Cultura, tradición, historia y ceremonias religiosas se conjugan durante la segunda edición del Festival de la K’uinchekua, la fiesta de Michoacán, a realizarse hoy y mañana en uno de los más importantes centros ceremoniales prehispánicos de origen purépecha.
Esta fiesta que revalora la música y las danzas vivas más representativas del estado, se lleva a cabo en Las Yácatas, zona arqueológica de Tzintzuntzan.
El objetivo es convocar a 27 grupos, integrados por 402 artistas, para promover su conocimiento y difundir la identidad de las culturas originarias a través de pirekuas, sones, bandas de viento y danzas tradicionales.
Roberto Monroy García, secretario de Turismo de Michoacán, dijo que el encuentro busca darle rostro y visibilizar la cultura de Michoacán en un escenario único, enriquecido por las expresiones de las diferentes regiones de la entidad y “garantizando la protección y salvaguarda de los monumentos de la zona arqueológica”.
“La K’uinchekua es una expresión cultural que se decidió, con el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y con el apoyo del INAH, realizarla en la Zona Arqueológica de Las Yácatas de Tzintzuntzan desde el año pasado con la finalidad de presentar parte de la riqueza artística de Michoacán”, comentó el funcionario.
Previo a la primavera
La celebración se lleva a cabo este fin de semana, justo previo al equinoccio de primavera, los boletos son gratuitos y se busca que se consolide como un evento relevante.
“Hay otras expresiones importantes en México, como es la Guelaguetza, en Oaxaca, o el festival El Tajín, en Veracruz. K’uinchekua, que significa sueño, es la gran reunión michoacana; en su segunda edición se esperan unas 3 mil personas, ese número se limita por las restricciones para preservar el conjunto arqueológico, así que se calcula una derrama económica de más de de 7 millones de pesos”, explicó el funcionario.

Monroy dice que es un encuentro que los llena de orgullo porque promueve la identidad y la pertenencia.
“Contaremos con la participación de Nana Paula Cázares, esta mujer maravillosa de Erongarícuaro, de 102 años de edad, reconocida como guardiana de la Danza del torito carnaval de Jarácuaro, pues ella empezó a bailarla desde que era joven”.
En K’uinchekua los asistentes conocerán y disfrutarán de las expresiones que tiene Michoacán y que se han conservado: “Son las comunidades las que se presentan, no son ballets folclóricos del estado, son las comunidades que en sus expresiones ancestrales y con su conservación, rescatando eventos de carácter
religioso”.
Expresión artística michoacana
Andrés Campos, originario de la comunidad indígena de Zacán y director artístico del festival, precisó que el contenido del programa tiene que ver con la participación de las comunidades.
“Existen varias expresiones artísticas, considero que la K’uinchekua es un espacio en el que los que se expresan artísticamente se reúnen en un sitio y qué mejor que en la zona arqueológica de Tzintzuntzan, este antiguo centro ceremonial, esta capital del imperio purépecha. Creo que por alguna razón especial de la vida se van acomodando y regresamos los purépechas al señorío, al lugar donde estaba el mando de esta cultura”.
El profesor, músico y danzante comentó que en México hace falta unidad, y la K’uinchekua puede ser ese espacio para la unión y la convivencia sana, para disfrutar lo que hacemos y lo que somos.
La palabra K’uinchekua, explicó, significa sueño, aunque también hace referencia al sueño en el cielo, al pensamiento en el cielo.
“Hablamos de la cosmovisión del mundo antiguo de los purépechas y de todas nuestras manifestaciones culturales, usos y costumbres ligadas al pensamiento ancestral. También a toda la ritualidad, incluidas las danzas y la música que integran el programa de esta fiesta en torno a la cosmogonía”, dijo Campos, quien estudió música sacra, piano y violín en el Conservatorio de Las Rosas.

Reiteró que la K’uinchekua es realizada por los propios portadores de la tradición, los artistas de las comunidades de origen, los depositarios de la tradición.
“Buscamos con la K’uinchekua demostrar lo que tenemos, no hay que rescatar nada, y lo digo como indígena: no estamos levantando la mano, pidiendo que nos rescaten, la verdad es que no, las manifestaciones están vivas, las tradiciones están ahí. No necesitamos que alguien venga a rescatarnos, lo que sí queremos es que el mundo nos conozca, es la naturaleza del artista expresarse y tener un espacio de expresión como esta fiesta”, explicó el también compositor, quien en octubre se integró al departamento de arte y cultura del Parque Xcaret como director de música y juegos tradicionales.
hc