La Galería Hilario Galguera Condesa abrió la exposición Saturday Night, del artista mexicano César Urrutia. La muestra está ubicada dentro del complejo hotelero de Mondrian y Andaz en la colonia Condesa de Ciudad de México.
A través de una propuesta pictórica que fusiona óleo, acrílico, aerosol y tintas fluorescentes, Urrutia transforma el paisaje tradicional en un escenario vibrante, donde icebergs navegan hacia costas tropicales y lo improbable se convierte en una metáfora visual del presente.
“Todo empezó cuando vi una noticia sobre el iceberg más grande del mundo a la deriva. Esa imagen detonó la idea de crear una serie donde lo imposible fuera posible. Me interesaba hablar del cambio climático, pero también de los estados emocionales que vivimos antes de una gran noche: la expectativa, la ansiedad, la entrega”, comenta César Urrutia en exclusiva.
Inspirado en su serie anterior Tropicalia, Saturday Night se convierte en una extensión crítica y festiva de esa primera exploración.
Formado en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, Urrutia ha construido una carrera sólida tanto en el circuito institucional como en el arte público. Desde 2012 codirige La Buena Estrella, un proyecto cultural autogestivo que busca acercar el arte a las comunidades a través de exposiciones, conversatorios y actividades creativas. Este espíritu de apertura se refleja también en su obra plástica, donde el uso de lentes anáglifos (rojo-cian) permite al espectador descubrir capas ocultas que solo emergen bajo ciertas condiciones lumínicas.
“Me interesa mucho que la pintura tradicional y el arte urbano dialoguen. Que quien vea mis piezas tenga que moverse, mirar de cerca, jugar con la percepción y cuestionarse”, señala el artista.
Propuesta ética
En Saturday Night, los binomios opuestos como frío/calor, luz/oscuridad o realidad/ficción no son solo recursos formales, sino una forma de enfrentar los contrastes del mundo contemporáneo.
“Me gusta imaginar lo que podría existir pero aún no existe. Un iceberg tropical, por ejemplo. Sería hermoso, pero también aterrador. Esa dualidad me permite hablar del paisaje mexicano no desde la nostalgia, sino desde una transformación viva”, dice Urrutia, quien se declara admirador de José María Velasco, Dr. Atl y Clausell, pero con una visión que abraza lo distorsionado, lo onírico y lo fantástico.
La propuesta no solo es visual. También es ética. Actualmente, Urrutia desarrolla Edén, un proyecto de arte público en la colonia San Rafael que busca convertir un jardín de plantas medicinales en una “farmacia viva”. Desde su obra de caballete hasta sus intervenciones comunitarias, el artista mantiene una coherencia conceptual:
“Estoy interesado en el cambio, en la energía latente de las cosas, en cómo el arte puede ofrecer respuestas sensibles ante un mundo saturado de estímulos”.
Saturday Night no solo se experimenta con los ojos, sino también con la intuición y la reflexión. Es una exposición que vibra con intensidad, que provoca, que nos coloca frente a un universo alterno donde el color no es ornamento, sino una forma de resistencia activa. En un presente marcado por el colapso ambiental, la crisis emocional y el exceso de estímulos artificiales, las obras de Urrutia ofrecen un espacio para detenernos, respirar y mirar con otros ojos.
Desde una perspectiva curatorial, en esta serie se reconoce una propuesta visualmente poderosa, pero también ética y comprometida.
Su proyecto Edén, donde el arte y las plantas medicinales se cruzan para crear una “farmacia viva”, habla de una práctica artística que asume su responsabilidad social: generar bienestar, conciencia ecológica y cuidado emocional desde lo simbólico y lo material.
Porque el arte —cuando se hace con rigor, imaginación y profundidad— no solo representa, también transforma.
PCL