Cultura

"Ecos de Realidad" de Álvaro Quiroz: arte y memoria contra la delincuencia organizada

Álvaro fue el primer mexicano seleccionado para presentar un proyecto artístico en un foro de la Organización de las Naciones Unidas

“Uno es una tragedia. Cientos o miles, es una tragedia aún mayor. No podemos dejar que se conviertan en estadísticasÁlvaro Sebastián Quiroz Bolaños cerró su discurso con esa reflexión en la 16a Reunión del Grupo de Trabajo sobre Asistencia Técnica de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional (COP-UNTOC). 

A sus 25 años, Álvaro fue el primer mexicano seleccionado para presentar un proyecto artístico en este foro reservado específicamente para estados miembros y encargados de toma de decisiones.

La sala estaba llena de diplomáticos con trajes. Álvaro llevaba dos obras de su serie Ecos de Realidad: retratos de activistas asesinados pintados sobre bolsas para cadáver. 

“Al principio me sentía muy nervioso”, recuerda. “Soy consciente de que mi trabajo y mis palabras impactan. Era como esta presión constante de sentir que lo que dijera podría impactar de manera positiva o negativa”.

¿De qué trata Ecos de Realidad?

Ecos de Realidad, una serie de retratos de activistas asesinados, convirtió un objeto asociado a la muerte en un lienzo de memoria. Pintar sobre bolsas para cadáver fue una decisión deliberada: “Porque ese podría ser yo”, me dice Álvaro, “era lo que más me decía constantemente. O sea, este puedo ser yo. Puedo dedicar toda mi vida de lucha y servicio y al final así voy a terminar. Una bolsa para cadáver y un número más”.

Los retratos presentados en Viena eran de Homero Gómez, activista ambiental michoacano que protegía el santuario de la mariposa monarca y fue asesinado en 2020, y el padre Marcelo Pérez, sacerdote chiapaneco asesinado por defender la paz y los derechos humanos de las comunidades indígenas.

“Cada retrato es un acto de inmortalización. Una forma de decir que no fueron solo un número”.

Explicó que estas pinturas están hechas sobre bolsa para cadáver. “Lo interesante no era que hiciera pinturas, porque pinturas probablemente van a seguir habiendo muchas, sino que las presentaba sobre bolsa para cadáver, porque era mi modo de protesta: terminaron así, en un número más, en una estadística más”.

¿Cómo comenzó Álvaro Quiroz su camino en el arte?

La historia de Álvaro no empieza en galerías o en una escuela de arte. Empezó en experiencias únicas que lo llevaron a la creación artística como un método para enfrentarse a su propia realidad. “El bullying de la escuela fue el detonante, por eso empecé a dibujar. Eso es lo que cuento comúnmente y pocas personas se lo llegan a imaginar que fue así, pero el acoso escolar fue bastante fuerte en mi historia personal”.

El acoso incluyó golpes, insultos, maltrato físico y emocional, e incluso abuso sexual. “Fue muy constante durante muchos años. Si algo yo cambiaría de mi historia o desearía olvidar, sería eso, pero también no lo haría porque sé que justamente eso fue definitivo para poder crear gran parte de lo que hago el día de hoy”.

Rechazado por su familia y víctima de bullying desde la infancia, huyó de casa siendo adolescente. Vivió en situación de calle. “Ahí aprendí a ver todo. A convivir con niños que sabían cómo torturar antes que leer. Con niñas que preferían estar drogadas para no sentir los abusos”.

En las calles conoció distintas realidades con circunstancias críticas: “Conocíamos a niños que sus papás los hacían adictos desde que estaban en brazos para inhibirles el hambre. O jóvenes que empezaban a trabajar en grupos delictivos desde muy chicos: no sabían leer y escribir, pero ya sabían qué partes del cuerpo cortar para que alguien tuviera una muerte lenta”.

El pintor jalisciense Álvaro Quiroz, presentó su exposición ante la ONU para llamar a la erradicación de los asesinatos contra activistas
Ecos de Realidad es una serie de retratos de activistas asesinados (Foto: Cortesía ONU)

El Arte como medio de expresión y desahogo 

En ese contexto encontró el arte. Primero como catarsis, luego como una posibilidad. “Justamente por esto yo empecé a dibujar. Muchas veces usaba el dibujo o la pintura como un medio catártico para poder expresarme, para liberar tensión”.

Álvaro dibujaba lo que no podía decir. “Yo, por medio del arte, del dibujo, encontraba un medio para poder expresar o decir lo que a veces no alcanzaba a decir con las palabras”. Tomó talleres gratuitos, buscó libros de Leonardo da Vinci en bibliotecas públicas. “Iba a la biblioteca pública para investigar, conocer, saber”.

En uno de esos cursos de verano en las Casas de la Cultura, conoció a una chica que era amiga de sus hermanos. “Ella me dijo sobre la oportunidad de estudiar la carrera en artes plásticas. A partir de eso fue que yo empecé a buscar darle seriedad a esto”. Hoy estudia Artes Visuales para la Expresión Plástica en la Universidad de Guadalajara.

“Para mí el crear ha sido un medio de supervivencia”, reflexiona. “Soy una persona bastante emocional. Hay ocasiones en las que no me puedo ni levantar de la cama. A veces no encuentro un punto medio en mi vida en el cual sentirme en paz, y para mí ha sido un medio también de resiliencia”.

¿Cómo nace Ecos de Realidad?

Álvaro no interpreta el arte separado del compromiso. Fundó Brigada 12, organización que acompaña a personas en situación de calle. Luego, junto a su socio Diego Báez, creó IRIS, una plataforma que une artistas y causas sociales.

“Al final yo simplemente soy un portavoz y un representante de una causa más grande que yo”, dice. “Mi objetivo es poder tener el privilegio de colaborar con activistas y plasmarlo por medio del trabajo artístico para impulsarlos”.

Así nació Ecos de Realidad, con retratos propuestos por activistas de distintas partes del mundo. El proyecto fue acompañado por amigos y colaboradores: Zyan André, como fotógrafo documental, la organización colectiva “Eheco”, Briana Calderon, Global Hands, Ali Forni Center, Gaby Blusier y Young Activists Summit.

“Me contacté con personas de Chile, Colombia, México. Les pregunté: ¿qué activistas han sido asesinados por defender lo suyo? De ahí surgieron los nombres. Cada obra fue hecha con sus voces. Yo solo soy el canal”.

Clave enfrentarse al miedo para tener un mundo mejor

Uno de esos contactos fue Francisco Obera, un joven activista colombiano que por amenazas de muerte se exilió en España y hoy es una figura reconocida en el activismo ambiental mundial. “Cuando hablaba con él le decía: Sabemos que puede pasar, pero si pasa, quiero que me des una recomendación de alguien que te haya inspirado”.

Francisco le recomendó a David Cucuñame, un niño colombiano de 14 años que defendía la tierra y fue asesinado. “Cuando le pregunté si no tenía miedo, me dijo: Sí, tengo miedo, pero me da más miedo que mi mundo y mi entorno siga siendo como lo estoy viendo ahora. No puedo ser indiferente a mis problemas, eso es inhumano”.

El día del panel en Viena, Álvaro no podía ocultar el miedo. “Todos eran diplomáticos. Todos llevaban trajes. Y yo estaba ahí con mis cuadros pintados sobre bolsas para cadáver. Sentía que no debía estar ahí”.

La presión era enorme. “Era entre miedo, inseguridad, como sentirme incapaz. Pero una amiga que estaba ahí, Luisa, otra artista colombiana que fue seleccionada, me dijo: Si te traen aquí y te tienen aquí y te dan este espacio, es porque te quieren escuchar, es porque ellos quieren aprender de ti”.

El contexto era único: tres proyectos artísticos fueron seleccionados a nivel mundial para presentarse en Naciones Unidas, y Álvaro fue el elegido para dar el discurso principal. “Fue una selección de proyectos de arte de todo el mundo, y de esos tres yo fui el que pusieron para dar el discurso y hablar”.

Y lo escucharon. Tras su intervención, hubo silencio. Luego, preguntas. Alguien le pidió que explicara por qué usaba ese material. “Porque así terminaron. Porque así podríamos terminar muchos. No quiero que eso sea el fin de nuestra historia. Por eso los pinto”.

Ecos de Realidad, más que un trabajo artístico

Pero Ecos de Realidad es más que una serie pictórica. Para Álvaro es también una propuesta política. Durante su participación, presentó recomendaciones específicas trabajadas en conjunto con la Misión Permanente de México ante las Naciones Unidas y revisadas por UNODC (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito): 

  • Colaboración efectiva, es decir, trabajo conjunto entre autoridades y organismos de la sociedad civil para proteger a personas en riesgo de reclutamiento o asesinato; 
  • Respuesta inmediata con el establecimiento de canales ágiles para atender amenazas contra activistas. “A la hora de salvar una vida no ves títulos, no ves papeles. Lo que importa es salvar y rescatar esa vida”; 
  • Arte como herramienta para el reconocimiento como medios para contrarrestar la narco-cultura y construir paz; 
  • Humanizar las estadísticas y dejar de ver solo números y comenzar a ver seres humanos detrás de las cifras del crimen organizado.

“Mi conferencia la cerré con una frase: Uno es una tragedia, cientos o miles es una tragedia aún mayor, no podemos dejar que se conviertan en estadísticas. Les hice la pregunta: ¿Cuál es el precio de una vida?”.

"El Arte es un medio para tomar conciencia de una problemática"

Cuando le pregunté si creía que el arte podía cambiar el mundo, Álvaro fue claro: “El arte no es suficiente. No soy ingenuo, pero es un medio. No es el objetivo. El objetivo es cambiar lo que nos duele”.

“Sería muy hipócrita de mi parte ser utópico y decir que solo necesitamos arte para cambiar la situación en la que estamos. El arte es un medio para poder exhibir, tomar conciencia de una problemática, pero no es el objetivo”.

Esa misma pregunta se la hicieron en el panel. “Mis cuadros no van a detener una masacre. Pero pueden hacer que alguien en ese salón actúe distinto. Eso ya es algo”.

Su perspectiva sobre el arte está profundamente influida por la experiencia del dolor. “Yo sería muy hipócrita si defendiera lo contrario, porque para mí el sufrimiento ha sido esencial. Si me duele y no lo puedo hablar, lo pinto. A veces no encuentro las palabras, no encuentro los medios, no sé cómo expresarlo, escribirlo, decirlo, pero sigue doliendo”.

El pintor jalisciense Álvaro Quiroz, presentó su exposición ante la ONU para llamar a la erradicación de los asesinatos contra activistas
Retrato del Padre Marcelo Pérez, sacerdote y activista chiapaneco asesinado (Foto: Cortesía ONU)

Después de Viena, Ecos de Realidad sigue creciendo. Se han sumado retratos de David Cucuñame (Colombia), Julia Chuñil (Chile), y otros activistas que fueron silenciados por defender la tierra, la vida, la dignidad.

El impacto de su participación fue inmediato. “Todo el equipo, desde la misión permanente de México hasta el equipo de UNODC, nos trataron muy bien. Nos dieron un espacio para un cóctel después del discurso donde pudimos presentar las piezas otra vez, pero ya de manera informal”.

¿Qué le deja a Álvaro su participación en este foro?

Pero lo más importante para Álvaro fueron las conexiones. “Lo que más me llevo de este viaje es la experiencia, las relaciones, los amigos y las conexiones. Ahorita estoy en búsqueda de que el proyecto se exponga en distintos espacios del mundo, en puntos clave como Naciones Unidas, donde se pueda tomar como un punto de reflexión”.

Álvaro busca llevar la serie a otras ciudades donde se toman decisiones importantes: “No me interesa colgar mis cuadros en una galería blanca. Me interesa que sean vistos donde se toman decisiones”.

Su obsesión con la permanencia tiene raíces profundas. “Mi mayor miedo como persona es pasar desapercibido en mi propia historia de vida”. Esta preocupación se conecta con una enseñanza que recibió de una maestra: “Me decía: Nómbrame quién fue el último director general de Pemex, y no sabía. Luego me mostraba imágenes de pinturas: ¿Quién pintó esto?, y yo le respondía: Leonardo da Vinci, es La Gioconda. ¿Quién pintó esto?, y yo ya sabía: Miguel Ángel.

Ella me decía: El arte trasciende historias, fronteras, más allá del tiempo para seguir comunicando lo que un artista quiso decir”.

“Mi manera de poder dejar mi huella en el mundo es por medio de mi talento, mi trabajo colaborativo. Como decirle al mundo: Esto está pasando ahora, tiene que cambiar. Que el día de mañana, 10, 20, 30, 50, 100, 200 años, alguien pueda ver mis piezas y diga: Eso fue de Álvaro Quiroz, pero el contexto era este”.

OV

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