Cultura

La crítica: El gran regreso de Salvador Elizondo

"José Trigo" y "Farabeuf" parecen haber sido escritos para ser leídos en el futuro... o en el presente mexicano, éste de 2015, donde destacan.

Este fue, sin duda, un buen año para dos autores que empezaron a brillar hace medio siglo: uno, Fernando del Paso (1935), celebró su cumpleaños ochenta, vio la reedición de José Trigo (1966), se le armó una breve antología de sus textos sobre literatura y recibirá en abril el Premio Miguel de Cervantes; el otro, Salvador Elizondo (1932-2006), tuvo una exposición en Bellas Artes y un excepcional (por lo delicado de su hechura, a cargo de El Colegio Nacional) paquete conmemorativo por los cincuenta años de Farabeuf o la crónica de un instante (1965), además de esta muestra amplia de sus Diarios.

Esos dos títulos, José Trigo y Farabeuf, parecen haber sido escritos para ser leídos en el futuro... o en el presente mexicano, éste de 2015, donde destacan. Por otra parte, esa conversación secreta de Elizondo, la que se revela en los Diarios, constituye una suerte de vía paralela a la aparición de sus libros, y abre al lector la posibilidad de volver con otros ojos a su obra. Hay en ellos un esqueleto autobiográfico, que va de la adolescencia del artista a sus años maduros, enriquecido por la iconografía.

Los Diarios de Elizondo valen por dos cosas: primero, el texto. Se tendrán así datos directos sobre su temprana definición como compositor y pintor, su interés por el espectáculo cinematográfico y el encuentro con la teoría del montaje de Eisenstein, hasta encallar en la narrativa, sobre todo a partir del asombro que le provoca James Joyce.

Puede rastrearse este último asunto. El 22 de marzo de 1955 escribe: "Anoche terminé el Ulises. Qué libro tan maravilloso. Es la más grande lección de literatura de muchos siglo para acá". En mayo de ese año confiesa haberle robado a su mamá cien pesos para comprar Finnegans Wake. Y el 18 de mayo de 1956 vuelve a "ese apasionante libro que es Ulises". En los años sesenta redactará en sus cuadernos una "Aproximación a James Joyce", que revisa lo dicho por Stuart Gilbert y Carl Gustav Jung.

También puede fecharse su encuentro con Pedro Páramo, que lee en junio de 1955 y lo lleva a escribir el cuento "Sila", en donde combina lo joyceano y lo rulfiano...

El segundo valor de esta selección de los Diarios es el cuidadoso trabajo editorial, responsabilidad de Paulina Lavista, que en este caso, como en la caja conmemorativa de Farabeuf, eleva la lectura a un plano mayor en que lo textual es la base de una recopilación gráfica extraordinaria. Una se adentra así, en la obra de Elizondo, entera, profundamente... aunque los Diarios son un pozo de miles de páginas, y de ellos apenas tenemos este primer asomo.

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Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • [email protected]
  • Ensayista, crítica literaria y docente. Fue editora de la sección Cultura en la revista Cambio.
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