Cultura

Semblanza. Un hombre en pos de su vocación literaria y en el cine

Este domingo 22 de enero se le rendirá un homenaje al autor, cuentista y guionista hidalguense en el Museo Nacional de Arte

Hoy hace 100 años nació Ricardo Garibay, hombre polémico, sin máscaras, quien nunca reparó en decir lo que pensaba en cualquier ámbito tanto cultural como político.

Desde sus primeros años estuvo relacionado con los libros; sus padres eran lectores aunque su herencia literaria provino de sus dos abuelos: José de Jesús Garibay, poeta y jefe político durante el Porfiriato; y Domingo Ortega, también entregado a la poesía, quien quería que el joven Garibay adquiriera pronto el hábito de la lectura. 

Él sabía que tras esos años de dedicación y entrega a la escritura, él o alguien de su familia iba a dedicarse a las letras. No era ninguna novedad, sino una consecuencia de aquella constancia y amor por su vocación. Este último tema lo abordó en sus conferencias, programas de televisión y artículos periodísticos que redactó a manera de diario en las páginas del “Diorama de la Cultura”, el suplemento dominical de Excélsior

En una de sus colaboraciones, Garibay recordó que Alfonso Noriega mencionaba la indignación de Gabriela Mistral, quien “le echaba la culpa de los males del mundo a la falta de vocaciones”.

El problema de México, refería el narrador hidalguense, es que “es la tierra donde nadie está contento con lo que hace, con lo que es… Donde nadie ama lo que hace, donde por eso nadie siente amor por nadie, y envidia y discordia nutren sin tregua ni fin existencias imaginarias”. 

La vocación de Garibay se asentó gracias a la presencia de ese par de abuelos y de Erasmo Castellanos Quinto, su maestro.

Novelas y guiones 

Entre muchos otros, como cuentista publicó La nueva amante (1946) y Cuaderno de cuentos (1951). Entre sus novelas se encuentran Mazamitla (1953) El joven aquel (1997); además de su crónica-reportaje Las glorias del gran Púas (1978). También se desempeñó como guionista para cine, televisión y teatro. 

En su faceta como guionista, eso lo cuenta Vicente Leñero en el prólogo a la Obra completa de Garibay, el escritor debía volver a escribir diálogos y ajustarse a los caprichos de las estrellas. Por ejemplo, a María Félix no le gustaba la palabra “tetas”, pedía que se cambiara por senos. Dolores del Río también reclamó por la palabra “puta” y entonces la modificó por cuatro letras. El director Jorge Ferretis aceptó que un personaje exclamara: “¡Tiene poca madre!”, dado que Garibay insistía en la frescura del lenguaje y confiaba en su buen oído.

Este domingo a las 12:00 horas, Socorro Venegas, Armando González Torres, Josefina Estrada y Mary Carmen Sánchez Ambriz recordarán su vida y obra en el Auditorio Adolfo Best Maugard del Munal. 


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Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • [email protected]
  • Ensayista, crítica literaria y docente. Fue editora de la sección Cultura en la revista Cambio.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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