Humberto Camacho vive hoy lo que él mismo llama una segunda oportunidad. Hace siete meses sufrió un ictus causado por una disección arterial, una condición poco común que puso en riesgo su vida y que requirió un complejo procedimiento endovascular.
Ahora, reincorporado a su empleo en el área de innovación de una empresa tecnológica, comparte su experiencia para mostrar la importancia del apoyo familiar, empresarial y médico en la recuperación.
"Después de haber sufrido el evento tuve un periodo de siete meses de rehabilitaciones intensas en la mañana, en la tarde, incluso acupuntura y apoyo de una neuropsicóloga", relató.
Su regreso laboral ocurrió de manera gradual, gracias a la flexibilidad de la empresa.
"Me sorprendieron gratamente en la oficina con un horario de reinserción poco a poco, donde yo tenía cuatro horas diarias de trabajo. Después de tres semanas ya estuve en horario normal completo y hasta el día de hoy sigo con mi jornada de 09:00 a 17:00", dijo
El doctor Fernando Góngora, especialista en enfermedades neurovasculares, dijo que el caso de Humberto es poco habitual.
"No tenía las causas comunes de un infarto cerebral como aterosclerosis, enfermedad de vasos pequeños o problemas cardiacos. Lo que presentó fue una disección arterial: las capas de la arteria sangran hacia el interior de la pared, ésta se engrosa y termina por ocluir el vaso", señaló.

Humberto recordó que todo comenzó con un dolor intenso en el cuello, síntoma que el especialista subraya como un signo de alerta.
"Cuando un paciente tiene un dolor intenso en el cuello por hacer un ejercicio, lo ideal es irse a atender, no siempre es muscular", advirtió el doctor Góngora.
En el caso de Humberto, la disección terminó por bloquear la arteria carótida derecha, lo que provocó pérdida de movimiento en el lado izquierdo del cuerpo y dificultad para hablar. La intervención fue urgente y compleja.
“Se tuvo que poner una endoprótesis, una malla metálica al interior de la arteria para recanalizar el flujo y además se extrajo un coágulo en el cerebro. Al revisar también vimos que en la arteria izquierda había un fenómeno similar, aunque sin consecuencias. Ahí se colocó otro stent para prevenir un nuevo infarto”, explicó el especialista.
La recuperación de Humberto se apoyó en un concepto clave: la plasticidad cerebral.
El doctor Góngora la describió: "La plasticidad es el mecanismo mediante el cual las neuronas adyacentes empiezan a unirse para sustituir la función que pierde la neurona que muere. Con rehabilitación, esas conexiones se vuelven útiles y permiten recuperar movimiento o funciones perdidas".
Humberto ha experimentado esos cambios en su día a día.
"Aprendí que el cerebro sigue aprendiendo. Aunque hay cosas que se dificultan, si sigues entrenando las vas a mejorar. Lo que antes no podías hacer, lo vuelves a hacer", y añadió que gracias a esa disciplina, hoy asegura que recuperó “el 98 por ciento” de su movilidad
La otra pieza de la recuperación fue su red de apoyo.
"Platicábamos con el doctor y me decía: ‘Tienes el dream team’. Mi hermano me buscaba terapias como acupuntura y libros para leer, mi hermana veía lo administrativo con el seguro, y mi esposa toda mi alimentación y medicinas. Mi única función era enfocarme en recuperarme", declaró
El acompañamiento empresarial también resultó decisivo.
"Después de un trauma así lo que deberías es festejar volver a reincorporarte a vivir. El apoyo de la empresa me permitió hacerlo poco a poco y sentirme cobijado", dijo.
Para él, este tipo de políticas deberían generalizarse.
"Hace 100 años, una mujer embarazada perdía su empleo porque se veía como un problema. Hoy es distinto. Con el ictus pasa igual: las empresas deben madurar y entender que no es una desventaja. Al contrario, quienes regresamos de un episodio así venimos con más ganas de vivir y de aportar", destacó Humberto.
El doctor Fernando Góngora coincidió en que la reinserción social y laboral es fundamental.
"El empeño y la disciplina de Humberto fueron elocuentes. A los siete meses ya estaba de vuelta en su trabajo, con una secuela mínima. Su caso muestra cómo una intervención oportuna y una rehabilitación estructurada permiten recuperar la funcionalidad", afirmó el especialista.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que uno de cada cuatro adultos mayores de 25 años sufrirá un ictus a lo largo de su vida. La rapidez en la atención es determinante: se calcula que cada minuto que pasa sin tratamiento mueren cerca de dos millones de neuronas.
Humberto lo sabe bien y ahora mira hacia adelante con gratitud.
"Dios me da una segunda oportunidad. No voy a ser el mismo que antes, voy a buscar ser mejor, un mejor empleado y aportar algo a la comunidad y a la sociedad. Esa es mi forma de agradecer esta nueva vida", expresó con optimismo.
Principales factores que lo provocan
El riesgo de ictus, conocido como accidente cerebrovascular (ACV), aumenta si se tienen estos padecimientos:
- Diabetes mellitus.
- Hipertensión.
- Obesidad.
- Exceso de alcohol.
- Tabaquismo.
Mucho cuidado con las cefaleas
Estas son algunas señales de alerta que no deben dejarse pasar por alto para prevenir un posible ictus:
- El dolor de cabeza no es el síntoma más común del infarto cerebral, solo uno de cada 10 casos se da por medio de este malestar.
- El dolor de cabeza intenso y súbito, llamado “cefalea del trueno”, puede indicar hemorragia cerebral.