Los voceros de los discursos que incitan al odio tienen muchas formas y muchos "enemigos". Políticos que prometen construir murallas para aislarse del mundo. Personalidades que cimientan sus delirios en peroratas que hacen ver a los extranjeros como violadores. Medios de comunicación que culpan a comunidades enteras por los crímenes de una persona. Jerarcas religiosos que llaman anormales y desviados a quienes exigen que el Estado reconozca sus legítimos derechos. En cualquiera de los casos, los promotores del odio utilizan el miedo como justificante para denigrar y marginar al otro. ¿Qué tan cómodos nos sentimos con las manifestaciones públicas de odio hacia un grupo de personas?
¿Cuánto vamos a soportar? Orlando, México y la homofobia
El domingo 12 de junio, otro centro nocturno se añadió a la larga historia de crímenes de odio. La muerte de 50 personas convirtió esta tragedia en la mayor masacre de Estados Unidos.
Ciudad de México /