Empatía es una bella palabra. Mucho significa. Bello no implica apego. En la actualidad, poco se ejerce. Aunque es motivo de estudio, sobre todo en las áreas de la filosofía, del arte y de la medicina y, sin duda, preocupación de las religiones, su aplicación, en la cotidianeidad, es mínima. Los usos y costumbres de la modernidad bregan en contra del valor y la trascendencia de esa cualidad. Quienes aseguran que esa facultad no se puede enseñar, sostienen que se nace con ella y se fortalece en los primeros años de vida, ya sea por las enseñanzas en casa, en la escuela o con los amigos. Empatía no es palabra moderna; su uso infrecuente denota el enjuto valor que se le da. Demasiado desapego hacia la otredad se requiere para decapitar a personas ni siquiera conocidas.
Empatía: Notas sin sosiego
La medicina enfatiza más la habilidad de mirar que la de escuchar. Aunque lo que se mira debe ser trascendental, lo que se escucha compromete de otra forma y nunca es impersonal.
Ciudad de México /