó por muchos años, tuvo un rol clave para ser, al día de hoy, el mejor entrenador en jefe en activo de la National Football League.
La llamada
En la víspera de Año Nuevo de 2012, el teléfono de Reid se iluminó. Acababa de salir de su oficina por última vez como entrenador de los Philadelphia Eagles, despedido tras catorce temporadas marcadas por éxitos y dolorosas derrotas, y por una tragedia personal: la pérdida de su hijo mayor. La llamada no era una simple condolencia, sino la propuesta que cambiaría el rumbo de una franquicia al borde del abismo. Al otro lado de la línea, Clark Hunt, dueño de los Kansas City Chiefs, le hizo una pregunta tan simple como crucial: "¿Todavía quieres ser head coach?"
La pregunta de Hunt era legítima. Reid, en ese entonces con 54 años, había pasado por una etapa agotadora.

Pero la mejor pregunta podría haber sido otra: ¿Por qué querría Reid entrenar a los Chiefs? La franquicia se encontraba en su punto más bajo, sumida en una crisis que iba mucho más allá del emparrillado. El equipo había terminado la temporada 2012 con un desolador récord de 2-14, el peor en su historia. No tenían un quarterback franquicia, y su última victoria en playoffs había ocurrido 19 años atrás, cuando Joe Montana firmó con ellos y los llevó hasta el Juego de Campeonato de la AFC en 1994.
Para colmo de males, un mes antes, el linebacker Jovan Belcher había asesinado a su novia y se había suicidado en las instalaciones del equipo, lo que dejó a la organización en estado de shock. Momentos oscuros dentro del Chiefs Kingdom, justo en un momento en que todo iba a cambiar.
Los Chiefs no solo necesitaban un nuevo entrenador en jefe, sino una reconstrucción total, una nueva cultura y una nueva estrategia. En el mundo de los negocios, existe un término para esta figura: el líder de recuperación. Este concepto, popularizado por Rosabeth Moss Kanter, socióloga estadunidense y profesora de la Escuela de Negocios de Harvard, se centra en la confianza como pilar fundamental de cualquier transformación exitosa. "El liderazgo no se trata del líder", escribió Kanter en su libro Confianza: Cómo comienzan y terminan las rachas ganadoras y perdedoras. "Se trata de cómo él o ella fomenta la confianza de los demás".
En su obra, Kanter desarrolló un marco de tres pilares para los líderes de cambio: Espouse (el poder del mensaje), Ejemplificar (el poder del ejemplo) y Establecer (el poder de los mecanismos formales).

Un líder transformador se distingue por identificar talento oculto, reconstruir la cultura, comunicarse de manera directa e impulsar la creatividad y la colaboración. Estas fueron precisamente las lecciones que Reid implementó en Kansas City, con lo que transformó a una organización que había pasado muchos años en el abismo, en una de las más respetadas y exitosas de la NFL actualmente.
No quedarse en el pasado, sí aprender de ello
Al llegar a Kansas City, Reid no se enfocó en el futuro, sino en entender el pasado inmediato del equipo. En sus primeros días, se reunió con el veterano pateador Dustin Colquitt. A diferencia de otros entrenadores, Reid le dio a Colquitt un sentido de autonomía, preguntándole si prefería quedarse o buscar un nuevo comienzo. Después, le hizo la pregunta clave: ¿cómo estaba la cultura del equipo? La respuesta de Colquitt pintó un panorama desolador. La moral era baja. La organización había enfrentado una demanda por discriminación por edad y, según declaraciones del ex head coach Todd Haley, incluso se rumoreaba que las habitaciones del equipo estaban intervenidas.
La comunicación era nula y la desconfianza reinaba. Colquitt afirmó que "parecía como si todos estuviéramos en la cuerda floja", con una mentalidad de que la organización haría todo lo posible para evitar que los jugadores lograran sus incentivos contractuales.
Reid escuchó con atención y luego ofreció un mensaje claro y directo: "Será drásticamente diferente", de acuerdo con declaraciones recopiladas por The Athletic. En una de sus primeras reuniones de equipo, le dijo a sus jugadores que quería que ganaran todo el dinero posible, que si ellos lo ayudaban, él los iba a ayudan. Este mensaje no solo contradecía la cultura anterior, sino que también sentaba las bases de una nueva era basada en la confianza y el respeto mutuo.

Cambiar la mentalidad
Clark Hunt se dio cuenta de que a los Chiefs les faltaba una cultura definida. Reid se propuso construirla desde cero, basándose en valores simples pero poderosos: honestidad, respeto y solidaridad. Les pidió a los jugadores que fueran ellos mismos, que mostraran su personalidad. Estableció reglas y límites estrictos, pero dentro de ellos, les dio la libertad de prosperar.
La clave era ser puntuales, tener un gran comportamiento dentro y fuera del emparrillado, ser cuidadosos frente a los medios de comunicación y también en las redes sociales. Reid trajo consigo una filosofía de su etapa en Filadelfia: "Trata al conserje exactamente igual que a mí". Esta idea de respeto universal resonó profundamente con Clark Hunt, recordándole a su padre, el fundador de los Chiefs, Lamar Hunt. "Creo que se basa en el respeto mutuo", dijo Hunt. "Es parte de la personalidad de Andy".
La cultura de Reid se extendió por toda la organización, llegando a los empleados y a las familias de los jugadores. Inició la tradición de invitar a las esposas de los entrenadores a unirse al grupo de viaje en un viaje cada año, y les dijo a los jugadores que quería ver a sus familias celebrando en el campo después de las victorias.
La cultura de Reid, basada en el respeto y el cuidado integral de la persona, se convirtió rápidamente en la cultura de los Chiefs que hoy en día persiste.

Entender el rol y avanzar juntos
En la primera temporada de Reid, el equipo se enfrentó a una nueva tradición: una prueba de acondicionamiento. No era un ejercicio trivial; los jugadores debían completar 16 carreras de medio gas en un tiempo determinado. Trabajar duro fue importante.
Este ejercicio no era solo físico, sino un mensaje de Reid a la plantilla. Estaba estableciendo un estándar y una expectativa de trabajo duro y disciplina. Los entrenamientos en el campamento eran frenéticos, pero la retroalimentación era clara y concisa. Reid y su equipo buscaban ser honestos con los jugadores.
La mentalidad de Reid se ha centrado en la transparencia y en un esfuerzo a nivel colectivo. El liderazgo no era una figura distante, sino un guía que establecía las reglas del juego de manera inequívoca. Esta claridad eliminó las dudas y la desconfianza que habían plagado al equipo en el pasado, permitiendo que todos se enfocaran en un objetivo común.
Comunicación consistente y de calidad
Reid trajo de Filadelfia lo que llamó el Consejo de Unidad, un grupo de líderes de cada posición que se reunía con él todos los miércoles. El propósito no era táctico, sino crear un espacio seguro para que los jugadores expresaran sus preocupaciones.
Esta infraestructura de comunicación demostró su valor rápidamente. Cuando el precio de las entradas para los jugadores se disparó casi un 50 por ciento debido a las victorias del equipo, los miembros del Consejo de Unidad consideraron injusto tener que pagar más por el éxito que ellos mismos estaban creando, un tema que le llevaron a Reid y resolvieron ese mismo día.
Reid también promovió la comunicación informal, pidiendo opiniones a los jugadores durante los entrenamientos. Se enorgullecía de nunca perder el control y rara vez gritaba.
Este estilo de comunicación fomentó una cultura de respeto y un ambiente positivo que se reflejó fuera del campo. En la temporada anterior a la llegada de Reid, los martes, el día libre tradicional, las instalaciones de entrenamiento estaban vacías. Durante su primer año, estaban llenas de jugadores que entrenaban, recibían tratamiento o simplemente pasaban el rato. Era una cultura de camaradería y compromiso que Reid cultivó en Kansas City.
Legado y resurgimiento
El plan de Reid dio sus frutos de manera espectacular. En su primera temporada, los Chiefs terminaron con un récord de 11-5, la mayor cantidad de victorias en una década. Regresaron a los playoffs, y aunque no clasificaron al año siguiente, no han faltado a la postemporada desde 2015.

Si bien la llegada de Patrick Mahomes en 2017 y su primera campaña como titular en 2018 elevaron a la franquicia a un nivel superior y el QB ayudó a llegar a tres campeonatos del Super Bowl, además de mantenerlos en el foco de la conversación, las bases de ese éxito se sentaron años antes, en 2012. La transformación de los Chiefs no fue una anomalía, sino un modelo a seguir de liderazgo y reconstrucción. Los Chiefs de Reid demostraron que el liderazgo audaz, la comunicación clara y una cultura sólida pueden revivir a una organización moribunda.
La lección que Andy Reid enseñó a los Kansas City Chiefs y a la NFL es que el éxito no se construye solo con talento, sino con la voluntad de cambiar, la capacidad de escuchar y la convicción de que una organización, por muy oscura que sea su situación, siempre puede renacer si el liderazgo es lo suficientemente valiente para orquestar la transformación.
RGS