La obra de George Gershwin marcó un antes y un después. Fundió el jazz con la música clásica, rompió las reglas del teatro musical y capturó el alma de Nueva York y París de los años 20, su legado sigue vivo y ahora encuentra un homenaje inolvidable en Gershwin, la vida en azul, un show creado por Alondra de la Parra que, después de su presentación en el Festival Paax GNP, tendrá un breve recorrido por algunas ciudades mexicanas.
De acuerdo con el pianista y compositor Thomas Enhco, quien da vida a Gershwin, este homenaje es una “experiencia sensorial” que transporta al espectador a la efervescencia de los años 20 y 30 en Nueva York, Hollywood y París. Se trata de un show con más de 80 artistas en escena que fusiona el jazz con la música clásica para reinventar, a través de coreografías de ballet, tap y teatro musical, obras tan icónicas como Rhapsody in Blue y An American in Paris.

La obra “es como una pintura con muchas ventanas”, explicó Thomas Enhco en entrevista con MILENIO, “es como un marco que nos permite saltar de Nueva York a París, de una canción íntima al estallido sinfónico. Nunca había bailado antes, tenía mucho miedo de hacerlo en público, pero con Robbie Fairchild y Amelie Flores, era imposible no dejarse llevar. Es un espectáculo vivo, con muchas capas, que rinde tributo a un grande”.
Una explosión de formas artísticas
El espectáculo combina arreglos sinfónicos y secuencias multimedia para evocar el espíritu de los años 20 en Nueva York, París y Hollywood, los lugares fundamentales en la biografía de George Gershwin. El bailarín y actor Robbie Fairchild, quien protagonizó An american in Paris en Broadway, celebró esta fusión de arte que permite rendir tributo a uno de los compositores que redefinió el teatro musical contemporáneo “con un estilo único”.
“Hice más de 400 funciones de Un americano en París en Broadway y hay algo en la música de Gershwin que es especial, la puedes escuchar una y otra y otra vez, y simplemente no envejece. Hacerlo en el escenario con 80 músicos, y con Thomas Enhco tocando el piano como si fuera Gershwin. Tenerlos contigo en el escenario es algo muy especial. Es un enorme regalo reunir todas estas formas de arte en un solo escenario”, dijo Fairchild.
Robbie también destacó cómo la música de Gershwin lo obliga a reconectar con el cuerpo de formas específicas: “Te hace aterrizar en tu cuerpo, tienes que sentir el suelo de una manera distinta, tienes que soltar los músculos para dejar espacio al aliento, pero me encantan los retos, y es divertido. He bailado casi todos los días de mi vida, y soy el tipo de persona a la que le gusta cambiar las cosas de vez en cuando, aquí ocurre eso”.

La voz de Gershwin: Neïma Naouri
La mezzosoprano francesa Neïma Naouri aporta su sensibilidad vocal a este homenaje, interpretando piezas como The Man I Love, “es la canción que más disfruto, porque tengo mucha libertad con ella, puedo hacer lo que quiera, es una sensación muy poderosa. El proceso fue muy especial, elegimos las canciones, los videos, las coreografías desde reuniones por zoom y luego llegaron los ensayos, fue muy estimulante y un desafío”, dijo.
“Mi padre (Laurent Naouri) es fan del jazz y me hizo descubrir muchísimas cosas, y también porque en mi familia tenemos una fuerte conexión con el teatro musical. He hecho conciertos y espectáculos de teatro musical con mi madre (Natalie Dessay). Gershwin tuvo un impacto enorme en el mundo del teatro musical. Cuando haces teatro musical, no puedes no conocer a este compositor. Escribió algunas de las canciones más icónicas del género”, agregó.
El alma de Gershwin
Más allá del tributo técnico o escénico, Gershwin, la vida en azul busca capturar la esencia del compositor, un creador que rompió moldes, que hizo bailar al mundo clásico al ritmo del swing y que supo escribir melodías tan sofisticadas, como inolvidables, “es compositor, pianista, improvisador, autor de canciones, música de cine, y así, inspirados por toda su obra, fue como nació este espectáculo con Alondra de la Parra”, explicó Thomas Enhco.
Gershwin, la vida en azul no es solo un espectáculo, es una ventana abierta a una época, a una sensibilidad, a una voz que aún resuena entre orquestas, entre notas de jazz y promesas de eternidad, es una invitación a escuchar con el cuerpo, a mirar con la piel. Esta propuesta escénica que entrelaza música, danza y arte multimedia se presentará el 2 de julio en Querétaro, el 4 en San Luis Potosí y el 6 en León, con más de 80 artistas en escena.