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Dinosaurio con armadura y ave gigante, nuevos hallazgos

La nueva especie destaca por los cuernos sobre sus ojos y fue encontrada en EU; las alas del pájaro de la Antártida extendidas superaron los 6.40 metros.

Restos fósiles encontrados por casualidad en Montana, EU, hace una década desvelan ahora una sorpresa: una nueva especie de dinosaurio con cuernos sobre los ojos y con una disposición única de espinas óseas a modo de escudo protector.

Su descripción fue publicada en la revista Plos One y científicamente se denomina Spiclypeus shipporum, pero los científicos la apodaron Judith, porque sus restos fueron hallados en la formación geológica del río Judith.

Los investigadores, liderados por Jordan Mallon, del Museo de la Naturaleza de Canadá, determinaron su existencia a partir de restos fósiles del cráneo, parte de las patas, cadera y columna vertebral.

Lo que lo diferencia del resto de dinosaurios es la orientación de sus cuernos sobre los ojos, los cuales sobresalían hacia los lados del cráneo, y “una disposición única” de espinas óseas distribuidas alrededor de su cabeza a modo de escudo.

El estudio detallado de los fósiles también puso de manifiesto que este ejemplar vivió con dolor: los científicos hallaron en el húmero de Judith distintos signos de artritis e infecciones óseas.

A pesar de este trauma, el análisis de la estructura de los huesos desveló que este dinosaurio vivió hasta la madurez y probablemente tenía al menos 10 años en el momento de su muerte.

En la actualidad se conocen nueve especies de dinosaurios de la formación del Río Judith, algunas de ellas encontradas en Alberta, Canadá, y otras, como ésta, son únicamente de Montana.

Judith “es una espectacular incorporación a la familia de los dinosaurios con cuernos que recorrió el oeste de América del Norte entre hace 85 y 66 millones de años”, destacó Jordan Mallon.

El nombre Spiclypeus es una combinación de dos palabras en latín que significan “escudo de púas”, en referencia a “la impresionante” gola de picos triangulares que tenía alrededor de la cabeza y los científicos añadieron el nombre shipporum en honor a la familia Shipp, en cuyas tierras de Montana, Bill Shipp halló los fósiles del animal.

“No me imaginé que la primera vez que buscara fósiles tropezaría con una nueva especie”, detalló Shipp, un físico nuclear retirado que se convirtió en un entusiasta de los fósiles después de mudarse a “su rica zona de dinosaurios” en Montana.

Como científico, aseguró estar muy satisfecho con que el Museo canadiense de la Naturaleza reconozca el valor del dinosaurio y que ahora pueda ser accesible a investigadores de todo el mundo.

Las alas más grandes

Paleontólogos argentinos identificaron restos de un ave gigante que vivió hace 50 millones de años en la Antártida, cuya envergadura es la mayor de la que se tenga registro.

Los restos, hallados en cercanías de la base argentina Marambio en la Antártida en 2014, fueron identificados por el equipo de paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales de La Pampa.

“Desde hace casi tres años empezaron a aparecer restos de lo que creíamos que podían ser de esta ave, y luego encontramos un hueso que confirmó que se trataba de un pelagornítido cuya envergadura, con alas extendidas, supera los 6.40 metros”, dijo Carolina Acosta Hospitaleche, una de las investigadoras.

El paleontólogo Marcos Cenizo, director del Museo pampeano, reafirmó que se trata del ejemplar más grande encontrado hasta ahora, en declaraciones a la Agencia de Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Universidad Nacional de La Matanza, que dio el anuncio en Argentina.

“La longitud del húmero de este ejemplar antártico es algo mayor que la del Pelagornis sandersi, que era el ave con mayor envergadura alar de la que se tuviera registro hasta el momento y que había sido dada a conocer el año pasado por investigadores estadunidenses” dijo Cenizo, uno de los autores del estudio publicado en la revista científica Journal of Paleontology.

Estas aves pertenecen al grupo de los pelagornítidos, animales gigantescos que llegaban a superar los dos metros de altura y convivían con pingüinos en esa región austral y desde allí se distribuyeron a otras partes del mundo.

Acosta Hospitaleche, quien trabaja en la División Paleontología de Vertebrados del Museo de La Plata, apuntó que a principio de este año, en otra expedición a la Antártida encontraron restos de mandíbula, lo que permitirá conocer más de estas aves.

Según Cenizo, “la forma de sus alas les permitía planear y atravesar grandes distancias sobre los océanos”.

Los pelagornítidos tenían huesos muy livianos y tomaban altura aprovechando las corrientes de aire, como si fuera un papalote.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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