En las últimas semanas, dos muertes súbitas ocurridas dentro de gimnasios reactivaron la alarma pública: ¿Puede el ejercicio matar? La respuesta es compleja, pero hay certezas. La mayoría de estos fallecimientos no se debieron al esfuerzo físico por sí solo, sino a una condición previa no detectada.
José Gilberto Franco Sánchez, jefe del área de Medicina del Deporte del Instituto Nacional de Rehabilitación “Luis Guillermo Ibarra Ibarra”, advirtió que estos eventos suelen ser detonados por cardiopatías isquémicas preexistentes.
"Son, muy probablemente, cardiopatías, muy probablemente cosas isquémicas del corazón, situaciones isquémicas, infartos, que bien pudieron haberse dado subiendo seis pisos, cinco pisos de escaleras, o haber ido corriendo detrás de un camión. O sea, no necesariamente asociado a un ejercicio, sino a una actividad física más o menos corta, pero intensa", explicó.
“Entonces, en ese momento se puede detonar esta cardiopatía previa, este asunto del corazón anómalo y dar lo que se llama muerte súbita que ocurre en los primeros minutos”, advirtió.

Franco Sánchez recalcó que no se trata aún de un problema de salud pública, pero sí de una llamada de atención urgente: “Cada muerte es lamentable, aunque sean pocas. Y debemos orientar a la población”.
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Aumentan muertes súbitas en gimnasios de CdMx, ¿Debemos preocuparnos?

El chequeo que puede salvar vidas
Antes de comenzar cualquier rutina intensa, conocer el estado de salud es vital. El especialista recomendó una valoración médica básica: historia clínica, auscultación cardiaca y un electrocardiograma. Si hay antecedentes familiares o síntomas previos, el examen debe ser más profundo.
“Si he sido sedentario mucho tiempo y de repente quiero iniciar una actividad física, bueno, hay que alentar a que lo haga, pero bajo las condiciones más seguras posibles. Y esto empieza, insisto, con una valoración cardiológica, hacer un estudio cardiológico, efectuarse un electrocardiograma, cuando menos”, mencionó.
El sedentarismo es más letal que el tabaquismo, el alcohol o las drogas. Es el cuarto factor de mortalidad global, por lo que moverse es una necesidad.
“El sedentario te predispone a enfermarte y a morirte. Hay que dejar esa fase sedentaria. Pero hay que hacerlo con seguridad”, destacó.

La clave: 300 minutos por semana
Una vez que el médico indicó que la persona puede hacer ejercicio debe establecerse la meta de efectuar 300 minutos a la semana, es decir, unos 50 minutos diarios, considerando un día de descanso.
Se trata de una meta respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los principales colegios de medicina del deporte.

Con ello se reduce los riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, algunos cánceres, incluso, reducir el estrés. Factores desencadenantes de patologías inflamatorias crónicas.
“No se debe empezar con todo. Si llevas 30 años sentado, no puedes pretender desquitarlo en dos semanas”, comentó.
El especialista recomendó iniciar con 20 minutos al día y aumentar cada dos o tres semanas. Tras seis meses de constancia, el ejercicio se convierte en hábito, y se llega a esos 300 minutos.
“Ahí me mantengo. Tampoco tengo por qué llegar a 400 o 500 minutos por semana”, aclaró.
El ejercicio es como un medicamento. Tiene dosis, contraindicaciones, efectos adversos. No se puede automedicar uno con exceso de ejercicio, comentó.
“Así como un antibiótico. No se puede tomar, decir: 'pues me dijeron que me tomara tres pastillas de antibiótico, y yo me voy a tomar seis porque es mejor'. No, esa acción causará problemas. Entonces igual el ejercicio, si mi cantidad de ejercicio es hacer 50 minutos bien hechos, de moderada intensidad, con mucha seguridad, con eso me quedo. Esa sería mi pastilla del día”, dijo.
Tampoco hay que irse al otro extremo: “No sirve hacer cinco minutos. Es como tomarse media pastilla: puede no hacerte efecto, pero sí provocarte reacciones adversas”.

¿Síntomas de alerta? Piernas arriba y ayuda inmediata
Frente a un malestar durante el entrenamiento —mareo, náuseas, sudor frío, palidez o dificultad para respirar— lo primero es bajar el ritmo de forma progresiva. “Debo ir bajando, poco a poco; si estaba a seis kilómetros por hora, le bajo a cinco, a cuatro, a tres hasta el paro total”.
Pero “si realmente me siento prácticamente al borde del síncope, a punto de desmayarme, es preciso que alguien me ayude. Es importante que te acueste y levante tus piernas por arriba de 45 a 60 grados. La posición de Trendelenburg - postura médica donde el paciente se acuesta boca arriba en una superficie inclinada- permite el retorno venoso al corazón. Puede evitar un colapso mayor”, dijo.
▶️ "Si tarde 30 años de sedentario, no tengo por qué salir en los siguientes 2 meses": José Gilberto Franco, médico del deporte, INR, sobre los recientes casos de muertes súbitas en gimnasios en la CdMx.
— Notivox (@Milenio) July 14, 2025
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Franco Sánchez enfatizó que los gimnasios deben contar con personal capacitado como primer respondiente y tener siempre a la mano un desfibrilador externo automático (DEA).
“Así como hay en aeropuertos o centros comerciales, en los gimnasios debería ser obligatorio”, afirmó.
También recomendó que cada persona registre en su ficha del gimnasio si cuenta con seguro médico, si es derechohabiente del IMSS o ISSSTE, o si tiene un seguro de gastos médicos. “Esa información puede salvar vidas en una emergencia”, puntualizó.

No es improvisar, es planear
Además del ejercicio aeróbico, sugirió incorporar ejercicios de fuerza, lo que llamó una "alianza metabólica perfecta" para controlar peso, glicemia y presión arterial. Para quienes pueden pagarlo, recomendó un entrenamiento personalizado. Para quienes no, aconsejó seguir la regla de oro: ir de lo fácil a lo difícil, de lo poco a lo mucho.
También explicó que si bien hay colapsos menores que se resuelven con descanso, hidratación y, en algunos casos, glucosa, no se debe minimizar ningún síntoma grave.
“Muchos se confían porque toman una bebida azucarada y se sienten mejor. Pero eso también es efecto placebo. Si el malestar persiste, hay que ir al médico y no volver al ejercicio hasta tener luz verde”, dijo.
¿Dónde buscar ayuda?
El Instituto Nacional de Rehabilitación cuenta con un área especializada para personas sedentarias, con sobrepeso, enfermedades crónicas, discapacidad o sobrevivientes de cáncer de mama.
“Aquí los evaluamos, les diseñamos un programa de ejercicio personalizado y los acompañamos en todo el proceso. Lo importante es que dejen el sedentarismo, pero de forma segura”, destacó.
PNMO