Julio Hernández Gutiérrez es uno de los dos últimos artesanos de papel picado en el municipio de Metepec, en el Estado de México. El segundo es su hijo, a quien transmitió este oficio y que sirve para ser el sostén de sus familias.
Desde hace 40 años está en el oficio que aprendió en uno de sus viajes a Puebla, de donde es originaria la práctica, sin embargo, ha logrado mantenerla en el centro de la entidad mexiquense.
Sus obras son adquiridas como adorno en distintas fechas, como son los días de la Independencia o de Muertos, aunque también pueden adecuarse a celebraciones como bautizos,bodas, celebraciones, cumpleaños y crear un diseño totalmente original.
“Algunos -diseños- ya los tenemos de años, pero en esta vez que improvisar porque no todos los clientes llegan a pedir lo mismo, hay quién nos piden un logotipo ‘que quiero que me lo hagas con mi nombre’ y entonces hay que improvisar y hay para todo evento”.
Su trabajo es desarrollado en un taller en el que cuenta con todo lo necesario. En principio hay una base de madera en el que habrá de colocar las hojas de papel ordenadas por tamaño y color, posteriormente las engrapa a la misma para que estén fijas y elije los cinceles con los que trabajará, todos ellos de distintas medidas y con puntas rectas o curvas para que el diseño tome la forma que da el artista.
Posteriormente prepara el diseño que le servirá de molde, lo traza con ayuda de un bolígrafo y comienza a martillar sobre los cinceles para dar forma los diseños, ya sean de encargo o de temporada.

Para ello, utiliza hojas de papel china, sencillas, dobles, de plástico e incluso han trabajado en materiales, como la plata que le han llevado a imprimir su arte y llevarlo a otras partes del mundo.
“De hecho uno de mis hijos es el que más está pegado al picado, incluso el ha llegado a salir ya varias veces al extranjero, él ha ido a Suiza, a China, a Canadá a mostrar su obra, aquí en México me en varias partes ha salido a dar seminarios”.
Hombre contra máquina
Para Sergio Alejandro Hernández Martínez, artesano mexiquense que desarrolló la técnica papel picado en la entidad mexiquense, el oficio se va perdiendo, ya que bien reconoce que se trata de una artesanía nativa del estado de Puebla, específicamente de San Salvador Huixcolotla, las máquinas han ganado terreno por la velocidad y cantidad de producción.
“Hoy en día es muy fácil ver que en los centros comerciales, que se vende está hecho en un 90% a máquina y en un 10% que todavía conservamos las técnicas originales, le estamos batallando un poquito más porque la máquina corta 50 hojas en un minuto y nosotros nos tenemos que tardar unas 4 o 5 horas, entonces el proceso es más largo”.
Además del cincel y el martillo, Sergio domina otras técnicas de picado extranjeras que incluyen el recortado y el cúter, una de oriente y otra de Europa, ambas fuera de lo tradicional y que les da la posibilidad de ofrecer productos únicos.

A pesar de que cuentan con este reto, aseguran que sus figuras son únicas y que los clientes prefieren pagar por un diseño personalizado. “El mercado que tenemos nos da esa amplitud de decir ‘yo prefiero pagar un poquito más´, pero eso es una técnica, y o estoy comprando una artesanía 100 por ciento hecha a mano”.
En esta temporada, padre e hijo son llamados para elaborar las series de papeles que habrán de adornar las ofrendas y hogares con motivo del Día de Muertos.
HCM