Girl Power es un documental sobre la doble máscara que llevan las mujeres escritoras de grafiti. Sany, una de las pocas mujeres activas en el grafiti ilegal de la República Checa, registra por distintos continentes la emancipación de las escritoras del grafiti ante el estigma de la discriminación de género.
En la apacible cotidianidad de Praga, Sany arriesga su integridad por entrar a un depósito de trenes para trazar, como si fuese un deporte a contrarreloj, su identidad antes de que la policía pueda arrestarla. Plasma en este arte su rebeldía no solo ante las normas sino ante el status quo de su ciudad y de su propia vida. En la práctica se enfrenta a la ilegalidad pero también a la comunidad grafitera donde predomina el entorno masculino.
Está influida por Lady Pink, conocida por ser la primera dama del grafiti callejero a fines de los años setenta en Nueva York. El documental recorre quince ciudades alrededor del mundo para retratar los retos y el peligro que viven las escritoras de grafiti. Entrevista a leyendas icónicas como la fotógrafa Martha Cooper, a Okada de Moscú, al colectivo Motel 7 de Ciudad del Cabo y a la propia Lady Pink.
La cinta se presentó por primera vez en Latinoamérica, en el Centro de Cultura Digital a través del Estudio Chulería, que buscará abrir más funciones gratuitas en México.
¿Por qué decidiste hacer “Girl Power“?
Cuando empecé a grabarlo era la única grafitera en Praga. Sabía que alrededor del mundo había mujeres activas, una docena de ellas, a comparación de los miles de hombres. Estaba interesada en motivar a otras mujeres, saber por qué hacían algo tan peligroso.
¿Cuál es el estatus de las mujeres en el grafiti?
Nunca he dividido el grafiti para mujeres o para hombres, pero la escena lo hace. En la República Checa, está mejor que antes. Años atrás los hombres me robaban mis pinturas, rayaban mi arte y escribían: “regresa a la cocina”. Eso terminó. He realizado grafiti por quince años; en Praga he organizado eventos, he participado en las exposiciones de la legendaria fotógrafa Martha Cooper, así que no pueden decir que no es para mujeres. El grafiti, después de todo, es ilegal. Y no debería importar si eres hombre o mujer. Lo importante es creer en él y hacerlo con absoluta dedicación.
¿Cómo cambió tu vida la realización del documental?
Antes del documental vivía dos vidas que se complementaban y las alternaba como lo necesitara. Para grabar Girl Power renuncié a decisiones que a las personas normales les parecerían ilógicas: perdí un trabajo bien renumerado como gerente de una empresa, interrumpí mis estudios en la universidad y me endeudé. Claro que afectó mi vida personal pero no me arrepiento.
¿A pesar de todas las pérdidas, valió la pena realizarlo?
Me hago esa pregunta todos los días. Si no hubiera tomado esa decisión, sería una persona totalmente distinta. Me cuestiono si podría haber sido mejor. Me tomó siete años de mi vida concretar el documental. Personas en las que confié en el primer año de grabación me traicionaron y me han puesto obstáculos. Con frecuencia conozco mujeres que están interesadas en el documental, porque les da fuerza para seguir sus sueños.
¿Qué tipo de documental es “Girl Power“?
Es una película que no habría podido realizar alguien externo al grafiti. Es el primer documental que trata de ese tema y rompe estereotipos