Ante los problemas generados por la pandemia de la covid-19 y el confinamiento, 29 por ciento de los padres y madres de familia reconocen que se enojan con mayor facilidad o que es más enojón o enojona, es decir, cambió su nivel de irritabilidad; además, la mayoría, cuando se encuentra en un momento de enojo, ejerce violencia.
De acuerdo con la investigación “Enojo excesivo y violencia familiar” desarrollada por un equipo de académicos y estudiantes de la Universidad Iberoamericana Puebla, la violencia se ejerce principalmente entre parejas, aunque hay matices.
El estudio muestra que padres y madres de familia se gritan, insultan, dejan de hablar o destruyen sus cosas; también son los más propensos a abandonar la casa de forma brusca en medio de un clima de malestar.
En contraste, el estudio destaca que, en medio de la pandemia de la covid-19, a los hijos se les amenaza más que a la pareja: las madres regañan a hijas e hijos por igual, mientras que los padres reprenden a los chicos más que a las chicas.
“Si bien cuatro de cada diez encuestados asegura que sus índices de irritabilidad no cambiaron durante la pandemia, el 29 por ciento se asumió más enojón desde el enclaustro por el coronavirus. En contraste, el 37 por ciento se considera poco enojón y el 28 por ciento se define como alguien enojón”, revela el análisis.
El proyecto que se desarrolló durante el periodo escolar Verano 2022 con apoyo del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Puebla (Concytep) consistió en identificar los patrones de conducta en las familias poblanas, para ello, se entrevistó de manera virtual a 665 padres y madres de familia, quienes respondieron un cuestionario y tuvieron un espacio de expresión libre para proponer soluciones a las fricciones hogareñas. En retribución, el equipo de la Ibero Puebla ofreció talleres centrados en ejercicios de respiración para la vuelta a la tranquilidad.
Casi la totalidad de los padres y madres de familia reconocieron que ejercieron violencia al enojarse durante el último año: 96.5 por ciento de mujeres contra 95.6 por ciento de hombres. De igual manera, ellas reconocieron haber agredido físicamente a otro integrante de su familia con mayor frecuencia que ellos, 37 por ciento contra 24 por ciento.
Raúl Alcázar Olán, coordinador del proyecto de investigación, destacó que, en general, las personas que se autovaloran como propensas a enojarse con facilidad son igualmente más proclives a ejercer violencia que aquellas que manejan mejor su enojo.
“Mientras que nueve de cada diez tendientes al enojo le han gritado a algún familiar, solo el 57 por ciento de los que son poco propensos lo han hecho”, comentó.
Ante los resultados detectados, el equipo de investigación de la Ibero Puebla elaboró una propuesta de política pública basada en tres acciones: reducir los índices de violencia familiar a través de la prevención; hacer conciencia en la población sobre el enojo como problemática social, y aumentar la participación de la sociedad civil en la lucha contra la violencia familiar.
“Sobre las políticas ya existentes, se propone evaluar el impacto de los programas sociales. El problema no solo depende de crear sanciones más fuertes o nuevas leyes, sino que los esfuerzos deben dirigirse a ver qué funciona y qué no”, explicó Alcázar Olán.
La investigación concluye con una serie de actividades para el manejo del enojo, mismas que incluyen la revisión de las violencias en hombres y mujeres, la elaboración de un diario de emociones para la introspección y la capacitación con base en políticas paritarias.
CHM