Comunidad

Entregan estímulos a ganadores de la convocatoria de Tesoros Humanos Vivos

La Secretaría de Cultura reconoció a cinco poblanos, quienes recibieron un diploma y un cheque por 60 mil pesos

La Secretaría de Cultura en la entidad llevó a cabo la entrega de estímulos de la convocatoria de Tesoros Humanos Vivos a los poblanos Josefina Amable Osollo, Ernesto Flores Hernández, Norberto Huerta Lezama, Hilario Pinzón Flores y Raymundo Pérez Mendoza. Todos ellos recibieron un diploma y un cheque por 60 mil pesos como un reconocimiento por su aportación para preservar las culturas y tradiciones de su respectiva comunidad.

En el caso de Josefina Amable fue un homenaje póstumo. En su representación estuvo presente su hija, María Luisa Acatlán Amable, quien como su madre y abuela, ejerce la especialidad de partera curandera.

“Soy la tercera generación. Mi abuelita, que en paz descanse, era partera; mi mamá, que en paz descanse, era partera también. Agarré el ritmo de ellas, como trabajaban y así fui aprendiendo, como andaba detrás de ellas y así me crié, aprendí muchas cosas con ellas. Cómo llevar un control prenatal, cómo atender un parto, cómo curar un niño, todo eso. Es lo que estoy haciendo”, explicó.

Doña Josefina llegó a los 71 años de edad. Fue una mujer originaria de Taltzintan Ayotzinapan, Tzinacapan, Cuetzalan del Progreso, que ejerció como partera tradicional casi durante 50 años, en los que acompañó a mujeres de la comunidad en su trabajo de parto.

Estiman que atendió aproximadamente a mil bebés. En un principio atendía en los domicilios particulares de los pacientes y algunos en su domicilio, con el paso del tiempo y por cuestiones de salud los canalizaba al hospital.

Ella siempre desempeñó su trabajo de acuerdo a las costumbres y tradiciones del pueblo maseual. Se inició como partera debido a que en su comunidad no había acceso a clínicas ni hospitales, y los únicos que existían cobraban muy caro, por esa razón se vio en la necesidad de enseñarse a atender a otras mujeres.

Desde joven aprendió viendo a las mujeres mayores que atendían partos. Posteriormente comenzó a ejercer y con el paso del tiempo la empezaron a buscar, incluso personas de otras comunidades.

Doña Josefina no aprendió a leer ni escribir. Fue por eso motivo que comenzó a llevar a su hija cuando tenía aproximadamente 12 años para que le ayudara a llevar el control de sus pacientes y al mismo tiempo le enseñó su labor. “Tengo 32 años ejerciendo mi labor como partera, mi mamá llevaba más de 40 años”, comentó.

Indicó que esta práctica todavía se sigue empleando en su localidad. “Los pacientes nos buscan a nosotros y nosotros los referimos con los médicos”.

Informó que en un mes llega a atender hasta seis partos. “Dependiendo los riesgos que traen las señoras, hay algunas que son referencias. Por ejemplo, atiendo dos partos y cuatro referencias”.

Precisó que en las referencias se valora si son menores o mayores de edad. “Se ven los riesgos que tienen las personas”.

Dio a conocer que sí existen personas interesadas en aprender. “Allá en mi comunidad hay chicas que son estudiantes y que se acercan conmigo porque les interesa aprender”.

Recordó que tuvo un grupo de 30 personas a las que estaba capacitando, lo que le motivó a iniciar las gestiones para abrir una escuela de partería, “pero no lo he podido lograr por falta de recursos”.

Apuntó que además de los materiales, se requieren recursos para darles de comer. “Los materiales es lo que (más) cuesta”.

Aseguró que en unos cuatro meses podría quedar capacitada una persona interesada en aprender. “Si le echan ganas en unos tres o cuatro meses estarían calificados. Si los llevo a lo que tengo que hacer, voy a atender un parto y los invito y van a observar aprenden más y más rápido”.

Destacó que ella no se “cierra para enseñar como antes las abuelitas que no querían enseñar. Les explico lo que me explico mi abuelita, que en paz descanse, y mi mamá, y otras compañeras que ya no viven también, de las que también aprendí algo”.

A pesar de que a sus dos hijas no les interesa este oficio, María Luisa las lleva consigo. “Las jalo para que vean. Las estoy involucrando a ver si le echan ganas”.

En el evento, encabezado por el secretario de Cultura, Sergio Vergara Berdejo, se reconoció el desempeño de Ernesto Flores, quien en el municipio de San Jerónimo Xayacatlán por más de 70 años ha expresado la cultura de la región mixteca a través de su violín.

En tanto, Norberto Huerta, de Zapotitlán Salinas, fue reconocido por conservar la práctica de la producción de sal con los métodos prehispánicos; Hilario Pinzón por todo el trabajo que ha realizado por muchos años en la promoción de la cultura, las tradiciones y el folklore de Tochimilco.

Raymundo Pérez es un artesano distinguido por su trabajo y desempeño en la fabricación de objetos como las ceras escamadas utilizadas en las festividades en honor a los muertos, una práctica arraigada a las creencias de la región de Huaquechula.

CHM

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