Ciudad de México /
Otra de las escenas que delatan el desastre que dejó el terremoto del pasado martes 19 de septiembre son las filas de personas recargadas en las paredes con otra hilera de botes o tinacos frente a ellas. Todos esperan las pipas. Algunos llevaban cinco días sin que una sola gota caiga en las llaves de su casa. Otros apenas este fin de semana comienzan a preocuparse por las pilas de trastes sucios o por cumplir con el baño diario.