“Todo el día era intranquilidad, no podía dormir y tenía miedo”, relató con voz entrecortada y ojos llorosos Carlos Mejorado Uribe, recluso que compartió su experiencia en el penal del Topo Chico.
Él tiene 33 años de edad y actualmente cumple una condena de 25 años de prisión por el delito de homicidio calificado.
Mejorado fue el recluso que brindó un mensaje a los asistentes al cierre del penal con más de 75 años de historia y quien reconoció haber pasado el peor día de su vida al ser separado de su familia.
“Desgraciadamente me tocó estar en el lugar y la hora equivocada, y consecuencia de esos momentos es por lo que ahora me encuentro privado de mi libertad por el delito de homicidio calificado desde el mes de abril del año 2009. Se me dio una condena de 25 años, de los cuales hasta el día de hoy llevo una pena compurgada de 10 años y cinco meses.
“En mis primeros años me tocó vivir situaciones muy difíciles, muy dolorosas y tristes. Aquí viví el peor día de mi vida y ese fue cuando supe que tenía que separarme de mi familia, porque no sabría cuánto tiempo iba a pasar aquí. Tenía que sufrir todavía el día a día y sobrevivir en este lugar, en un ambiente donde todo el día era intranquilidad, no podía dormir, tenía miedo, pasé humillaciones y faltas de respeto en mi persona y para mi familia”, refirió.
Dijo ser inocente de lo que se le acusa.
“Tenía que hacerme a la idea y tratar de sobrellevar esa instancia sabiendo que iba a tener que pasar gran parte de mi vida aquí, siendo inocente”, indicó.
Pese a su situación, el recluso admitió que hubo momentos muy cortos en los que se sentía tranquilo y se encontraba en paz.
“Tardé mucho para retomar mi vida casi por completo, porque aquí en el mundo del Topo Chico era muy difícil sobrevivir, fueron años los que yo tardé. En momentos, en tiempos muy cortos en los que yo podía sentir algo de paz y tranquilidad, emociones que en ocasiones, la mayoría de las veces, eran fingidas para mi familia”.
Por último, admitió que fue a finales del año pasado cuando comenzó a ver los cambios que se generaron en la operación e infraestructura del penal del Topo Chico como parte de la reingeniería del sistema penitenciario.
“Yo sinceramente le pedía a Dios que terminara con todo esto y anhelaba con el día en que llegara el fin y ahora quiero decirles aquí a todos que ese tiempo llegó. A finales del año pasado, la seguridad del penal empieza con unas medidas muy estrictas de disciplina con nosotros y cambiándonos por completo el sistema de vida que teníamos”, añadió.
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