Nombrar a tu cerebro puede sonar chistoso, pero desde una perspectiva psicológica esto trae distintos beneficios que a lo largo de tu vida pueden servirte y sacarte de un apuro mental. Te decimos de qué va este tip y sus funciones de acuerdo a la psicóloga Ilse Ávila quién ejerce en la ciudad de Tampico, Tamaulipas.

Beneficios de nombrar o ponerle nombre a tu cerebro
De acuerdo con la especialista, en el psicoanálisis, el asignarle un nombre a tu mente genera una separación simbólica entre el “yo y la maquinaria mental”, es decir, permite observar los pensamientos como algo que ocurre y no como algo que defina, por lo tanto se fortalece el “yo observador”. Luego se desactiva la identificación con el síntoma (ansiedad) y se abre el espacio para un diálogo interno más libre y claro.
Al hacerlo también se nombra a esos pensamientos obsesivos, a inseguridades y diálogos internos castigadores que llegan presentarse en muchas ocasiones de la vida.
Desde la psicología cognitiva, ayuda a interrumpir el bucle de pensamientos automáticos y permite un micro-atajo, dicho en otras palabras, redirecciona la atención y facilita el generar pensamientos más adaptativos. Se corta la cadena o el patrón de los mismos pensamientos obsesivos e intrusivos, de emoción y reacción. Se deslinda de la carga emocional asociada a situaciones y experiencias propias.
Ponerle nombre al cerebro permite regular emociones e identificar el problema
Ilse resaltó que el ir a terapia ayuda a tener una introspección personal para identificar,analizar circunstancias y saber regular las acciones y emociones, ya que no sólo es hablar y contar problemas, sino también el conocerse a uno mismo y tener las herramientas para sobrellevar cada situación como se debería.
Mencionó el estudio CROSS 2014, centrado en personalidad y psicología donde se especifica que el ponerle nombre al cerebro reduce la activación en la amígdala y aumenta la actividad en la corteza prefrontal mejorando la autorregularización emocional.
“Porque a mayor emoción, menor inteligencia. Cuándo estamos muy emocionados, bloqueamos esa corteza entonces no podemos comprender, ni razonar, ni entender objetivamente”, dijo la psicóloga.
De aquí viene el origen del sermón “No tomes decisiones ni feliz ni enojado”.
Al brindar un nombre, genera esa separación simbólica reduciendo la reacción en base a las emociones presentadas, ya no se actuará desde la emoción sino desde lo analítico o como se suele decir, “Pensar con la cabeza fría”.
Los pensamientos intrusivos y obsesivos
Los pensamientos intrusivos y obsesivos son ideas, imágenes o impulsos que aparecen de manera repetitiva y no deseada en la mente de una persona, y que suelen generar ansiedad o malestar.
Aunque todos podemos tener pensamientos no deseados de vez en cuando, en algunas personas estos se vuelven frecuentes, intensos y difíciles de controlar. Aquí las diferencias y características principales:
Pensamientos intrusivos
- Son no deseados y molestos, suelen aparecer de forma repentina.
- No reflejan deseos reales de la persona
- Provocan ansiedad, culpa o miedo
- Suelen ser pasajeros si no se les da demasiada importancia.
Pensamientos obsesivos
- Son más persistentes y repetitivos, formando parte de un patrón mental constante.
- Suelen estar asociados a rituales o compulsiones para intentar neutralizar la ansiedad que provocan
- Son característicos del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) (aunque no todas las obsesiones indican TOC)
- Generan un malestar significativo y afectan la vida diaria si no se tratan
Así mismo los pensamientos se pueden clasificar por tipos:
Catastróficos:
- ¿Y si tengo una enfermedad?
- El avión se va a estrellar
- ¿Y si chocamos?
- Me perderé y no volveré jamás
- ¿Por qué se acerca tanto? Me asaltará
Excesivos:
- ¿Apague la estufa? ¿Y si no la apague? ¿Qué tan abierta habré dejado la hornilla?
- ¿Cerré la casa? ¿Si no, alguien entrará? ¿Se darán cuenta los vecinos? ¿Y si me roban?
- ¿Estaré haciendo bien mi trabajo? ¿Está mal? ¿Me despedirán?
- ¿Qué tendrá mi pareja? ¿Me engaña? ¿Hice algo mal? ¿Ya no me quiere? ¿Por qué no contesta?
De contenido moral o religioso:
- Creo que ofendí a Dios con esto que hice
- ¿Y si Dios me castiga?
- ¿Existe el cielo?
- Seguro estoy pecando por imaginar
De agresión o daño:
- Podría empujar a alguien
- ¿Y si le meto el pie para que se caiga?
- ¿Y si le pego a ese carro?
- Sexuales y inapropiados
- ¿Y si me provoca algo que no debería?
- Imaginar algo sexual con algún familiar
- ¿Por qué pienso eso de esa persona si yo tengo pareja?
Contaminación o salud:
- Esa mesa tiene gérmenes, seguro me enfermo
- ¡Ay, esa persona tosió! Seguro tiene Covid
- Me duele esta parte del cuerpo, tengo una enfermedad
- ¿Y si cuando me sacan sangre la aguja se rompe o está infectada?
El autoconocimiento como parte fundamental en nuestro día a día
Finalizó recalcando la importancia del autoconocimiento, ya que sólo de esa manera es como podemos ir conociéndonos y saber por qué pensamos lo que pensamos, creemos lo que creemos y de dónde vienen esas creencias e ideas.
Así como el saber identificar los estímulos de cuando algo realmente está pasando y cuando solo es la mente queriendo jugar un poco sucio. Resaltando la importancia de ir a terapia para tener las bases y sobrellevar estas situaciones y mejorar nuestra salud mental.