Con La migración de las estrellas, Elena Villarreal aborda dentro del género del cuento distintos temas que parten de lo cotidiano para hilvanar historias que abren de pronto otras dimensiones, las que dan vuelcos imaginativos u otras que aunque se van a otros planos, no se alejan de la realidad circundante.
Incluso uno de los relatos es sobre la pandemia: “Diario de la contingencia sanitaria con una pizca de climaterio”. Como apunte, la portada de la publicación es de Claudia Irene Villarreal Garza y es una pintura a la que se le sacó un acercamiento a los 100 poetas regios con mayor influencia del Festival Alfonsino; hay una recopilación donde aparece la poetisa Claudia Villarreal, hermana de Elena.
¿De dónde nace La migración de las estrellas?
Nace después de año y medio de un taller literario de cuento. Sesiones semanales con Marisol Vera resultaron en este libro que es una selección de los cuentos que, a mi criterio, son los mejores. Quizá sean los que más me gustan, que no es lo mismo. Es una publicación independiente, por lo tanto mi editora y yo tuvimos todo que ver en la selección y diseño del libro.
¿Por qué en la introducción se te menciona como “narradora emergente”?
Porque lo soy, es mi primera publicación y además apenas tengo unos pocos años que he tomado esto de escribir más en serio.
En el género de cuento no parece fácil encontrar un tono y una línea narrativa, ¿cómo trabajaste en este libro?
En el cuento lo más difícil es poner en pocas palabras lo que uno como autor quiere expresar, entonces primero me dedico a pensar. Una canción, un evento cotidiano, una aventura del pasado, algo que me contaron o tres palabras aleatorias me sirven de puntilla. Lo demás es dejar que la imaginación haga su trabajo, aunque siempre se debe cuidar que los elementos surreales o fantásticos estén en el imaginario colectivo y tengan esa carga emocional de la que quiero hablar.
¿Qué temáticas se encuentran en tu obra?
El amor, la muerte y el tiempo son mis obsesiones, dice mi editora. Los temas yo los percibo muy femeninos, aunque nunca he tenido la intención de enfocarlos desde esa perspectiva, sin embargo, soy mujer y con todos estos títulos: mamá, esposa, hija, hermana, amiga, así que no lo puedo evitar.
¿Qué nos puedes comentar del cuento “Diario de la contingencia sanitaria con una pizca de climaterio”?
Surgió de la intención de dejar un registro de cómo la estaba pasando durante aquellos lejanos primeros tres meses de confinamiento. Cada estancia trata de una emoción, aquellas que me invadieron, amplificadas por los constantes mensajes de la sociedad de cómo debo sentirme y cómo debo ser ahora que soy cincuentona.
Ese cuento en su versión original tenía cuatro estancias, el confinamiento se extendió y al elegirlo para publicarlo me pareció incompleto, había que agregarle 150 días más. Lo completé y quedé muy satisfecha, siempre estará la esperanza.
Haces uso de metáforas que le dan un tono distinto a los relatos, ¿cómo se dio este proceso?
Eso es algo que le debo a mis bases, mi mamá es maestra de declamación, así que desde niña estuve rodeada de rimas, poemas y canciones. Esas metáforas poéticas que escuché desde que estaba en su vientre hasta el día de hoy son ese lenguaje. A veces la narración me sale en prosa poética, sin proponérmelo, porque ese es el lenguaje primero que aprendí.
¿Qué autores leíste o motivaron en cierta manera a escribir este libro?
Durante este taller nuestro método de trabajo es muy sencillo; leemos un cuento, lo analizamos y alguna de las características que descubrimos en él, será el requisito para yo desarrollar un cuento. Entonces leímos de todo; Cortázar, Castellanos, Juan José Millás, Borges, Yourcenar y muchos más.
Es un libro que sale en pandemia y se menciona en la introducción, ¿qué te dejo este libro dentro de este contexto que estamos viviendo?
Para mí siempre será el “libro de la pandemia”, escribir siempre es un acto solitario, pero ahora esa soledad no era autoinfligida, eso altera el estado emocional y por consiguiente lo que uno escribe. Así que me dejará la satisfacción de haber escrito relatos que me ayudaron a salir, a dejar este mundo en confinamiento para visitar otro, que era tal cual como yo quería.
Fragmento de “Diario de la contingencia sanitaria con una pizca de climaterio”, publicado con permiso de la editorial Morgana Marisol Vera Guerra:
Día 84
Ahora que, subida en mi torre del castillo, alcanzo a ver todo el reino, no puedo salir. El apocalipsis pandémico resultó pasivo y sin emoción, sobrevive el que no se mueve. Y dentro de mí se mueve todo, las crisis existenciales regresaron con el peso de treinta y dos años más y la pregunta ya no es qué hago aquí sino qué hice aquí.
Otro sorbo de vino que apacigüe el remolino en mi cabeza. ¿Cuándo podré acudir a la cita que tenía conmigo? Todo sigue suspendido en un éter hipnótico, dentro de mí hay una tormenta. Sin hormonas y sin amigas, a dónde iré a parar.
(pág. 45)