El pasado 7 de febrero cambió la vida de Martha Solís Reyes; su sonrisa se volvió llanto, sus pensamientos ahora navegan hacia lo profundo de su ser donde el dolor es agobiante, asfixiante y en el que naufragan más preguntas que respuestas porque, a casi cuatro meses de haber hallado a su hijo golpeado, aún no sabe quién o quiénes fueron los responsables.
"¿Qué le pasó a mi hijo?", se pregunta cada mañana y vuelve a su cabeza la escena en la que su hijo, el más pequeño y con el sueño de ser un gran violinista, se hallaba boca abajo, golpeado, ensangrentado y con signos vitales débiles, "¡es algo que no se explica, que no se puede comprender, quién le haría algo así a mi hijo, siendo que era un joven tranquilo y lleno de sueños!", explica la madre con la resignación en su alma después de la muerte de Fernando Daniel Solís, quien tenía tan solo 20 años.
El 7 de febrero de 2021, después de que ese día, ni el día anterior había contestado las llamadas, fue a buscarlo a Real del Monte, en donde rentaba un cuarto en la calle Leandro Valle #63, en el Barrio San Luis y cuando llegó, no encontró a Fernando, "y pensé que estaba trabajando".
Fue así como se dirigió con el dueño del lugar quien accedió a darle unas llaves y fue acompañada por el hijo de éste, así que abrieron la puerta del cuarto y la vida se le volcó en un segundo al ver a Fernando sobre el suelo, boca abajo y golpeado.
"Necesitamos la ayuda de las personas para saber qué le pasó. He hablado con sus compañeros y amigos, quienes me dicen que no tenía problemas, tampoco participó en ningún pleito, todo es muy raro y fue por eso que empezamos a repartir volantes en Real del Monte.
"Encontrarlo así fue algo muy difícil", hace una pausa, respira y continúa este pasaje que no puede olvidar. "Aún tenía signos vitales, estaba tirado y empecé a gritar para que le hablaran a una ambulancia, porque yo ni supe dónde había quedado mi celular, tampoco mi bolsa, así que le dije asl dueño, me negó la ayuda y solo contestó: 'Háblele usted!", recuerda.
Ante esta negativa, continuó a llamar al 911, y entre preguntas repetitivas de "¿qué tiene?" y "¿qué le pasó?", Martha contesta "no sé, pero mande una ambulancia", y entre la desesperación de no recibir apoyo inmediato, su esposo corrió a la presidencia municipal, lograron conseguir el transporte.
"Me tranquilicé para no asustarlo y mientras lo subían a la ambulancia, comencé a repetirle lo mucho que lo amaba, que quién le había hecho eso", sin soportar el dolor, el llanto viene desde el fondo de Martha.
Minutos después, continúa el relato. "Llegó la ambulancia y lo llevamos a una clínica, pero no lo atendieron por la gravedad, así que decidimos irnos al centro de salud, pero enseguida murió", el llanto y el dolor regresan, Martha se siente rota "y más cuando no hay respuestas".
Y es que señala, el dueño del lugar donde rentaba Fernando les puso trabas, "porque regresamos con el agente y los peritos, no nos abrieron la puerta, fue inaccesible para ayudar a resolver esta situación.
"Las autoridades me dicen que se está investigando, pero tienen que tener reserva con la información, porque son muchas cosas que se tienen que investigar pero me han dicho que es un proceso largo y solo puedo ayudar para que se esclarezca la muerte, la muerte de mi hijo.
"Hay cosas que me parecen que las pasaron por alto, como el no haber acordonado el área, solo pude recoger sus pertenencias, no fue un robo, porque sus cosas estaban ahí, completas", relata.
En esta desesperación, Martha y su familia se han dedicado a colocar volantes para saber si alguien tiene mayor información y esclarecer la muerte de Fernando, el joven estudiante del Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), quien tocaba el violín en las calles del Pueblo Mágico para obtener dinero y seguir pagando la renta de un cuarto que, como cientos, no está regularizado.
"Solo pido justicia; la gente lo recuerda ahí, en Real del Monte, y solo quiero saber qué le pasó a mi hijo y solo pido ayuda, ayuda de la gente.
"No le deseo a ninguna madre esto, por eso les digo que estén informados donde viven porque ellos, como jóvenes, toman la vida sin saber que hay peligro, y si les pido a las autoridades que haya vigilancia donde haya muchos estudiantes y que regulen estos lugares de renta porque espero y deseo que no haya una muerte más de una o un joven", concluye, para volver a sentir dolor que se convierte en esperanza para saber qué le pasó a Fernando y encontrar a los culpables.