Algunas personas llevan la frase "haz el bien sin mirar a quién", y éste parece ser el caso de un conductor en la popular plataforma de Uber, quien terminó por donarle un riñón a un pasajero que llevó al hospital.
Medios de Estados Unidos dieron a conocer la historia de Bill Sumiel, un hombre que necesitaba de un trasplante de riñón, sin saber que encontraría el órgano en una persona que le tocaría por azares de un algoritmo.
Según relatan, pidió un Uber para llegar al centro de diálisis, y en el trayecto se encontró con un amable hombre con el que entabló una conversación referente a los problemas de salud que tenía.
Al terminar el viaje, el conductor, llamado Tim Letts, había tomado una decisión importante para su vida: ofrecerle uno de sus riñones.
"Durante el viaje en automóvil le cuento mi dilema", dijo Sumiel a la prensa de Estados Unidos. "Alrededor de la mitad del camino a casa después de hablar todo el camino y poco a poco hacerse amigos, Tim me dice que 'Creo que Dios debe haberte puesto en mi auto'".
"Él dice: 'Si tomas mi nombre y mi número, te daré un riñón", recuerda Sumiel. "Estaba temblando tanto que ni siquiera pude escribir su nombre y número".
Desde luego, no se trata únicamente de que se lo ofrezca, sino que deben ser compatibles para que se lleve a cabo el trasplante con éxito, lo cual terminó por materializarse luego de los estudios pertinentes.
Sumiel consideró como una "intervención divina" el que precisamente le hayan designado al conductor que le ofreció un riñón, y que al mismo tiempo estos terminaran siendo compatibles para el trasplante.
Ahora, ha pasado un año desde la exitosa cirugía, Sumiel se siente bien y actualmente todavía está en rehabilitación renal, específicamente por la Universidad de Delaware.
Mientras tanto, Letts vive actualmente en Alemania y resulta haberse vuelto un gran amigo de Sumiel, con quien mantiene contacto por Facebook.
caov
