Cultura

Arshak Ghalumyan, el coreógrafo armenio que comenzó a bailar de niño en medio de una guerra

El bailarín armenio debutó en México hace 10 años y esta vez regresó para ensayar y presentar su obra Mare Crisium con la Compañía Nacional de Danza en Bellas Artes.

El coreógrafo y bailarín armenio Arshak Ghalumyan se siente en casa en México. La primera vez vino hace una década al Festival Internacional de Danza Ibérica Contemporánea de Querétaro y ahora vuelve por quinta ocasión para estrenar Mare Crisium con la Compañía Nacional de Danza (CND).

“Amo venir a México, es estar en casa. Disfruto mucho el tiempo aquí, en especial porque la gente tiene un lado muy humano que te hace sentirlo”, señala el artista, invitado frecuente de Elisa Carrillo, quien comenzó a bailar de niño con el apoyo de su mamá, mientras su país, Armenia, estaba en guerra.

En entrevista con MILENIO durante los ensayos con el grupo de bailarinas mexicanas que interpretaron la pieza en el Palacio de Bellas Artes este fin de semana, la figura del Ballet Estatal de Berlín, donde trabajó con la premio Benois 2019 mexicana, y fundador, codirector artístico y coreógrafo del Ballet Berlin Company, su propia agrupación, habla de la importancia para él que tiene trabajar con mujeres en sus coreografías.


Recuerda que la segunda ocasión que vino al país fue para bailar en la gala Elisa y Amigos de Danzatlán, que justamente interpretó una coreografía de Nacho Duato, entonces director de ambos en la compañía berlinesa, y se emociona porque el valenciano también estuvo en el programa con la CND.

Se trató de un programa nuevo para la compañía fundada en 1963, Mare Crisium (Mar de las Crisis), de Ghalumyan, fue la coreografía más celebrada por el público que asistió a Bellas Artes.

“Fue un gran programa internacional, muy hermoso e increíble. Mi versión completa de Mare Crisium dura 27 minutos. Para la CND es mi tercera versión, de 10 minutos, porque son cinco coreografías distintas las que se presentaron en Bellas Artes”, explica el artista, quien refiere que Carrillo, directora adjunta de la compañía, lo invitó para volver a presentar la obra que montó en 2024 en Elisa y Amigos con cinco bailarinas; en la nueva versión ahora participan 14 bailarinas, en dos elencos de siete cada uno.

“Es importante para los bailarines y el público tener este súper programa donde puedes ver a cinco coreógrafos muy diferentes. No solo estamos haciendo esto o aquello, sino que en una sola noche ves muy diferentes colores en las coreografías. Es algo hermoso para los artistas, para el público, que están así más en contacto con lo que está sucediendo en el mundo de la danza mundial”, agregó el armenio.

Destacó que los cinco coreógrafos no sólo han montado sus coreografías, a pesar de los tiempos cortos de trabajo, sino que lo importante es todo el proceso coreográfico con los 70 bailarines y bailarinas.

“Aquí es donde como coreógrafo les puedes dar algo y ellos pueden encontrar algo, descubrirse para su carrera en el futuro. Así que de todos los coreógrafos diferentes, aprendes cosas diferentes. No puedes esperar lo mismo de todos, cada uno tiene su propia cosa especial, algo que puedes tomar. Al final del proceso, son los bailarines los que se presentan al público, ellos tienen que hablar”, añade Ghalumyan.

Arshak Ghalumyan, coreógrafo armenio
Arshak Ghalumyan, coreógrafo armenio | José Juan de Ávila


¿Qué representa Mare Crisium?

La energía de la mujer, el poder de la mujer. Cómo son fuertes las mujeres, porque mantienen todo dentro, no siempre son libres de expresarse y tienen que ser fuertes para guardar todo dentro, esos sentimientos. Mare Crisium es la luna, y al mismo tiempo la energía de la mujer para mí. Al mismo tiempo, en Medio Oriente, cerca de Israel, había un mar que antes se llama Mare Crisium, Mar Caspio, y el mar también es agua para mí. Toda esta energía, inspirada por la música de Carl Jenkins que también se llama Mare Crisium, todo eso se conecta para mí. Esa es la idea. Quisiera tener una energía muy fuerte de las mujeres, pero controlada. Muy individual. Es un trabajo diferente.

¿Cómo lo plantea en términos de las intérpretes?

Tienes que abrirles la puerta a las bailarinas, para que puedan expresarse dentro. Es interesante verlo cuando eres bailarina, porque es algo nuevo. Todos somos muy diferentes en este mundo, esa diferencia puede hacer que sea interesante. Pero si hago la misma coreografía y la otra la repite y la otra, y pongo acento en eso, perderás toda la magia. No es interesante. Ese es el proceso de trabajo en que estamos.

¿El mar entonces es una metáfora de usted de las mujeres?

Así es. No sé, no puedo decirlo. La idea se dio después de que mi hija nació, probablemente. Tengo un hijo también, pero hay muchas mujeres alrededor de mí. Mi madre, mi hermana, mi esposa, bailarinas, todo. Así se sintió en ese momento. No sé, tal vez fue la música. La escucho, me inspira, y empiezo a comprender, y se vuelven luces. Así que pones las cosas juntas.

¿Las mujeres inspiran todas sus coreografías?

Puede ser. Pero no solo eso. Me inspiran muchas cosas, pero me gusta el trabajo de contraste. Como bailarín, siempre me gusta bailar pas de deux (dueto), no solos. Porque solos, pierdo el interés, tal vez me descubro yo mismo, pero cuando bailas con alguien más debes estar consciente no solo de ti, sino de toda la imagen, de la otra persona. La relación con la otra persona, eso es lo que me interesa. Y tal vez por eso, porque mi objetivo es esa relación, siento que la mujer es una parte importante.

Arshak Ghalumyan, coreógrafo armenio
Arshak Ghalumyan, coreógrafo armenio | José Juan de Ávila


¿Cómo brincó de bailarín a coreógrafo? Le pregunté a Elisa Carrillo el mes pasado si quería ser coreógrafa, y ella dijo que no. ¿Por qué en su caso sí tomó esa alternativa?

Cuando salí de la escuela de Armenia a Alemania, me invitaron a la escuela de Hamburgo por John Neumeier. Allí hice la primera vez danza moderna, porque en Armenia no teníamos nada moderno, solo un ballet clásico, puro, Rusia, la técnica de Agrippina Vagánova, académico en esa dirección. Llegué y allí tuvimos una clase en que tienes que coreografiar algo. Me gustó y mi coreografía fue aceptada por Neumeier para presentarla en escena en la escuela. Al mismo tiempo me hice amigo de dos hermanos, grandes estrellas del ballet, Otto y Jiri Bubenicek, bailarines principales del Ballet de Hamburgo. Pasé tiempo con ellos y fueron muy creativos, uno hizo coreografías y el otro música. Y me mudé a Berlín y empecé a hacer música yo mismo, necesitaba algo más. Y hasta que Nacho Duato llegó a dirigir el Ballet Estatal de Berlín empecé a trabajar otra vez ballet con él y me inspiró tanto en las habilidades del coreógrafo, cómo crea, cómo se trabaja con los bailarines. Y volvió mi interés a hacer coreografías. Elisa Carrillo y yo trabajamos con él en el primer ballet que hizo para la compañía. Me inspiró.

¿Qué necesitas técnica y físicamente de tus bailarines?

No necesito nada técnicamente. Nosotros, nuestros cuerpos como bailarines siempre recuerdan todo. Si lo haces una vez, lo recuerdas. No tienes que enfocarte en cómo lo haces. Hacemos cosas técnicas todos los días en el entrenamiento. Cuando piensas poner presión en algo, te hace parar. Yo lo que necesito de los bailarines es personalidades, que sean libres, ver sus colores, todos tienen cosas muy especiales. Estoy tratando de hacer que entiendan que el movimiento no es lo importante. El movimiento es A y B, posición, posición. Todo el mundo hace esa posición. Eso no es interesante. Pero cómo vas de A a B, la transición, ese es el movimiento real. Y ese es el movimiento cuando nadie puede hacerlo como tú. Esa es la aproximación en la que quiero que salgan de la técnica simple, de la técnica real. Porque el movimiento es solo una decoración. Cuando viajas, estás claro de dónde vas. Y sucede entre los movimientos. Ese es el foco. No debes poner el foco en la parte técnica.

¿Podría hacer una coreografía en la que no haya bailarines?

Sí. La última vez que trabajé con actores que estaban haciendo un cine, había una escena en la que tenían que bailar. Y yo tenía que coreografiar. Y fue súper interesante, porque tienes que encontrar una manera de comunicar que tu idea para que puedan presentarla de su propio modo. Y presentándola de una manera diferente a la que me acostumbraba, me dio un nuevo modo de ver las cosas. Y fue súper interesante. Me gustó mucho porque al principio estaba mostrando técnicamente qué podía hacer, qué podía hacer, qué podían hacer. Y tenía un poco de dificultades. Pero luego, cuando me dirigí a las ideas, por ejemplo, un abrazo simple, si lo mostrara, lo mostraría como un bailarín, o la dinámica del abrazo. Pero cuando empecé a hablar, expliqué que ella estaba abrazándome, y luego me llevaba conmigo, y luego me liberaba. Como si no querías pausarlo. Cuando estás actuando, estás hablando de tu propio modo. Y fue increíble cómo empezaron a bailar sin decir las palabras. Estaban imaginando que estaban diciendo palabras, pero físicamente estaban mostrando la idea de ello. Y fue súper interesante. Así que eso me hizo pensar que sería súper bueno trabajar con la gente que no tiene nada que ver con el ballet.

¿Cómo es su experiencia con la CND en México, con los bailarines? Vive en otro mundo de la danza, en otro mundo de Alemania, con otra cultura, también vienes de otra cultura, la armenia.

Trabajo en muchos lugares, en diferentes países, empezando en Kazajstán, Alemania, Japón, toda Europa, Estados Unidos, El Salvador, México. Veo muchas culturas diferentes, pero nuestra lengua, la lengua de la danza, es la misma. No importa a dónde vas. Tienes, por supuesto, una educación diferente, la cultura, pero esa es la clave antes de ir a algún lugar. Mi acercamiento es entender cómo puedo conectarme a eso, porque al momento en que te conectes, ellos te seguirán. Pueden salir de la realidad y pueden seguir y aprender algo nuevo, y luego pueden encontrar una manera de mezclarse con su cultura. La clave es conectarse a la danza, y lo que me gusta aquí es sentir el hambre, la energía, es muy bueno lo que quieren, y eso es lo más importante que quieren. Hay muchos jóvenes, talentosos, bailarines con un gran potencial, y creo que es importante que estén experimentando estas cosas. Estoy muy feliz porque puedo sentir esta energía increíble que como bailarines tiene toda la compañía.

En su carrera como bailarín y ahora como coreógrafo, ¿cuál ha sido su gran desafío?

Cada día es un gran desafío para mí. Busco desafíos, porque si no tienes desafíos, no creces, te quedas en el mismo lugar. Como bailarín, como coreógrafo, como director, como todo hoy aquí es un desafío, pero esto es lo que me da motivación, adrenalina, así que busco eso y por eso tomo algo que es un desafío muy duro para mí, si es duro, significa que en este momento es lo que necesito, porque tengo que avanzar, así que necesito pasar eso. Y de alguna manera te lleva a un foco diferente y no sientes esa dificultad. Pasas de todos modos. Si llega, significa que puedes pasar, por seguro.

¿Quién en este momento de su carrera es Arshak Galumyan?

Soy director coartístico de Berlín Ballet Company, bailarín, coreógrafo y ser humano libre que me gusta crear y ser inspirado de diferentes culturas y aprender mucho de la gente. Aprendemos mucho de la gente. Cuando eres un niño en Armenia, ¿quién te inspira a decidir dar tu vida para bailar? Cuando tenía 5 o 6 años, mi país estaba en una guerra y teníamos momentos difíciles. No había luz, no había agua, este tipo de cosas. Cerca de nuestra casa, había un lugar donde bailaba la gente. Mi madre me vio con mucha energía y bailar con la gente. Tuve dos años en el baile folclorico, nadie bailaba en mi familia. Luego, en la escuela normal, me dieron boletos para ver el ballet y fui con mi mamá. Cuando vi el ballet, estaba muy interesado, y me preguntó cuando yo tenía 8 años, si me gustaría bailar así. Le dije que sí y me llevaron a la escuela y la primera vez que bailé en esa escuela fue en el mismo ballet.

¿Qué es el ballet, bailar, para usted en este momento?

Es mi máquina, es mi todo. Es mi inspiración, motivación, adrenalina, es mi lenguaje, es el lugar donde me siento muy cómodo. Aprendo algo y es el momento de pasarlo de mi manera, con mi propia conciencia.


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José Juan de Ávila
  • José Juan de Ávila
  • [email protected]
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.
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