Antes de que se determine el regreso a clases presenciales cuando los semáforos epidemiológicos estén en color verde, se requiere la implementación de programas piloto y análisis de las situaciones que imperan en cada uno de los municipios y en cada plantel educativo, garantizando agua potable y jabón para estudiantes y docentes.
En el punto anterior coincidieron los investigadores de la Universidad Iberoamericana Puebla, Mónica Monroy Kuhn, Directora Académica de las Maestrías en Profesionalización Docente de la Facultad de Educación; Rodolfo Cruz Vadillo, investigador de la Facultad de Educación; Giovanni Chávez Mel, profesor de la Facultad de Educación, para quienes no se puede pensar en el regreso a clases presenciales si primero no se analizan las condiciones que imperan en cada escuela.
A un año del primer caso de covid-19 en Puebla y a 11 meses y medio de que se suspendieron las clases presenciales como medida para romper la cadena de contagios, Monroy Kuhn destacó que, el punto principal, es el cuidado de la salud de los docenes y de los alumnos.
Durante la mesa de análisis “Formación docente en educación a distancia a partir de la pandemia” organizada por la Upaep, la investigadora en temas educativos destacó que se tienen que diseñar planes de regreso a clases tomando en cuenta la realidad y el contexto de cada plantel.
“Se tiene que analizarse a nivel local. México es uno de los países con más tiempo con las escuelas cerradas. Es una realidad que la salud es muy importante. Se tiene que analizar cada localidad, algunas estarán en semáforo verde, se requiere analizar si las escuelas tienen las condiciones. Se requiere mucho cuidado para salvaguardar el bienestar de los estudiantes y de los docentes y los planes de acuerdo a cada contexto”, destacó.
Rodolfo Cruz Vadillo, investigador de la Facultad de Educación de la Upaep, explicó que, en algunas escuelas, algunos espacios se podrán ocupar si se decide un regreso paulatino a las escuelas; sin embargo, existirán áreas cerradas que no es conveniente abrirlas dentro de los planteles.
“Hay espacios en los que sí es posible que se realicen algunas actividades y otros lugares en donde no. De repente, con este virus, como no tiene cara, no sabemos si una persona lo porta. Esto implica una fácil vía de contagio. Tenemos que pensar en algunas actividades como la activación física, pero en determinados espacios. Tenemos que ser muy cuidadosos”, apuntó.
Reconoció que existen algunos procesos educativos se requieren de prácticas en laboratorios que no se suplen con vivencias virtuales; sin embargo, lo principal, antes del regreso a clases presenciales o a ocupar determinados espacios, es garantizar la salud de todos los integrantes de las comunidades educativas.
“La salud está por encima de otras necesidades, aunque hay necesidad formativa en laboratorios que no se suple con el discurso del profesor o una serie de estrategias o el uso de tecnología. Lo primero es la salud y si no se dan las condiciones, se podría presentar una tormenta y se volverá al cierre. Me parece que todo depende de la situación del nivel de contagios”, destacó.
Resaltó que, en particular, los planteles de educación públicas, presentaban diferentes carencias antes del inicio de la pandemia del covid-19, los cuales deben resolverse para garantizar la aplicación de medidas sanitarias.
“Antes de la pandemia, hay escuelas que no tenían ni agua potable ni luz. Si los salones son poco ventilados o muy pequeños, entonces, se tiene que trabajar en ello. Ahora, no sabemos el abandono que se tiene en las escuelas”, apuntó.
Al mismo tiempo, Giovanni Chávez Mel, profesor de la Facultad de Educación, destacó que, en algunos municipios, con un bajo nivel de contagios, se podría considerar que abran las escuelas a partir de programas piloto en los que se vigile que se cumplan con las medidas sanitarias.
“Se requiere un análisis municipio por municipio. Establecer una estrategia lineal sería un error para el regreso a clases presenciales”, explicó el especialista en procesos educativos.
mpl