Como parte de un programa de prevención de la violencia, niños de Tepito y Peralvillo que ya estudian música recibieron talleres y clases magistrales para conocer otros ritmos como jazz, blues y hip hop.
Hubo un momento de la tarde que la veintena de niños entre 7 y 17 años de edad que recibían clase en la Plaza Santa Ana de la colonia Morelos de la Ciudad de México estaban arriba del escenario junto con sus maestros, los integrantes del grupo Drew Tucker & The New Standard, proveniente de florida. Todos haciendo música
“Como puedes ver son un montón de morritos que quieren hacer algo por su comunidad y la verdad es que está super chido”, dijo a Notivox el rapero tepiteño de 21 años de edad quien estudia también, la carrera de administración, Alan Life, quien había tomado el micrófono para compartir su música.
Los niños son integrantes del ensamble de alientos y percusión del Centro Histórico de la Ciudad de México, fundado hace 18 meses como parte de los programas del Sistema Nacional de Fomento Musical de la Secretaría de Cultural Federal.

José Luis Zúñiga, instrumentista de saxofón tenor de apenas 12 años de edad dijo: “siento muy bonito al ver que estoy en Tepito y puedo generar algo que no es violencia y puedo generar algo que es bueno”.
Al líder de la agrupación estadunidense, acostumbrado a compartir sus conocimientos con otras personas, no le importó llegar a un barrio como Tepito.
“Escuché cosas pero no me importó, dijo Drew Tucker. Hay gente hermosa en todos lados y hay gente mala en todos lados también; algunos reciben más noticias que otros y ningún niño es automáticamente malo. Entonces si les hablas al bien que tienen dentro y a su pasión puedes llegar a quien sea”.
Daniel Pérez, director del ensamble infantil explica que cuando los pequeños respondieron a la convocatoria para crear el grupo, acudieron con muchas reservas y desconfianza , poco a poco la música, la disciplina y el trabajo en equipo ha ido puliendo otra personalidad en ellos.
“Entre ellos luego platican hay es que en mi vecindad esto, hay revisiones etc, pero ellos están consientes de esa situación pero como todo es un ensamble hacemos trabajo en equipo para que ellos siempre estén pendientes de su entorno”.

Alan Life concede que “aquí en el barrio la vida es dura porque pues hay mucho mal, hay muchas personas que pues no son de aquí vienen a causar problemas, sin embargo la gente que somos de aquí le queremos echar ganas y tratamos de salir adelante”.
Drew Tucker explica que más que esta experiencia ha sido muy enriquecedora para él: “Los niños me dan vida y poder compartir con ellos no me considero un músico, me considero un educador y la música es mi herramienta para poder ayudar. Entonces sí pude ayudar a alguien hoy a encontrar su propia voz, entonces cumplí mi misión”.
Mientras que para José Luis fue algo inolvidable. “Sentí una explosión de sentimientos, de verdad me gustó muchísimo”.

mrf