En la lucha contra el cáncer, uno de los avances más esperanzadores está ocurriendo lejos del bisturí. Michael Haddock, oncólogo radioterapeuta de la Clínica Mayo, reveló en entrevista que los nuevos protocolos médicos están logrando evitar cirugías radicales, como la colostomía permanente, en ciertos casos de cáncer de recto y ginecológicos gracias a tratamientos de quimio y radioterapia más precisos y potentes.
“Hoy podemos detectar si el tumor ha desaparecido con una resonancia magnética tras recibir quimioterapia y radiación. Si no hay evidencia de cáncer, muchos pacientes pueden ser vigilados sin pasar por el quirófano”, explicó el especialista, quien trabaja con tumores gastrointestinales y ginecológicos.
El enfoque consiste en aplicar quimioterapia combinada con radiación durante cinco semanas continuas, cinco días a la semana. En algunos casos, se eleva la dosis con radioterapia interna, colocando iridio directamente en el canal rectal, lo que permite destruir células malignas sin afectar tejidos sanos, explicó en entrevista con Milenio.
Este cambio de paradigma cobra especial relevancia en tumores localizados en la parte baja del recto, donde tradicionalmente el paciente debía vivir con una bolsa colectora de por vida. “Eso es precisamente lo que buscamos evitar”, apuntó Haddock.
En cuanto a los cánceres ginecológicos, Haddock señaló que la principal causa del cáncer cervicouterino, de vulva y vagina sigue siendo el Virus del Papiloma Humano (VPH). A pesar de la existencia de vacunas eficaces que, si se aplican antes del inicio de la vida sexual, previenen casi todos los casos, la cobertura sigue siendo baja.
“La diferencia es clara: los casos actuales de cáncer cervicouterino que aún vemos son de mujeres no vacunadas”, lamentó el especialista. Subrayó que es posible aspirar a una primera generación de mujeres libres de este tipo de cáncer si se prioriza la vacunación de niñas y niños.
El cáncer gastrointestinal, indicó, está estrechamente relacionado con la dieta. Un alto consumo de carnes rojas, embutidos y alimentos salados o encurtidos eleva el riesgo. “En países sin acceso a refrigeración, donde se conservan los alimentos con sal, el cáncer gástrico es más frecuente. El refrigerador, literalmente, ha salvado vidas”, dijo.
Su recomendación: una dieta basada en plantas, con frutas, verduras, y proteínas más sanas como pescado o pollo.
La amenaza económica del cáncer
Más allá del impacto físico, Haddock alertó sobre la “toxicidad financiera” que representa el cáncer, especialmente para personas jóvenes. “El costo de los tratamientos es cada vez más alto y muchos pacientes jóvenes no tienen acceso suficiente a servicios. Eso también es una forma de crisis”, señaló, al referirse a los pronósticos de la OMS que advierten que el cáncer será la principal causa de muerte entre los 30 y 50 años para 2050.
En tiempos en que los avances médicos permiten evitar cirugías y prevenir tumores con vacunas, el reto sigue siendo el acceso. La ciencia avanza. La equidad, no tanto.
LG